Palabra, Madrid 2013,
págs. 152
Traigo aquí la reseña de
este pequeño libro, casi cuento, de temática religiosa, porque tiene otra
lectura, válida para cualquier lector independientemente de sus creencias.
En una conversación con
el autor me manifestaba que no le costaba nada meterse en ninguna escena de los
relatos evangélicos o de la vida ordinaria e imaginarse todo lo que ocurría, o
“algo más” –añadía-, ya que comprendo muy bien el mundo imaginativo y creador
de los niños. Este libro es una muestra de ello.
El libro está escrito de
una forma sencilla, clara, positiva, atrayente, salpicada de humor. Sus
personajes son conocidos, populares, en este caso sacados de los evangelios y
protagonistas de la Pasión de Jesús; pero Monasterio se centra fundamentalmente
en su mundo interior y así se manifiesta su imaginación desbordante: igual hace
pensar y hablar al burro que utilizó Jesús para entrar en Jerusalén, como
relata el proceso interior entre Judas y Caifás sobre la venta y traición de
Cristo.
El núcleo del libro es la
conocida Semana Santa, centrándose en los misterios de la muerte de Jesús en la
Cruz, la cena Pascual, el prendimiento y la muerte y su Resurrección. Se
complemente con los primeros pasos de la Iglesia naciente.
Para muchos será poesía,
unos cuentos inventados a partir de unos personajes reales, para otros será
ocasión de plantearse con más seriedad algunos aspectos de su vida, al leer
entre líneas y ser invitado a reflexionar. Pero todos quedarán satisfechos por
la sencillez infantil de este libro.
Se complementa con unos
comentarios del mismo estilo aun himno clásico de la piedad cristiana
eucarística: el Adorote devote.
Enrique Monasterio ha
publicado El Belén que puso Dios, pequeño relato que ha alcanzado ya 14
ediciones y ha sido publicado a muchos idiomas, incluido el japonés. Aparte
tiene otros dos libros más publicados. Mantiene un blog: http://pensarporlibre.blogspot.com.es/,
con un número elevado de entradas
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