Aharon Appelfield
Galaxia
Gutenberg, Barcelona, 2018, 191 págs, TO: Katerina.
Trad Javier Escolar Isaza.
Aharon Appelfeld (1932-2018), nació
en la región ucraniana de Bukovina, de familia judía. Asistió a la invasión
nazi, al asesinato de su madre y su internamiento en el campo de Transnitria.
Logró huir del Campo y emigró a Israel en 1946, donde ha permanecido hasta su
muerte este mismo año. Su obra que ha empezado a ser publicada en España está
escrita en hebreo. Katerina fue publicada en 1989.
Katerina
es una cristiana ortodoxa rutena, que vive en una aldea de mala muerte y que al
morir su madre y su padre se junta a otra mujer, decide irse. La novela
comienza con su vuelta a la aldea, sesenta años después, y el relato
rememorativo de su dura y triste vida. En el pueblo vive la experiencia del
trato degradante y denigratorio que se tiene con los judíos, que llega hasta
asesinatos impunes. Este odio se plantea desde la perspectiva cristiana: los
judíos han matado a Cristo, son odiosos y poseen todos los vicios, hay que
tener mucho cuidado y no dejarse embaucar por ellos.
Katerina
se da a la bebida como todos los rutenos y en su huida de la aldea y después de
pasar los días y las noches entre las peores gentes y mendigos, en una continua
borrachera se encuentra con una mujer judía que se la lleva a su casa. En ese
hogar descubre a una familia judía observante y queda fascinada por sus
costumbres, sus fiestas, su orden y hasta por su idioma que acaba aprendiéndolo
perfectamente. Está feliz tanto con Rosa, la mujer, como Benjamín, el padre y
el niño. Pero llega el Pesaj y en esos casos, los rutenos salen a la calle a la
caza y al pillaje entre los judíos y asesinan al padre y a la madre.
Vuelve
a otra casa judía, su admiración por ellos continúa, aunque en este caso ya no
es una familia practicante, pero acaba por independizarse. Es maltratada de
nuevo por su fervor judío. Sorprendentemente no pierde su fe cristiana y su
candidez en todo este tiempo.
Con
la novela se quiere reflejar el antisemitismo creciente en parte de Europa en
el periodo de entreguerras, que es cruel, irracional y propia de una sociedad
degenerada e inculta. Pero la novela siendo dura, no deja mal sabor de boca,
porque prevalece la bondad de la amistad, hasta los momentos últimos de su
vida, la comprensión y el amor. Su lectura es fácil, en parte porque está muy
bien escrita, y en parte porque se sufre y se goza con la protagonista.
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