sábado, 16 de marzo de 2013

Laberinto de fortuna


Medardo Fraile
Palencia, Menos cuarto, 212, págs. 273

Llegada la noticia de la reciente muerte de Medardo Fraile (Madrid 1925 - Glasgow 2013), merece la pena la reseña sobre su única novela. Y es que, Fraile, perteneció a un grupo de escritores, denominados entre otros títulos con el de generación de los "niños de la guerra", de la que era hasta ahora, uno de los pocos supervivientes.
Aunque conocido por sus cuentos principalmente, tiene una abundante producción literaria en ensayos, artículos y crítica, ya que no hay que olvidar que es profesor de la Universidad de Glasgow
            Laberinto de fortuna es su única novela, escrita en 1982 y como él mismo explica en la nota que precede al relato, no consiguió ganar ninguno de los dos conocidos premios a los que se presentó (uno era el Nadal). Fue editada de un modo nefasto en 1986, sin pena ni gozo, olvidada y reeditada en Venezuela en 2008. Ahora, por fin, se vuelve a dar a conocer en España en una edición digna.
            La novela tiene un tema, la infancia y, un protagonista, Manuel. El niño rubio y querido por todos, está muy bien retratado tanto en lo físico y ornamental, como en el espíritu, en su mundo interior, en su inocencia. Es un niño de clase media baja, de la época: con una vida dura, pero regalada, sumiso, pero con soberbia infantil, con reacciones ocurrentes y ganas de descubrir el mundo que le rodea; observa las cosas, las describe a su modo, toma partido, pero todo muy interiormente.
            Alrededor de Manuel, todo un mundo variopinto, de ricos, pero sobre todo de gente del pueblo, de arriba y de abajo y que va desde la madre enferma y postrada habitualmente en cama, al padre, bueno y pulcramente vicioso, y luego una retahíla de familiares más o menos cercanos, y la señorona que no podía faltar, entre los que el niño siempre es el centro. Esta profusión de personajes dificulta el relato porque no es siempre fácil establecer la relación para identificarlos.
La acción transcurre en los inicios del siglo XX madrileño. La época la centra el célebre incendio del Teatro Novedades el domingo 23 de septiembre de 1928, del que se da noticia porque nuestros personajes tenían previsto ir ese día, aunque luego se truncó casualmente. Tiene una escena gloriosa y es la verbena en el Manzanares, que constituye un relato costumbrista de calidad. Y junto a estos episodios puntuales están las calles, los barrios, los tranvías, la vida vecinal, los personajes diarios que le transmiten encanto a la novela. Es una lectura agradable, tranquilizadora que deja muy buen sabor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario