martes, 31 de diciembre de 2013

El legado de los huesos

Dolores Redondo
Destino, Barcelona, 2013. Págs. 549.


Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) ha inaugurado un nuevo género de novela donde se integran los elementos propios de la novela policiaca con la mitología navarra centrada en el Valle del Baztán.

La primera dificultad proviene de entender bien el sentido y el alcance de unos personajes mitológicos que resultarán absolutamente desconocidos y extraños a la gran mayoría de lectores y, aunque la escritora se esfuerce en explicarlos no acaban de ser convincentes ni claros, con el agravante de que son importante para poder entender el curso de los hechos.

Aunque es independiente de la primera novela, El guardián invisible, hay muchos datos en ésta que se dan por supuestos y pueden resultar oscuros para los que no la hayan leído. La inspectora Salazar vuelve a ser la protagonista absoluta del relato y las dos novelas, en las que se ve totalmente implicada su familia, dependen en buena parte de su historia personal, de su infancia. Muchos de esos datos se explican en El guardián invisible, por lo que de nuevo el lector se puede encontrar un poco perdido.

Los hechos narrados son muy complejos, pero en su conjunto, se dan varios asesinatos y los criminales reconocen su autoría sin ningún tipo de presión y con toda frialdad, pero una vez que se han declarado culpables acaban suicidándose y dejando una extraña palabra como mensaje. A la vez se descubre que los cadáveres de las víctimas tienen un brazo mutilado desde el codo. Los hechos se van entrelazando con otros asesinatos relatados en la novela anterior, y después de avanzar bastante la novela se va estableciendo la relación entre todos y el descubrimiento de un asesino muy peculiar. Eso sí, recurriendo a la iluminación de un personaje muy curioso, el inspector Dupree de Nueva Orleans, que la inspectora conoció en su entrenamiento con el FBI en Quantico, pero que además aquí desaparece sin dejar ni rastro.

La primera novela sorprendió por su originalidad, pero aquí se ha rizado demasiado el rizo y cansa en muchos momentos, independientemente de lo que ya se ha apuntado: es exhaustiva la referencia al mal tiempo de Elizondo y el Valle del Baztán, con descripciones largas, directas y con mucho calificativo; es una concesión a la galería el acoso, aunque gentil, del juez a la inspectora que desvía la atención; tampoco tiene sentido el giño obsesivo que hace a su propia maternidad, aunque sea un elemento clave de su historia personal y que acabe en una situación melodramática. Menos sentido tiene todavía, el hacer comparecer a la Iglesia Católica de una forma ridícula y a un personaje siniestro, el Padre Sarasola, sacerdote y psiquiatra y miembro de una institución que tiene una clínica en la ciudad de Pamplona y que hace que se involucren de una manera absurda en la investigación.


¿Qué ha pasado de una novela a otra? No lo sé, pero es frecuente en muchos escritores que se encuentran con una buena fórmula, quieran estirarla indefinidamente como las series de televisión por temporadas. Ahora solo falta esperar a la tercera y última novela para ver si se recupera, por lo menos literariamente. Para acabar el número de páginas es excesivo y la lectura se hace farragosa, cansa y aburre y poco a poco va naciendo en el lector el deseo de saltarse esos larguísimos párrafos descriptivos y reencontrar el desarrollo del relato y el desenlace final.

domingo, 29 de diciembre de 2013

La promesa de Kamil Modrácek

Jirí Kratochvil
Impedimenta, Madrid, 2013, Págs. 308. TO: Slib. Trad. Elena Buixderas

Jiří Kratochvil (Brno, República Checa, 1940) nos presenta una novela de calidad, en la que es difícil entrar y hacerse cargo de la línea del relato, pero que poco a poco va cobrando interés y una vez que se descubre su mecánica narrativa cautiva al lector y se descubre una novela culta, profunda y llena de un peculiar irónico humor dentro de la situación dramática que relata.

La acción transcurre en Brno, la ciudad natal del autor, que conoce bien, y en los años cincuenta del siglo XX, bajo el régimen estalinista. En una primera parte se van mostrando los actores desde diversos ángulos. El fundamental y casi predominante, es Kamil Modrácek, arquitecto que con la situación del régimen se ha visto obligado a aceptar un empleo público y diseñar edificios de mal gusto pero que son los que desean los comunistas en el poder. Durante la ocupación nazi construyó una célebre casa en forma de cruz gamada para el jefe de la Gestapo; esto le sirvió para sacar a su hermana de la cárcel acusada de ser antinazi. Al acabar la guerra y ser dominados por los estalinistas esta misma hermana es sospechosa de ser anticomunista. Kamil tiene que pasar por unos absurdos e interminables interrogatorios periódicos con el teniente de la policía secreta Laska, que es el prototipo de guardianes del régimen. Toda la novela va a girar en torno a los tres, y el resto de los personajes, que tampoco son abundantes, permanecen en un segundo plano.

Su hermana, pintora cotizada, con la que está estrechamente unido, es acusada de colaborar con enemigos del régimen y de que sus obras pictóricas son alusivas e insultantes al Estado, y un buen día desaparece. Kamil tiene que enfrentarse a una maquinaria burocrática absurda para intentar descubrir donde la tienen y cuál es la acusación, pero cuando le parece que ya lo ha conseguido, le comunican que ha aparecido muerta en su celda, supuestamente es un suicidio, y ni siquiera le dejan ver el cadáver, solo se lo entregan para que la entierre.

No tiene ninguna duda de que es obra de Laska y organiza la venganza. Aquí comienza una parte que enriquece la originalidad general de la novela con la irrupción de Nabokov, amigo de su padre y del que tiene un escrito, del que va a sacar el modo de vengarse. Mejor no decir nada de esta parte y dejarla para la lectura, porque en ella el lector va a descubrir una segunda novela.

Un excelente relato, culto y no siempre asequible. La descripción, aparentemente periférica, del ambiente social del estalinismo y de su modo opresivo de tratar al indefenso ciudadano está magistralmente pintada. No es fácil incluirla en ningún género: no es una novela social, ni policiaca, ni de denuncia…. Es peculiar.


Jiri Kratochvil destaca de entre los autores que irrumpieron en el panorama literario checo posterior a 1989, la llamada «era post-Kundera». Es conocido por su trilogía formada por «La novela del oso» (1990), «En mitad de la noche un canto» (1992) y «Avion» (1995). Ha recibido diversos premios literarios: Tom Stoppard (1991), Karel Kapek (PEN Club, 1998) y Jaroslav Seifert (1999), entre otros.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Selección de Lecturas.

 La siguiente selección de lecturas ha sido elaborada por ACE Prensa y, aunque se pueden hacer muchas selecciones, esta es inmejorable. Buena lectura. Feliz Navidad y Feliz Año

Robertson Davies, Espíritu festivo. Cuentos de fantasmas. El Massey College de la Universidad de Toronto se fundó en 1963. El novelista y profesor canadiense Robertson Davies (1913-1995) ejerció la docencia en sus aulas desde su inauguración. En la primera fiesta de Navidad de ese centro académico, ideó un cuento de fantasmas bromista que leyó ante la divertida concurrencia. Se instauró la tradición y Davies, hasta jubilarse, redactó todas las Navidades su historia de espectros risueña. Aunque con un destinatario específico, un lector culto de hoy puede figurarse los guiños domésticos y los alfilerazos irónicos: al coro, a personajes de la realeza, a miembros del claustro docente, la candidez de las modas volátiles o las veces que no funcionaba la calefacción… al propio escritor, que no se toma en serio a sí mismo. (Libros del Asteroide. 312 págs. 18,95 €.).

Vasili Grossman, Eterno reposo y otras narraciones. Tras la publicación de sus novelas, se publica una selección de relatos escritos entre 1953 y 1963, en la época en que Grossman ya era un scritor perseguido por el régimen y cuando estaba escribiendo Vida y destino, su obra maestra. Los relatos muestran la sumisión del destino individual a los proyectos políticos totalitarios, aunque el punto de vista no son los héroes sino las personas corrientes y bondadosas que sobreviven como pueden a las penosas circunstancias que les ha tocado vivir. Aunque es inevitable hablar de desigualdad cuando se reseña un libro de relatos, todos ellos abordan con libertad los grandes temas que obsesionan a Grossman: la libertad, la coherencia y el elogio de la vida cotidiana en un contexto contrario y difícil. (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. 252 págs. 18 €.).

Leonardo Padura, Herejes. Autor de una serie de novelas policiacas, Padura (La Habana, 1955) consiguió un gran éxito internacional con El hombre que amaba a los perros. Herejes tiene como protagonista al detective Mario Conde, quien debe resolver el misterio de un cuadro de Rembrandt que unos judíos vieron desaparecer cuando el transatlántico Saint Louis no recibió la autorización de atracar en Cuba con 900 judíos que huían del nazismo. En el puerto, esperando a sus padres, se encontraban el niño Daniel y su tío Joseph, que llevan viviendo una temporada en La Habana. La novela se centra en el cuadro y en el destino de estos personajes y sus descendientes, con incursiones en la Cuba actual. Novela ambiciosa, de estructura compleja, con algunos pasajes ácidos y amorales. Padura habla de historia, de judíos, de sueños de libertad, de la presión de los totalitarismos.... (Tusquets. 520 págs. 21 €.).

Julia Navarro, Dispara, yo ya estoy muerto. Los protagonistas son varias generaciones de árabes y judíos entre 1880 y 1948. No es una novela de tesis sobre el conflicto en Oriente Medio, que aparece como telón de fondo. El nacimiento del panarabismo, los asentamientos de judíos en la Palestina ocupada por los británicos, la formación de las milicias judías o la creación del estado de Israel, son el engarce de una historia de amistad, convivencia y tolerancia. Hay violencia puntual y detalles de tipo sexual, sin escabrosidades. La novela es poliédrica, como el conflicto en que se ambienta, tanto en situaciones y escenarios (París, Madrid, Varsovia, Moscú, Jerusalén, etc) como en personas. (Plaza & Janés. 912 págs. 22,90 €.).

Graeme Simsion, El Proyecto Esposa. Imagínense un profesor de Universidad, Don Tillman, cuarentón, que enseña genética, racionalista, metódico, nada sentimental... Idea por fin casarse, para lo cual elabora un nutrido cuestionario de exigencias y condiciones. Por error cree que Rosie es una de las candidatas. Pero ella es camarera y psicóloga y le angustia conocer quién es en realidad su padre biológico, porque solo conoce a su padrastro. Eso exige obtener muestras de ADN y examinarlas. Don se presta a ayudarla... El personaje de Don es hilarante y entrañable a la vez. Las peripecias, divertidas. El estilo chispeante y agudo. Es de esas novelas que se leen con gusto página tras página, porque el autor no pone nada que sobre y todo lo que escribe es jugoso. (Salamandra. 320 págs. 17 €.).

Alexander Lernet-Holenia, El estandarte. La novela más destacada de este importante escritor austriaco (1897-1976) aborda un tema muy sugestivo en la literatura centroeuropea: la caída del Imperio austro-húngaro. El autor centra toda la acción en plena primera guerra mundial, con un protagonista que se debate entre las obligaciones y tradiciones de su cargo militar y el amor romántico por una joven dama de la corte. La novela tiene intensos pasajes románticos y hasta góticos que se desarrollan en medio del fragor de la batalla, en un momento delicado para los intereses del Imperio, cuando las tropas empiezan a desintegrarse y los ideales imperiales sucumben por todos los lados. El joven Herbert Menis debe elegir entre su responsabilidad militar y un amor irracional. El trágico final de la guerra, sin embargo, transforma su mente y hasta sus ideales. (Libros del Asteroide. 334 págs. 19,95 €.).

Franz Kain, El camino al lago desierto. El autor (1922-1997) publicó este relato en 1974, para el que se inspiró en un personaje real, el nazi austriaco Ernst Kaltenbrunner, mano derecha de Himmler y condenado a muerte en los juicios de Núremberg. Kain se centra en un momento de la vida de Kaltenbrunner, cuando ya es inminente la derrota del Tercer Reich y como otros líderes nacionalsocialistas, decide huir a la región alpina de Salzkammergut para esperar que acabe la guerra y se olviden de él. El relato se centra en el mundo interior del protagonista. La disección que realiza de Kaltenbrunner resulta intensa, verosímil y muy lograda, pues refleja el nulo arrepentimiento de personajes que, como el protagonista, intentaron reincorporarse a su vida cotidiana como si la experiencia del nazismo no hubiese existido nunca.(Periférica. 104 págs. 15 €.).

John Fante, El vino de la juventud. Guionista en Hollywood y escritor con un tardío reconocimiento, John Fante (1909-1983) es el autor de Llenos de vida, una magnífica novela con muchos rasgos de la biografía de Fante. En ella hablaba con mucho sentido común y del humor de su matrimonio, la religión, el trabajo, su familia, sus orígenes italianos. En esta colección de relatos aparece una ambientación parecida. Transcurren en la década de los años 20 en Estados Unidos y están protagonizados por una familia muy humilde de emigrantes italianos. Los relatos están contados desde la perspectiva ingenua y entretenida del hijo mayor. En ellos, habla de sus padres, del colegio de monjas donde estudia, de sus vivencias como monaguillo, de su afición al béisbol, de trastadas infantiles... (Anagrama. 320 págs. 18,90 €.).

Mario Vargas Llosa, El héroe discreto. Un pequeño empresario de Piura sufre la extorsión por parte de una sociedad mafiosa; a mil kilómetros de allí, un multimillonario limeño planea una venganza contra sus dos hijos, un par de sinvergüenzas que amenazan con destruir la fortuna familiar. Estas dos historias discurren en paralelo y terminan por confluir de forma sorprendente. Vargas Llosa las maneja con la desenvoltura profesional que le caracteriza y consigue una novela con héroes en clave menor, menos sórdida y más luminosa que en otras ocasiones. El color local de Piura, ciudad amada por Vargas Llosa, y de los barrios elegantes de Lima son otros de los puntos fuertes de esta novela que se deja leer con agrado. (Alfaguara. 383 págs. 19,50 €.).

Louis Bromfield, La señora Parkington. Esta novela apareció en 1942. La narración alterna episodios del pasado que reconstruyen la historia de Susie —una camarera de quien se enamorará un potentado, Gus Parkington, y de las vicisitudes familiares y financieras y los altibajos de la ambición— con el presente, que se desarrolla en Manhattan, en la víspera de Navidad, no mucho después de la crisis de Wall Street de 1929, cuando Susie es la señora Parkington, matriarca de una dinastía millonaria que recibe y cura las heridas del deshonor, del desamor, la traición, la corrupción y la indignidad. La entereza de la anciana salvará de las crisis y sembrará la esperanza en una de sus descendientes, en la más joven. (Lumen. 432 págs. 19,90 €.).

Louis Auchincloss, Historias de Manhattan. Prolífico autor norteamericano, Historias de Manhattan es la tercera obra que se publica en los últimos años, tras las novelas La educación de Oscar Fairfax y El rector de Justin. Insiste Auchincloss (1917-2010) en el mundo narrativo que aparece una y otra vez en sus escritos: los claroscuros costumbristas de la alta sociedad neoyorquina, a la que el propio autor pertenecía. Gran observador, retrata ese microcosmos con verosimilitud e ironía. Por los diez relatos de este volumen desfilan abogados, financieros, herederos, decoradoras, ricos amateurs que dan forma a una historia coral de “un mundo compacto y propio, una ambientación de encanto antiguo”, como escribe Ignacio Peyró en el prólogo. (Elba. 296 págs. 22 €.).

Santiago Posteguillo, Circo Máximo. Segundo capítulo de la recuperación de la figura del emperador Trajano, iniciada con Los asesinos del emperador. Se vuelve a repetir la fórmula de novela coral, esta vez en torno a tres ejes principales: las guerras dacias (principios del siglo II, punto de máxima extensión imperial hacia Oriente), el juicio del auriga y la vestal que mantienen relaciones inapropiadas y las carreras de cuadrigas. Lo primero sirve para mostrar al Trajano gran gobernante; lo segundo, para zambullir al lector en la compleja red social del imperio, donde la religión tenía un papel muy diferente al que entendemos ahora; y lo tercero, para dar el toque de emoción y espectacularidad que atrae lectores. Posteguillo vuelve a mostrarse buen conocedor de la época y eficaz narrador, y consigue ser entretenido sin renunciar a una novela histórica de calidad. (Planeta. 1.200 págs. 22,90 €.).

Ruta Sepetys, Entre tonos de gris. Lina es una joven lituana  con grandes dotes para el dibujo. Cuando detienen a su padre por orden de Stalin, también arrestan a ella, a su madre y a su hermano pequeño. Hacinados en un tren de mercancías, son trasladados a un campo de trabajo en Siberia. La obsesión de Lina es hacer dibujos para hacerlos llegar donde piensa que se encuentra su padre. Una de las personas en las que puede apoyarse es Andrius, quien junto con su madre comparte su mismo destino. No se ahorran escenas duras de crueldad por parte de los soldados, ni momentos crudos de comportamientos zafios o egoístas, pero tampoco faltan muchos detalles de humanidad que sostienen la esperanza. (Maeva. 296 págs. 16,90 €.).

Joël Dicker, La verdad sobre el caso Harry Quebert. En 1975, Harry Quebert se desplaza a Aurora para escribir una novela y allí se enamora de Nola, una adorable adolescente. Pocos meses después ella desaparece. En 2008, Marcus Goldman, discípulo de Quebert, comienza a escribir un libro sobre la historia de amor de Quebert y Nola con el propósito de demostrar la inocencia de su maestro, pues en su jardín, muchos años después, han aparecido los restos de la chica. Aunque Quebert es el principal sospechoso, Goldman saca a la luz otras incómodas verdades que pueden alterar el resultado de la investigación. Buen ritmo, buena arquitectura y el socorrido ingrediente metaficcional son sus elementos más destacados. Como novela de misterio es corriente y falta de garra y como novela romántica es en ocasiones de mal gusto. El planteamiento inicial es bueno y en el final se multiplican las novedades, pero en el desarrollo Dicker divaga, repite y cansa. (Alfaguara. 660 págs. 22 €.).

Maggie O’Farrell, Instrucciones para una ola de calor. En el verano de 1976 una ola de calor se abate sobre Londres. Robert Riordan, ya jubilado, sale de casa para comprar el periódico. Pero esta vez no vuelve. Su mujer, Gretta, convoca a sus tres hijos, Michael, Monica, y Aoife, para que le ayuden en la búsqueda de su padre. La novela contiene cuatro tramas: las pesquisas para averiguar el paradero de Robert; la de Michael y sus intentos por salvar su matrimonio; la de Monica, que se siente rechazada por las hijas de su segundo marido; y la de Aoife, que duda sobre la conveniencia de irse a vivir con su novio... O´Farrell disecciona las actitudes de distintas generaciones sobre los mismos temas: el matrimonio, la maternidad, las relaciones prematrimoniales y la religión. (Salamandra. 313 págs. 18 €.).

Josep Pla, Viaje a pie. Recupera Ediciones 98 una obra menos conocida de Pla dedicada, como tantas otras, a contar algunos de sus viajes. En esta ocasión, está escrita al finalizar la Guerra Civil y cuenta en ella sus viajes a pie por su tierra, la comarca del Bajo Ampurdán. El texto está repleto de excelentes reflexiones sobre la vida, los viajes, la actualidad... desplegando esa filosofía del sentido común que es marca de la casa.”Mi finalidad –escribe Pla- es modesta: describir el país tal como es –tal como yo veo que es-, tratando siempre de hacerme lo menos pesado posible”. No transmite Pla una visión idílica de la vida en el campo. Aunque destaca muchos valores positivos, no oculta que la vida en los pueblos pequeños de aquellos años también podía resultar asfixiante. (Ediciones 98. 248 págs. 18,50 €.).

Jean Echenoz, 14. Como otras novelas recientes de Echenoz (Ravel, Correr y Relámpagos). 14 es una breve narración que quizá se pueda denominar novela. Se trata de una crónica incisiva, minimalista y literariamente eficaz sobre la Gran Guerra de 1914 al 1919, localizada en Francia y Bélgica, con una ficción añadida tan sencilla y escueta como la relación escrita de la historia real. La ficción del relato lo protagonizan cuatro jóvenes personajes de la misma quinta, amigos en una localidad de la Vandée, movilizados contra la invasión alemana. Una mujer a la que pretenden dos de ellos sirve también para estructurar la historia de amor, apenas insinuada. Echenoz es capaz de decir mucho en pocas líneas, y lo dice de manera clara, un poco irónica, dramática y tremenda, pero sin atrocidades, con elegancia. (Anagrama. 104 págs. 12,90 €.).

Henning Mankell, Huesos en el jardín. Novela que cierra la colección protagonizada por el inspector Kurt Wallander. Su origen fue una publicación sólo para Holanda, que con posterioridad la BBC eligió para filmarla y ahora Mankell ha decidido sumar como punto final a la serie. En realidad es una novela que ocupa menos de la mitad de páginas que las anteriores y quizá su contenido también se pueda considerar más simple, aunque bien desarrollado e interesante, como los demás. Aborda un asunto criminal sobre la aparición de un cadáver enterrado hace más de cincuenta años en el jardín de una casa que Wallander visita para valorar su compra, pues está pensando en cambiar de piso. La novela tiene un interesante posfacio cuyo contenido responde claramente a su título: “Cómo empezó, cómo acabó y lo que ocurrió entre tanto”, referido a Wallander. (Tusquets. 178 págs. 17 €.).

E. M. Delafield, Diario de una dama de provincias. “La vida de una esposa y madre es a veces agotadora”, escribe irónicamente la protagonista, una dama de provincias, madre de dos hijos, que vive en una casa de campo con un esposo que apenas hace caso a sus graves preocupaciones, una cocinera díscola y una refinada institutriz francesa. El libro es el diario de una sufrida ama de casa de la clase alta a inicios de la década de los treinta en Inglaterra. En su diario, la protagonista anota las vicisitudes del día, intentando así meter algo de distancia con esos hechos y juzgarlos de una manera más fría y desapasionada. El tono del diario es leve y ligero, sin grandes disquisiciones y escrito con un estilo directo y deliberadamente superficial. (Libros del Asteroide. 216 págs. 18,95 €.).

Pearl S. Buck, La buena tierra. La autora (1892-1973), premio Nobel de Literatura en 1938, vivió en China hasta los cuarenta años. La novela trata uno de sus temas más queridos: la vida de la gente del campo. Wang Lung es un campesino pobre que consigue irse abriendo paso en la vida hasta llegar a vivir como un nuevo rico. Sin embargo, su enriquecimiento conlleva un empobrecimiento personal que sufre en primer lugar su mujer. Buck conoce el ambiente rural en el que se desarrolla la acción y deja constancia de las motivaciones primarias, casi primitivas que mueven a sus habitantes. De la mano de Buck conocemos la estructura familiar milenaria china, donde el respeto a los mayores es norma. (Alianza. 416 págs. 10,90 €.).

Eugene Field, Los amores de un bibliómano. El coleccionista William, a sus setenta y dos años, soltero y aún enamorado de su biblioteca como el primer día, va esbozando en diecinueve estampas los deleites, aventuras y desventuras de un cazador y lector de libros. William disfruta de la “reconfortante desgracia” de una enfermedad incurable, cuyos únicos malos momentos vienen por las dificultades y la falta de dinero, ampliamente compensados por las inagotables felicidades de la persecución, la posesión y la lectura. Libro simpático y sencillo, apasionado y de humor blanco, liviano ensayismo sin grandes pretensiones literarias ni didácticas. Todo aderezado con curiosidades, rarezas, recuento de errores tipográficos, citas y poesías. (Periférica. 205 págs. 17,50 págs.).

Mircea Cartarescu, Las Bellas Extranjeras. Reúne este volumen tres relatos concebidos como reportajes que tienen al propio autor rumano como protagonista. Abandona Cartarescu aquí la prosa onírica y surrealista del resto de su obra para contar tres episodios de su accidentada vida como escritor. En el relato que lleva el mismo título que el libro, el mejor y más largo, revive el autor un viaje que hizo a Francia con otros escritores rumanos para participar en unas jornadas literarias. Cartarescu no sólo cuenta la kafkiana y a veces surrealista experiencia de esos días, sino que frecuentemente se remonta al pasado para explicar más cosas de su vida y de su relación con el resto de escritores rumanos invitados. El autor tiene una habilidad especial para sacar partido cómico a las situaciones que vive. (Impedimenta. 254 págs. 19,95 €.).

Paul Auster, Informe del interior. En Diario de invierno, abordaba Auster diferentes recuerdos de su vida, aunque anunciaba para un posterior libro la narración de su proceso de formación como escritor. De alguna manera, Informe del interior, responde a esta cuestión, aunque también vuelve otra vez sobre su vida y sobre su infancia. Habla de sus juegos infantiles, de los dibujos animados, de la relación con la naturaleza, del cine, de sus primeras lecturas, de la escuela, amigos, ilusiones, temores, miedos, de su entusiasta afición por el béisbol... También, de sus padres, del posterior divorcio y de su tangencial vinculación con el judaísmo. En la última parte, revive con las cartas que escribió a su prmer mujer sus años universitarios y su obsesiva y atormentada relación con la escritura. (Anagrama. 336 págs. 18,90 €.).

Rosemary Sutcliff, Una espada al atardecer. La autora explica que, de acuerdo con los datos de los historiadores, detrás de la leyenda artúrica no hay un caballero de armadura reluciente, ni Mesa Redonda, ni un Camelot, sino un jefe de guerra romano-britano del siglo V al que le pareció que valía la pena luchar por “los últimos destellos de la luz de la civilización cuando las tinieblas de la barbarie llegaron como una gran inundación”. Es él mismo quien la cuenta cuando, después de su última batalla, recuerda su pasado. Con poco más de veinte años, Artos, un joven muy alto y diestro, forma una Compañía de trescientos hombres para combatir a los Lobos del Mar, los invasores sajones. Su éxito creciente contrasta con las insatisfacciones personales. La narración es pausada y las descripciones magníficas. (Plataforma. 640 págs. 30 €.).

Petros Márkaris, Pan, Educación, Libertad. Esta obra cierra la trilogía de la crisis de este autor griego, de la que también forman parte Con el agua al cuello y Liquidación final. La acción transcurre en enero de 2014 y describe a ras de suelo la situación social, económica y política griega, con las bajadas de sueldo, manifestaciones continuas y unos indignados ciudadanos que ya no saben qué inventar para sobrevivir dignamente. En este ambiente aparecen tres asesinatos desconcertantes tanto para el comisario Jaritos como para el lector. Sin embargo, a medida que se avanza en la lectura se descubren los hilos ocultos y las coincidencias entre ellos. Y como telón de fondo, la caótica Atenas, con sus calles, sus avenidas y sus plazas que recorreremos bien en el coche patrulla o en el Seat del Comisario Jaritos. (Tusquets. 253 págs. 18 €.).

John Lanchester, Capital. La historia de varias personas que viven en Pepys Road, una calle londinense prestigiosa, sirve a Lanchester para ofrecer una ambiciosa omnivisión del moderno primer mundo. La capital británica personifica una sociedad materializada, hiperactiva y muy preocupada por el dinero. Pero en ese clima los hombres siguen teniendo que relacionarse entre ellos, y también están la enfermedad y la muerte, los sentimientos y los sueños y está el mestizaje de culturas con todos los problemas que conlleva. La novela cubre un año, 2008, y lo más interesante es el estudio social que lleva a cabo Lanchester, su aguda y perspicaz inteligencia, la comicidad de muchas situaciones, la facilidad con que lleva al lector a sacar conclusiones. (Anagrama. 597 págs. 24,90 €.).

James Herriot, Todas las criaturas grandes y pequeñas. Ambientado en los años 40, este entretenido libro cuenta las peripecias autobiográficas del propio autor durante sus inicios como veterinario rural en 1939, tras concluir en Glasgow sus estudios. El tono es sencillo y altamente positivo, y las anécdotas relacionadas con los diferentes animales a los que tiene que atender se unen a las consideraciones del autor sobre la vida rural en North Yorkshire, incluyendo siempre sentido del humor en sus valoraciones. La fórmula narrativa dio buen resultado y Herriot siguió contando en otros libros sus peripecias como veterinario rural que posteriormente, con mucho éxito, fueron llevadas al cine y la televisión. En la misma editorial se ha publicado la continuación, Todas las criaturas brillantes y hermosas. (Ediciones del Viento. 512 págs. 18,95 €.).

Eduardo Gallarza, El soviet de los vagos. El título responde al nombre del grupo juvenil de izquierdas de Henri Fevre, hoy respetable ingeniero que vuelve a Francia a recoger el legado de David Babbitt, científico con un alter ego de novelista. Esa es su tapadera, pues la verdadera misión es la encomendada por Tesla, el famoso científico rumano afincado en Estados Unidos: averiguar si Babitt había desarrollado un arma mortífera. La novela se desarrolla en Francia en 1934, aunque toda la investigación se fraguó en la década anterior, al final del armisticio. El periodo de entreguerras, la desconfianza hacia los comunistas, el poder del periodismo, los chantajes, la utilización de la administración pública en asuntos personales son algunos de los temas de esta novela sencilla y compleja a un tiempo. (Funambulista. 592 págs. 21 €.).

Gay Talese, El silencio del héroe. Alfaguara ha reeditado varios títulos del norteamericano Gay Talese, junto con Tom Wolfe, los máximos representantes del Nuevo Periodismo, género en el que se dan la mano los mecanismos de la ficción y la no ficción. El silencio del héroe recoge las colaboraciones periodísticas de Talese dedicadas al deporte. No se trata de las habituales y tópicas crónicas sino de unos reportajes que se basan en el lado humano de los deportistas. Talese escribe sobre boxeadores, jugadores de fútbol, baloncesto y béisbol y sobre muchos personajes secundarios de otros deportes, aproximándose a ellos desde una perspectiva insólita y muy poco convencional. En ocasiones, se detiene en sus vidas cuando ya han perdido el esplendor del triunfo o cuando transitan por ese territorio tan literario –pero no deportivo- como es el fracaso. (Alfaguara. 350 págs. 19,50 €.).

Marco Vivaldi, El caso del mayordomo asesinado. Pellegrino Artusi (1820-1911) fue un famoso cocinero italiano, enamorado de lo científico hasta en la elaboración de sus recetas gastronómicas. El italiano Malvaldi (Pisa, 1974) lo convierte en el protagonista de esta novela policiaca, escrita a imitación de los relatos de Sherlock Holmes y que tiene como personajes principales a eminentes representantes de la nobleza italiana empobrecida de finales del siglo XIX. Artusi, como Holmes, es un observador nato y sabe que hay siempre una explicación científica para lo que ha sucedido. Con los ingredientes clásicos del género policiaco, más un exquisito sentido del humor y una sobresaliente presencia de la gastronomía italiana, el resultado es esta novela a ratos costumbrista, con una agradable ironía y muy amena. (Destino. 206 págs. 17,90 €.).

El Caso Collini

Ferdinand Von Schirach
Salamandra, Barcelona 2013, Págs. 160, TO: Der Fall Collini, Trad: María José Diéz Pérez

Ferdinand Von Schirach (Munich 1964) ha conseguido en Alemania, en poco tiempo, con esta novela, un tremendo éxito de ventas y gran popularidad. Abogado penalista con mucha experiencia en la defensa de todo tipo de delincuentes (exceptuando pederastas y extremistas de derechas) ha aprovechado su saber profesional para trasladarlo a una novela magnífica. Ya antes había ensayado en dos libros de relatos cortos, Crímenes y Culpa, la temática penalista con gran éxito y preparando el camino para esta novela.

En la superficie es la historia del primer caso de un abogado, Caspar Leinen, que le ha tocado en suerte por el turno de oficio. El caso es de asesinato y la víctima un anciano indefenso de ochenta cinco años, magnate de las finanzas y empresario muy conocido. Aparentemente la defensa tiene poco que decir ya que el acusado, Fabrizio Collini, se ha declarado culpable y todas las pruebas están suficientemente claras, son evidencias.
Sin embargo las cosas van a complicarse cuando Leinen descubre que el anciano es el abuelo de su gran amigo de la infancia y de su gran amor y que el mismo le tenía un enorme afecto. Lógicamente se plantea no seguir con el caso, pero el abogado de la acusación particular, Mattinger, un sujeto famoso, prestigioso y muy honrado, le hace ver que debe seguir con el caso, ya que esa es su profesión y que no puede dejarse influir por las circunstancias ni sentimentalismos.

Cuando Leinen cree que el caso está ya perdido, repasando unas fotografías, descubre una perspectiva nueva para descubrir el móvil del asesino, que es la gran incógnita ya que Collini no quiere hablar de ello, es más, tampoco quiere que se le defienda, aunque valora el esfuerzo de Leinen. Y después de estos primeros momentos, en los que también intercala recuerdos de juventud, que, no solo son de compás, sino que son la ocasión para desarrollar su teoría sobre los abogados y los grandes bufetes y mostrar la importancia de un trabajo bien hecho y concienzudo, comienza una segunda parte de la novela ocupada en la investigación del pasado de la víctima y el asesino y del planteamiento de la defensa. Tenemos que introducirnos en el pasado histórico de Alemania y de la ocupación alemana de Génova: son páginas, muy duras, aunque estemos ya acostumbrados a relatos de la barbarie nazi. Sin embargo, lo más interesante es el descubrimiento de la fisura de la justicia alemana en estos casos, a partir de un determinado momento. De aquí va a nacer toda una reflexión implícita sobre la culpa y la venganza y en consecuencia sobre el mal. La política interviene en la justicia, desembocando en la injusticia, como sigue ocurriendo en los países donde la separación no está clara. Tuvo tanto fuerza el libro (parece ser un caso real) que poco tiempo después, en enero de 2012, se abrió una comisión de investigación del pasado nacionalsocialista en el Ministerio de Justicia de la República Federal.

Como he dicho al principio, es una magnífica novela, tiene un buen argumento y el desarrollo literariamente es impecable: frases cortas y muy expresivas, capacidad de describir y transmitir estados emocionales y una narración limpia y muy fácil de seguir con pasión. No hay saltos ilógicos ni preguntas en el aire: redonda. Es una lástima que haya algunas escenas sueltas muy sensuales que no son necesarias para el desarrollo de la novela, y que pueden resultar desagradables a muchos lectores.


jueves, 5 de septiembre de 2013

La segunda vida de Viola Wither

Stella Gibbons
Impedimenta, Madrid, 2013, Págs. 453. TO: Nightingale Wood. Trad: Laura Naranjo y Carmen Torres García.

Stella Gibbons (1902-1989) es ya muy conocida por su novela La hija de Robert Poste, que tanto
sorprendió, pero luego aparecieron otros títulos (Navidades en Cold Comfort Farm, Flora Poste y los artistas y Westwood) que han consolidado su valor literario, con historias bien construidas y con personajes sólidos y excelentemente descritos. Ahora volvemos a una novela con personajes femeninos, mezcla de romanticismo, ironía, humor fino y crítica, que es donde se encuentra a gusto la autora.
La protagonista es Viola, jovencísima viuda del hijo mayor de una familia de pequeños burgueses rurales y que decide irse a vivir con ellos, en parte porque no tiene familia ni dinero para vivir por su cuenta y en parte porque sus suegros consideran que es lo socialmente correcto. Se instala en The Eagles, la casa familiar de los Wither y se encuentra inmersa en una tediosa y cansina vida, con dos suegros aburridos y preocupados por el dinero y las apariencias y dos cuñadas, Madge y Tina, solteronas, mayores y con pocas perspectivas. Todavía hay más mujeres, una amiga de Viola, sus antiguas compañeros de trabajo, la prometida de Victor Spring y sobre todo Hetty, sobrina de los Spring, vecinos de los Wither, nuevos ricos y con un hijo casadero, Victor, añorado por todas las mujeres de los contornos y lógicamente por Viola. Cada una de estas mujeres es un tipo, una personalidad, una manera de ver la vida desde un prisma femenino variado y dispar.

 En una sociedad en la que todo parece tranquilo, con la llegada de Viola, se disparan los anhelos de sus cuñadas y se va a provocar un cambio absoluto en la vida de The Eagles, que quizá está simbólicamente representado en el incendio que sufrirá la casa. Lo mismo ocurrirá en la casa de los Spring.
Una vez más, Gibbons, crea un cuadro armonioso, donde poco a poco el movimiento va acelerándose y el lector participa de ello a través de las mujeres que son las que dominan toda la escena. A lo largo de la novela se van completando los itinerarios vitales de cada una con soluciones quizá entrevistas por el lector, pero desarrolladas de forma que no queda ningún cabo suelto.
Hay un fondo de exaltación de la mujer, de su independencia, un incipiente feminismo, propio de la época, pero defendiendo los modelos clásicos establecidos y sobre todo el matrimonio y la familia. A la vez es una novela romántica, cargada de ironía desde los mismos nombres de los personajes hasta la descripción de situaciones y fiestas.

Escrita en un lenguaje moderno, con una descripción sobria de los paisajes, realista, con diálogos ponderados que le dan un gran encanto. Aunque comienza con lentitud y puede hasta exasperar, va introduciendo poco a poco al lector en una narración que se va haciendo agradable e imprescindible, hasta llevarle al final con gusto.

domingo, 30 de junio de 2013

Estambul era un cuento

Mario Levi
Galaxia Gutenberg, Barcelona 2013. Págs 679,  TO: Istanbul bir Masaldi, Trad: Pablo Moreno

Esta es la primera obra que se publica en castellano de Mario Levi (Estambul 1957), novelista turco y profesor de literatura de la Universidad de Estambul. Aunque se considere turco de pies a cabeza, es descendiente de judíos sefardíes, a los que tiene gran admiración y muestra de ellos es que aprendió el ladino de labios de su abuela e hizo un viaje a España (Sefarad) para hacerse una idea más exacta del lugar de origen de sus ancestros. No es de extrañar que defienda que la lengua es la auténtica patria del hombre, ya que en el fondo la lengua y lo que transmite es lo que ha mantenido unido al pueblo judío en su larga y penosa historia a través de casi dos milenios.
            La novela es del género de las sagas familiares, en este caso una familia judía de Estambul, y recorre
el período de los primeros años de la República de Turquía, al final de la Primera Guerra Mundial hasta los años ochenta del siglo pasado, tras el golpe militar. Es muy rica en personajes, en total 47, que abarcan tres generaciones, de los que se puede tener una pequeña descripción, aunque confusa, en las primeras páginas con las que comienza el libro.
            Estambul, es el telón de fondo, pero un telón que destaca mucho y que envuelve a los personajes, ya que sus tradiciones, sus calles, sus costumbres, los elementos religiosos cobran vida en la narración y son absolutamente protagonistas, arrastrando al lector más allá de los personajes. Estambul es una ciudad mágica –vertical dirá el autor- en la que se mezcla occidente y oriente y donde cada cultura, desde la romana y el cristianismo hasta la otomana, han ido dejando sus estratos culturales, forjando una ciudad distinta y única. Con respecto a la comunidad judía, no hay que olvidar que a principios del siglo XX llegaron a ser unos 120.000, por lo tanto impregnaron también de sus costumbres y sus modos culturales y religiosos a está singular ciudad.

            El relato está construido a través de pequeñas historias relatadas con nostalgia, en las que a veces lo real y lo imaginado se confunden pero que gracias a ellas vamos haciéndonos con la realidad de los personajes. Este método complica la lectura y hay que pararse con frecuencia para no perderse y saber dónde estamos. Cada anécdota, cada pequeña historia tiene atractivo y contribuye a dar un colorido muy oriental al relato, pero, insisto, no facilita el hacerse con la situación narrada. Es una obra importante, y seguramente imprescindible tanto por las características del autor, como por la forma en que está relatada y sus contenidos, pero exige que al lector le apasione el tema, ya que si no es fácil que deserte.

jueves, 27 de junio de 2013

Un soplo de aire fresco

Don Winslow
Mondadori, Barcelona, 2013, Págs. 378. TO: A Cool Breeze on the Underground, Trad: Óscar Palmer Yañez

Desde Estados Unidos llega una nueva serie policiaca y nuevo investigador. El autor es muy leído en USA y su personaje es simpático y original, distanciándose mucho de otros investigadores o policías a los que estamos acostumbrados. Dado el auge de las novelas de este tipo, la mayor parte de las veces, una gran parte del reclamo lo constituye el protagonista y su singularidad. Winslow ha dado en el clavo con Neal Carey.

La novela originalmente es de 1991 y es el inicio de una serie de cinco, acabadas de publicar en 1996.

Un soplo de aire fresco comienza con la presentación del personaje. Neal Carey es un chiquillo de 11 años, que malvive con una mala madre en un mal barrio neoyorquino y que al intentar robarle la cartera a Joe Graham, se encuentra con el hombre que le va a ayudar a ser todo en la vida y al que pasará a llamar papá. Graham le instruye para convertirse en investigador privado, aunque un tanto especial. Toda la primera parte de la novela, divertida y agradable, es el proceso de instrucción al que se ve sometido Neal para convertirse en detective. Pero esto no es todo, va a hacer una carrera universitaria y se va a convertir en un espíritu exquisito, amante de la buena literatura y conocedor a fondo de ella, ahora bien, esto lleva consigo el ponerse al servicio de una pequeña empresa de resolución de casos especiales de la que también forma parte Graham.


La segunda parte de la novela transcurre en Londres a donde ha sido enviado Neal para recuperar a Alison Chase, la hija de un político que se ha echado a perder desde muy pequeña y que ahora ha escapado de casa y devolverla al hogar antes de las elecciones. Entramos en un submundo, el de la droga y el delito: el relato es sórdido, como no puede ser menos y da una idea muy exacta de la realidad. El protagonista haciendo gala de toda su profesionalidad consigue introducirse en el mundillo, engañar a todos y sobre todo lograr que no le engañen y no le borren del mapa y acabar el encargo con perfección. Hay todavía una tercera parte, remate de todo, que el lector tendrá que descubrirla y que es un buen cierre.


Estamos ante una buena novela y principalmente un personaje con el que le lector se identifica, porque es agradable, educado, y sabe comportarse y además resuelve bien el caso, sin estridencias o saltos de escritor que no sabe como acabar.

sábado, 22 de junio de 2013

Intemperie


Jesús Carrasco
Seix Barral. Barcelona, 2013, Págs. 224 págs.

Es la primera novela de Jesús Carrasco y ya ha demostrado dentro y fuera de nuestras fronteras su valía. En efecto, en la pasada Feria de Francfort, el libro fue vendido a un buen número de países. En la Feria del Libro de Madrid está siendo una de las grandes ventas. Es cierto que ha venido precedida de una buena campaña de marketing, pero en este caso lo que nos venden, merece la pena comprarlo: no nos engañan.

Esta corta novela está ambientada en un lugar no determinado, pero que bien puede ser algunos de los muchos parajes desérticos y áridos de Extremadura o Andalucía, pero siempre en el sur y en ambientes rurales y depauperados. Tampoco es fácil decir en qué momento transcurre la acción, pero podíamos situarla a mediados del siglo XX.

No sé sabe porqué un niño pequeño decide fugarse de su casa y de su pueblo, pero nos le encontramos desde el primer momento, aterrado, huyendo, pero decidido a lo que sea con tal de no volver a los espacios familiares. En la huida se topa con un cabrero que se va a convertir en su compañero. Al principio no se fía de él, pero en la huida aparece el temible alguacil, cuando el niño está ausente, y propina una soberana paliza al cabrero que le deja al borde de la muerte. Ya están definitivamente unidos.

Lo impresionante de la novela es que siendo la acción mínima, sin embargo, tiene un ritmo tremendo y el mismo paisaje, inhóspito y violento, contribuye a mantenernos en tensión; hay poco relato, pero mucha sugerencia y evocación. Los mismos personajes están en una nebulosa: el niño es frágil, el cabrero es enigmático; la relación entre ambos es muy especial ya que el niño desconfía y el cabrero no parece interesarse a fondo por el niño. Los dos se aceptan y los dos aceptan un destino tremendo, que no solo es el de la huida, sino la sequía, la falta de alimentos, la enfermedad, la ineptitud del niño. Y el lector no sabrá hasta el final el porqué de todo, aunque haya ido descubriendo la defensa cerrada de la dignidad de las personas por muy débiles y marginales que sean.

El autor en una entrevista nos habla de sus influencias: algunas novelas de Delibes (como Las ratas) para el escenario, la sobriedad narrativa del mexicano Juan Rulfo, la desnuda violencia de las novelas de Cormac McCarthy y hasta el imaginario del mundo de las películas de Hollywood, que le lleva a calificar la novela como un posible western español.


La escritura es sobria, esencial, en algunos momentos casi poética, y aunque tiene algunos bajones, donde opta por un estilo más rebuscado y barroco, el conjunto es óptimo. Sin duda una buena novela y una buena elección.

sábado, 18 de mayo de 2013

El despertar de la señorita Prim

Natalia Sanmartín Fenollera
Planeta, Barcelona, 2013, Págs. 345

En un momento en que son tan numerosas las novelas de todo tipo, es difícil distinguir lo que vale la pena, lo que aporta algo nuevo. Y esta es la gran noticia, esta novela, aporta algo nuevo, fresco, bello, distinto y sí merece la pena leerla. Ha aparecido sin ningún despliegue editorial, sin que la autora, por otra parte novel y desconocida, acompañe a los Medios en una gira o dé una copiosa comida con rueda de prensa incluida.
Natalia Sanmartin Fenollera es una periodista joven que ha publicado una novela-cuento cautivadora y llena de encanto. Es su primera novela y consigue a lo largo de 300 páginas, con una historia sencilla, plantear y responder cuestiones vitales y culturales que en la sociedad actual muchos tienen en la cabeza conscientemente y otros se las plantean, aunque nada más que sea superficialmente.
            Prudencia Prim, bibliotecaria cargada de títulos y paladín de la cultura moderna, está cansada de la vida que lleva y se presenta a una oferta de trabajo singular que consiste en ordenar una importante biblioteca particular, pero debiendo salvar el requisito de no poseer títulos. Se dirige a la entrevista en San Ireneo de Arnois, pueblo singular utópico y muy atractivo y allí se encuentra con el llamado “hombre del sillón”, experto en lenguas y con una cultura enciclopédica y profunda, que es el contratante. Paradójicamente es aceptada y se traslada a la casa. Pero la mansión también es singular: en ella viven unos niños, sobrinos huérfanos del “hombre del sillón” que son educados directamente por él sin ir a la escuela, pero dotados con unos amplios conocimientos del mundo clásico y con una cultura memorística impresionante. A partir de esta línea se desarrollan unos principios sobre la enseñanza y la educación, críticando sutilmente pero de modo eficaz los métodos actuales y sus pobres resultados. La señorita Prim
queda deslumbrada con ellos y se le plantean los primeros interrogantes. El resto de los habitantes del pueblo tienen una forma de pensar y actuar que también llenan de una perplejidad admirativa a Prudencia.
            Poco a poco se van tambaleando las posiciones intelectuales de la señorita Prim, la sencillez educada de los razonamientos puede más que su enrevesada soberbia intelectual. Las discusiones con el Señor del Sillón tienen interés no solo por los temas sino como maneja a su bibliotecaria con un fino conocimiento de la psicología femenina.
            Los grandes momentos transcurren junto a una mesita degustando un café, un te o un chocolate y unos excelentes pasteles o bizcochos, que son la manifestación simbólica de las vidas apacibles y gozosas de los habitantes de San Ireneo de Arnois.
            Todos los temas vitales tienen un lugar en la novela: la educación, el amor, el matrimonio, el feminismo, la religión, las virtudes olvidadas y son tratados sin empalagos, sin moralinas, con racionalidad y sentido común.
            Literariamente es un homenaje a la gran literatura inglesa del siglo XIX y XX y a los clásicos, escrita con un lenguaje cuidado, asequible y fluido. Agradable y relajante, es sin duda una gran apuesta como ha demostrado la gran cantidad de editoriales que se han interesado por ella.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Los recuerdos


David Foenkinos
Seix Barral, Barcelona, 2012, págs. 283. TO: Les souvenirs, Trad: Isabel González-Gallarza.

David Foenkinos (Paris 1974) se dio a conocer en España con La delicadeza (vid reseña en esta misma web), ahora, siguiendo una línea similar se publica otra novela suya, Los Recuerdos. Las dos tienen un sello intimista peculiar lleno de humanidad, que recuerda a una tertulia familiar de sobremesa.
Narrada en primera persona, cuenta la historia de un aprendiz de escritor, empleado en un hotel en el horario nocturno, un tanto desarraigado de sus padres con los que mantiene un trato distante, pero amigable. La muerte del abuelo paterno es el origen de toda la historia, ya que los hijos del difunto deciden ingresar a la viuda en una residencia de ancianos. El nieto arrepentido de la poca atención que ha prestado a su abuelo, decide acompañar a la anciana con frecuentes visitas. En esas visitas, marcadas por el dolor de la abuela que se encuentra desarraigada y que no entiende como sus hijos le han hecho esto, el nieto busca los medios para hacerla feliz y los recuerdos van aflorando poco a poco.
Cuando va distanciando las visitas se produce un hecho sorprendente, la anciana se ha fugado sin dejar rastro, engañando a su hijo y a su nieto. Comienza así una segunda parte con la búsqueda y el encuentro de la abuela en las tierras de su infancia donde ha ido a atrapar los recuerdos felices de aquellos años.
            El azar juega un papel importante, ya que el joven escritor encontrará el amor de su vida y con ella la felicidad. El final, sin embargo, es para el lector agridulce ya que tendrá que compartir lo dulce y lo amargo de las relaciones humanas.
            La novela plantea muchos interrogantes en torno a las ilusiones, los planes vitales, la monotonía, la vida matrimonial y sobre todo, el trato que se da a la vejez en la sociedad contemporánea, sabiendo incidir en profundidad, con frases cortas, casi sentencias, pero sin ningún tipo de moralina, sino con un gran sentido común y una visión humana llena de ternura.
            La narración tiene, como ocurrió en la anterior novela, el sello personal del autor, intercalando pequeños apuntes biográficos o anecdóticos de personajes variados, famosos o no que van apareciendo en la novela y que son como notas a pie de página o pequeños momentos de relax en un relato intenso y así van desfilando desde personajes célebres como Nietzsche o Scott Fitzgerald, hasta otros auténticos desconocidos.
            La lectura es sencilla, pero estimulante y positiva y sabe captar la atención sobre temas que aparentemente no tienen ningún interés. Es una novela para tener en cuenta.

jueves, 9 de mayo de 2013

La delicadeza

David Foenkinos
Seix Barral, Barcelona (2011) 218 págs. T.o: La délicatesse. Traducción: Isabel González Gallarza.

David Foenkino (París 1974), músico y licenciado en letras por la Sorbona nos ofrece su cuarto libro: La delicadeza, novela que ha sido repetidamente premiada en Francia y finalista de otros tantos premios.
Es la historia de Nathalie, una mujer singular, pero normal. Enamorada de François, se casa con él, pero a los siete años muera atropellado cuando hacía deporte. Fueron siete años muy felices a los que siguió un período negro, depresivo, para Nathalie, en el que no encuentraba sentido a nada ante la ausencia del ser querido. Parece que no va a tener fin, pero de nuevo aparecerá el amor, aunque de una forma diferente, desvanecido en el comienzo y luego intensamente. Esta vez es Markus, un sueco afincado en París, pero que detesta lo sueco y que forma parte del equipo de trabajo de Nathalie. El cuadro lo componen dos personajes más: Charles y Chloè, los personajes negros de la novela, frente al candor y delicadez de Nathalie y Markus.
Pero todo esto es lo externo, porque lo realmente valioso es la intimidad de estos personajes que se va desplegando en toda su riqueza y complejidad, mostrando la incoherencia que en mayor o menor grado hay en todos los hombres, las dudas, los temores, las incomprensiones, los malentendidos, etc.
Aunque a veces puede resultar sentimental, es solo en apariencia, ya que lo que quiere reflejar el libro es la tremenda lucha interior para domar los sentimientos, huir del dolor aniquilador en forma de remordimiento, perder el miedo a entregarse a otro y perderse a sí mismo y conquistar la excelencia. Tampoco faltan los sentimientos mezquinos, egoístas y torpes y la constatación del vacío que pueden engendrar en una vida cuando se vive únicamente para sí mismo. Hay palabras que se intercalan en el texto como delicadeza, ternura, sutileza, que marcan una forma de narrar que se ajusta mucho a ellas. También hay una idea de fondo: la necesidad de amar y ser amado y el miedo que todos tenemos a una felicidad demasiado perfecta, en la que el hombre se siente incómodo porque desconfía de ella porque no cree que se pueda dar y si se da se puede perder.

En la narración se intercalan frecuentes textos -unos cortos y otros más largos- desconcertantes, extravagantes, grotescos, que van desde el valor simbólico y real de los nombres a una receta del risotto de espárragos, que son como un toque de humos muy francés.

sábado, 4 de mayo de 2013

Bajo una estrella cruel


Heda Margolius Kovály
Una vida en Praga (1941-1968)
Libros del Asteroide, Barcelona 2013, TO: Under a Cruel Star. A Life in Prague 1941-1968. Trad. Luis Álvarez Mayo.

Memorias de Heda Bloch (Praga 1919-2010), escritas en 1973 y que comprenden un período de 27 años en los que sufre primero el terror nazi y luego el terror estalinista, en su ciudad de Praga la mayor parte del tiempo y además, soportando una terrible enfermedad.
De origen judío y de familia culta y acomodada, en la gran deportación judía de Praga de 1941 es llevada al gueto de Lodz, en Polonia y separada de su familia, a la que ya nunca más volverá a ver. Como ya estamos muy acostumbrados a relatos sobre el holocausto, estas primeras páginas pueden afectarnos menos, aunque están escritas con mucha fuerza y rebelan algunos datos menos conocidos, como la ignorancia de algunos de los que empleaban mano de obra de los campos, sin saber que es lo que estaba pasando realmente allí. Son páginas sobrias, escritas sin odio, pero muy realistas.
Logra escapar con otras amigas checas y llegar a Praga. Se abre ahora un relato intermedio, pero muy valioso, porque se describe con precisión la vuelta a una ciudad y a unas antiguas amistades, que le cierran todas las puertas por el miedo a los invasores nazis: “ahora buscaba un ser humano cuya humanidad fuera mayor que su miedo” y es que en estas situaciones tremendas sale lo mejor y también lo peor de cada uno: miedos, mentiras, promesas incumplidas, etc.
Se acaba la guerra, hay un golpe de estado en 1948 y llegamos al estalinismo. Esta es la parte más tremenda de la novela y la que ocupa una mayor parte. Heda se casa con Rudolf Margolius, que también es judío y ha estado en los campos, y con él tendrá un hijo, Iván que acabará siendo lo único que le quede en la vida.
Margolius es un idealista, que ve en el comunismo el remedio de todos los males y la forma de vivir
en libertad y prosperidad, Heda es más escéptica, pero acaba también afiliándose al partido. En 1952 ocupó el cargo de Secretario de Estado de Comercio Exterior, pero cayó en una de las primeras purgas, acusado de alta traición y ajusticiado. Heda e Iván sufrieron todo tipo de vejaciones injustas. En esta parte, la autora aprovecha para relatar los hechos, pero también para explayarse en consideraciones sobre el comunismo, la condición humana, los mismos checos, y es excelente. Narrada con claridad va pasando revista a los extremos a los qué puede llegar la condición humana, degradada, ignorada, en aras de un partido que es absoluto, omnipotente y que aplasta todo atisbo de libertad, de autonomía, de desviación. Las personas que viven en esas condiciones acaban de olvidar qué es la verdad, viven aterrorizadas y no son capaces de crecer en ninguna dirección.
Heda se casó con Pavel Kovály, y en 1963 obtuvo la rehabilitación de su marido. Acaban las memorias con la Primavera de Praga de 1968.
Al margen del horror de la narración se puede leer un canto de amor a Chequia, sus gentes y sus paisajes.
Aunque es estremecedora, está escrita con tanta delicadeza, pero sin huir del realismo, que se lee con mucho gusto y ayuda a esclarecer esta parte de la historia moderna europea que quizá ha quedado oscurecida por la locura nazi, pero que es tan tremenda como aquella.

miércoles, 1 de mayo de 2013

La novia sefardí

Éliette Abécassis
Esfera de los libros, Madrid (2011), 408 págs. 22 €. T.o: Sépharade. Traducción: Montse Roca.

            Si el lector se ha decidido por esta novela porque tiene curiosidad por el mundo sefardí, ha acertado plenamente ya que en ella se entra de lleno en la cultura, las tradiciones y la historia de esos miles de judíos españoles y sus descendientes que fueron expulsados de su patria en 1492. Su autora, Éliette Abécassis (Estrasburgo 1969) pertenece a una familia sefardí marroquí y creció en un ambiente muy practicante de religión y cultura judías. Es autora de un buen número de novelas casi todas de ambiente judío y representativa de una fresca literatura de la diáspora, equilibrada y asequible, sin caer en un sionismo salvaje.
El hilo conductor de la novela es la boda de Esther y Charles, ambos sefardíes nacidos en Estrasburgo, pero originarios de dos ciudades rivales de Marruecos. Entre las dos familias hay una relación de vecindad, pero nublada por menosprecios y equívocos. Toda familia sefardí es un fuerte núcleo, difícil de romper, porque la posesión de los padres hacia sus hijos es muy grande y se manifiesta de un modo especial en el momento de elegir marido o mujer, ya que aunque ahora no son organizadas por los padres, deben de contar con su beneplácito total y absoluto. Hay que casarse entre judíos y esto no es fácil, ya que no vale cualquiera.
Pero todo es un pretexto para ir más allá y hacer una historia fragmentaria y episódica del mundo sefardí, pasando revista desde los temas más banales y anecdóticos a otros más profundos y desconocidos como el antagonismo con los asquenazíes (judíos rusos y centroeuropeos) y el desprecio de estos. En el mismo origen y establecimiento del estado de Israel los sefardíes fueron relegados a los sitios peores y a las tareas más humillantes y no lograron superar esta posición sociológica hasta que no fue elegido un presidente sefardí.
El sefardí añora dos lugares: España (Sefarad) e Israel. En la novela se recrean los años de España, y se pasa revista a los procesos de la inquisición y los autos de fe, con una relativa precisión, los conversos forzados y los judíos ocultos (marranos).
Sorprendentes son las descripciones de la brujería y la magia tan frecuente entre ellos y la superstición del mal de ojo. Y más sorprendente todavía es la absoluta credulidad en estos mecanismos.
El sefardí cumple y ama unas tradiciones, que arrancan de la Biblia y que los identifica e individua como pueblo y les da una fuerza sorprendente, pero a la vez los sefardíes marroquíes han asimilado e incorporado la cultura y las costumbre de los bereberes entre los que han vivido, pero con los que no se han mezclado. Así ha ocurrido en todos los países donde han estado, por eso, a pesar de haber sido perseguidos constantemente han conservado su identidad, su raza, su orgullo y nadie ha podido exterminarlos, aunque muchos lo han pretendido. Ahora bien, en el fondo no es un pueblo creyente, más bien un pueblo ateo con unas fortísimas tradiciones de origen religioso.
El ritmo de la novela es desigual, pero mantiene la atención en base a una buena intriga, a pesar de que a veces se pierda el hilo conductor; a ello también contribuye la profusión de palabras judías y en este caso también árabes, tan normal en los escritores israelíes y de la diáspora.

martes, 30 de abril de 2013

De repente llaman a la puerta

Etgar Keret
Siruela, Madrid, 2013, Págs. 202, TO: Pit´om dfikà badelet (Suddenly a Knock on the Door). Trad. Ana
María Bejarano.


“De repente llaman a la puerta” es el título del primero de los 38 cuentos que da título a esta recopilación hecha por el autor, excelentemente traducidos, como ya es habitual por Ana María Bejarano.
Etgar Keret (Tel Aviv 1967) es un israelí, guionista, director de cine y profesor en la Universidad de Tel Aviv. Es un escritor diferente, tanto por la temática de sus obras ya que se ha alejado de los temas del holocausto, la independencia o el pacifismo, como por la forma de narrar; pertenece a esa nueva generación de escritores que han surgido junto a Joram Kaniuk y que representan lo más original de la literatura israelí actual.
Sus obras no son fáciles de leer, no son muy convencionales. Tanto “La chica sobre la nevera, Pizzeria Kamikaze y otros relatos” y el que estamos comentando, que acaban de ser publicados, están compuestos de relatos cortos, muy imaginativos y absurdos en su materialidad, impredecibles y originales. Muchos de los más prestigiosos índices literarios los han colocado en la lista de los mejores libros del 2012.
Se han afanado en buscarle fuentes de inspiración, pero nadie se pone de acuerdo y él mismo admite que la mayor influencia de su escritura ha sido su familia, donde coexisten tendencias políticas y sociales diversas y extremas. La verdad es que sin perder sus raíces orientales se enraíza con la novela centroeuropea y la americana de tendencia al absurdo y de crítica social.
Su escritura es contundente, aparentemente fácil de leer, pero que lleva a pensar. Nadie queda marginado de su poder de observación y de crítica y todo con ironía, sarcasmo y mucho cinismo. Los temas son variados, pero le interesan las relaciones humanas sobre todo y por ahí van discurriendo sus relatos: la importancia de la verdad, lo trascendente de nuestras decisiones, el matrimonio, la fidelidad, el desarraigo, el sexo. No hay nada que quede excluido. Quizá, el tema de la soledad en nuestra sociedad, la incomunicabilidad y la superficialidad e incoherencia de muchas vidas aparece de una manera o de otros en casi todos los relatos.
Es sin duda un escritor minoritario, pero imprescindible.

lunes, 15 de abril de 2013

Don de Lenguas

Rosa Ribas, Sabine Hofmann
Siruela, Madrid 2013, Págs. 407

Sorprendente novela policíaca, escrita por Rosa Ribas (Prat de Llobregat 1963) y que se une a la lista de las seis novelas ya publicadas y por Sabine Hofmann (Bochum, Alemania 1964) que se estrena con este título. Ambas son filólogas y esta procedencia se refleja profusamente en el texto.
La acción transcurre en Barcelona en 1952, en vísperas del Congreso Eucarístico Internacional. Es una época dominada por la dictadura y todos los acontecimientos hay que encuadrarlos en ese contexto político para asi poder entender las tramas del poder, la corrupción, las pugnas para sobresalir y las luchas entre facciones. Es una sociedad corrupta y timorata, donde el miedo a manifestar las opiniones y el temor a caer en desgracia o ser denunciado como desafecto al régimen tiene una importancia relevante. La policía está al servicio del poderoso y también está dividida según los políticos que apoyan a uno u a otro; sus métodos son poco ortodoxos y su moral y su concepto de la justicia muy poco claro. Este contexto sociológico es clave en la novela.
Con motivo de la investigación del asesinato de Mariona, una mujer muy conocida de la burguesía catalana, al inspector Isidro Castro, hombre duro y con métodos de trato de las personas reprobables, le imponen una joven periodista, Ana Martí, para que le acompañe y de la cobertura informativa conveniente a la marcha de la investigación. Pero Ana, deseosa de cosechar méritos y de subir en el escalafón profesional y porque lleva el periodismo en la sangre, no se conforma con este papel y por su cuenta va haciendo pequeños descubrimientos que rebelan una complejidad y profundidad del problema inimaginable. Ana acaba pidiendo ayuda y confiándose a Beatriz, pariente suya y profesora de literatura, que se verá totalmente implicada en el caso. La aportación de un razonamiento nuevo, con muchos elementos literarios, no solo dan colorido al relato, sino que son fundamentales para la resolución del caso.
Buena novela policiaca, buena trama, mejor puesta en escena y con una capacidad de establecer un clímax que da mucha fuerza a la narración. Y además muy bien escrita, con un lenguaje pulido y muy cuidado. Su lectura, consecuentemente, es adictiva.
El contexto sociológico, aunque está enturbiado por una cierta visión ideológica de las autoras, no interfiere sustancialmente en el relato.