martes, 31 de diciembre de 2013

El legado de los huesos

Dolores Redondo
Destino, Barcelona, 2013. Págs. 549.


Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) ha inaugurado un nuevo género de novela donde se integran los elementos propios de la novela policiaca con la mitología navarra centrada en el Valle del Baztán.

La primera dificultad proviene de entender bien el sentido y el alcance de unos personajes mitológicos que resultarán absolutamente desconocidos y extraños a la gran mayoría de lectores y, aunque la escritora se esfuerce en explicarlos no acaban de ser convincentes ni claros, con el agravante de que son importante para poder entender el curso de los hechos.

Aunque es independiente de la primera novela, El guardián invisible, hay muchos datos en ésta que se dan por supuestos y pueden resultar oscuros para los que no la hayan leído. La inspectora Salazar vuelve a ser la protagonista absoluta del relato y las dos novelas, en las que se ve totalmente implicada su familia, dependen en buena parte de su historia personal, de su infancia. Muchos de esos datos se explican en El guardián invisible, por lo que de nuevo el lector se puede encontrar un poco perdido.

Los hechos narrados son muy complejos, pero en su conjunto, se dan varios asesinatos y los criminales reconocen su autoría sin ningún tipo de presión y con toda frialdad, pero una vez que se han declarado culpables acaban suicidándose y dejando una extraña palabra como mensaje. A la vez se descubre que los cadáveres de las víctimas tienen un brazo mutilado desde el codo. Los hechos se van entrelazando con otros asesinatos relatados en la novela anterior, y después de avanzar bastante la novela se va estableciendo la relación entre todos y el descubrimiento de un asesino muy peculiar. Eso sí, recurriendo a la iluminación de un personaje muy curioso, el inspector Dupree de Nueva Orleans, que la inspectora conoció en su entrenamiento con el FBI en Quantico, pero que además aquí desaparece sin dejar ni rastro.

La primera novela sorprendió por su originalidad, pero aquí se ha rizado demasiado el rizo y cansa en muchos momentos, independientemente de lo que ya se ha apuntado: es exhaustiva la referencia al mal tiempo de Elizondo y el Valle del Baztán, con descripciones largas, directas y con mucho calificativo; es una concesión a la galería el acoso, aunque gentil, del juez a la inspectora que desvía la atención; tampoco tiene sentido el giño obsesivo que hace a su propia maternidad, aunque sea un elemento clave de su historia personal y que acabe en una situación melodramática. Menos sentido tiene todavía, el hacer comparecer a la Iglesia Católica de una forma ridícula y a un personaje siniestro, el Padre Sarasola, sacerdote y psiquiatra y miembro de una institución que tiene una clínica en la ciudad de Pamplona y que hace que se involucren de una manera absurda en la investigación.


¿Qué ha pasado de una novela a otra? No lo sé, pero es frecuente en muchos escritores que se encuentran con una buena fórmula, quieran estirarla indefinidamente como las series de televisión por temporadas. Ahora solo falta esperar a la tercera y última novela para ver si se recupera, por lo menos literariamente. Para acabar el número de páginas es excesivo y la lectura se hace farragosa, cansa y aburre y poco a poco va naciendo en el lector el deseo de saltarse esos larguísimos párrafos descriptivos y reencontrar el desarrollo del relato y el desenlace final.

domingo, 29 de diciembre de 2013

La promesa de Kamil Modrácek

Jirí Kratochvil
Impedimenta, Madrid, 2013, Págs. 308. TO: Slib. Trad. Elena Buixderas

Jiří Kratochvil (Brno, República Checa, 1940) nos presenta una novela de calidad, en la que es difícil entrar y hacerse cargo de la línea del relato, pero que poco a poco va cobrando interés y una vez que se descubre su mecánica narrativa cautiva al lector y se descubre una novela culta, profunda y llena de un peculiar irónico humor dentro de la situación dramática que relata.

La acción transcurre en Brno, la ciudad natal del autor, que conoce bien, y en los años cincuenta del siglo XX, bajo el régimen estalinista. En una primera parte se van mostrando los actores desde diversos ángulos. El fundamental y casi predominante, es Kamil Modrácek, arquitecto que con la situación del régimen se ha visto obligado a aceptar un empleo público y diseñar edificios de mal gusto pero que son los que desean los comunistas en el poder. Durante la ocupación nazi construyó una célebre casa en forma de cruz gamada para el jefe de la Gestapo; esto le sirvió para sacar a su hermana de la cárcel acusada de ser antinazi. Al acabar la guerra y ser dominados por los estalinistas esta misma hermana es sospechosa de ser anticomunista. Kamil tiene que pasar por unos absurdos e interminables interrogatorios periódicos con el teniente de la policía secreta Laska, que es el prototipo de guardianes del régimen. Toda la novela va a girar en torno a los tres, y el resto de los personajes, que tampoco son abundantes, permanecen en un segundo plano.

Su hermana, pintora cotizada, con la que está estrechamente unido, es acusada de colaborar con enemigos del régimen y de que sus obras pictóricas son alusivas e insultantes al Estado, y un buen día desaparece. Kamil tiene que enfrentarse a una maquinaria burocrática absurda para intentar descubrir donde la tienen y cuál es la acusación, pero cuando le parece que ya lo ha conseguido, le comunican que ha aparecido muerta en su celda, supuestamente es un suicidio, y ni siquiera le dejan ver el cadáver, solo se lo entregan para que la entierre.

No tiene ninguna duda de que es obra de Laska y organiza la venganza. Aquí comienza una parte que enriquece la originalidad general de la novela con la irrupción de Nabokov, amigo de su padre y del que tiene un escrito, del que va a sacar el modo de vengarse. Mejor no decir nada de esta parte y dejarla para la lectura, porque en ella el lector va a descubrir una segunda novela.

Un excelente relato, culto y no siempre asequible. La descripción, aparentemente periférica, del ambiente social del estalinismo y de su modo opresivo de tratar al indefenso ciudadano está magistralmente pintada. No es fácil incluirla en ningún género: no es una novela social, ni policiaca, ni de denuncia…. Es peculiar.


Jiri Kratochvil destaca de entre los autores que irrumpieron en el panorama literario checo posterior a 1989, la llamada «era post-Kundera». Es conocido por su trilogía formada por «La novela del oso» (1990), «En mitad de la noche un canto» (1992) y «Avion» (1995). Ha recibido diversos premios literarios: Tom Stoppard (1991), Karel Kapek (PEN Club, 1998) y Jaroslav Seifert (1999), entre otros.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Selección de Lecturas.

 La siguiente selección de lecturas ha sido elaborada por ACE Prensa y, aunque se pueden hacer muchas selecciones, esta es inmejorable. Buena lectura. Feliz Navidad y Feliz Año

Robertson Davies, Espíritu festivo. Cuentos de fantasmas. El Massey College de la Universidad de Toronto se fundó en 1963. El novelista y profesor canadiense Robertson Davies (1913-1995) ejerció la docencia en sus aulas desde su inauguración. En la primera fiesta de Navidad de ese centro académico, ideó un cuento de fantasmas bromista que leyó ante la divertida concurrencia. Se instauró la tradición y Davies, hasta jubilarse, redactó todas las Navidades su historia de espectros risueña. Aunque con un destinatario específico, un lector culto de hoy puede figurarse los guiños domésticos y los alfilerazos irónicos: al coro, a personajes de la realeza, a miembros del claustro docente, la candidez de las modas volátiles o las veces que no funcionaba la calefacción… al propio escritor, que no se toma en serio a sí mismo. (Libros del Asteroide. 312 págs. 18,95 €.).

Vasili Grossman, Eterno reposo y otras narraciones. Tras la publicación de sus novelas, se publica una selección de relatos escritos entre 1953 y 1963, en la época en que Grossman ya era un scritor perseguido por el régimen y cuando estaba escribiendo Vida y destino, su obra maestra. Los relatos muestran la sumisión del destino individual a los proyectos políticos totalitarios, aunque el punto de vista no son los héroes sino las personas corrientes y bondadosas que sobreviven como pueden a las penosas circunstancias que les ha tocado vivir. Aunque es inevitable hablar de desigualdad cuando se reseña un libro de relatos, todos ellos abordan con libertad los grandes temas que obsesionan a Grossman: la libertad, la coherencia y el elogio de la vida cotidiana en un contexto contrario y difícil. (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. 252 págs. 18 €.).

Leonardo Padura, Herejes. Autor de una serie de novelas policiacas, Padura (La Habana, 1955) consiguió un gran éxito internacional con El hombre que amaba a los perros. Herejes tiene como protagonista al detective Mario Conde, quien debe resolver el misterio de un cuadro de Rembrandt que unos judíos vieron desaparecer cuando el transatlántico Saint Louis no recibió la autorización de atracar en Cuba con 900 judíos que huían del nazismo. En el puerto, esperando a sus padres, se encontraban el niño Daniel y su tío Joseph, que llevan viviendo una temporada en La Habana. La novela se centra en el cuadro y en el destino de estos personajes y sus descendientes, con incursiones en la Cuba actual. Novela ambiciosa, de estructura compleja, con algunos pasajes ácidos y amorales. Padura habla de historia, de judíos, de sueños de libertad, de la presión de los totalitarismos.... (Tusquets. 520 págs. 21 €.).

Julia Navarro, Dispara, yo ya estoy muerto. Los protagonistas son varias generaciones de árabes y judíos entre 1880 y 1948. No es una novela de tesis sobre el conflicto en Oriente Medio, que aparece como telón de fondo. El nacimiento del panarabismo, los asentamientos de judíos en la Palestina ocupada por los británicos, la formación de las milicias judías o la creación del estado de Israel, son el engarce de una historia de amistad, convivencia y tolerancia. Hay violencia puntual y detalles de tipo sexual, sin escabrosidades. La novela es poliédrica, como el conflicto en que se ambienta, tanto en situaciones y escenarios (París, Madrid, Varsovia, Moscú, Jerusalén, etc) como en personas. (Plaza & Janés. 912 págs. 22,90 €.).

Graeme Simsion, El Proyecto Esposa. Imagínense un profesor de Universidad, Don Tillman, cuarentón, que enseña genética, racionalista, metódico, nada sentimental... Idea por fin casarse, para lo cual elabora un nutrido cuestionario de exigencias y condiciones. Por error cree que Rosie es una de las candidatas. Pero ella es camarera y psicóloga y le angustia conocer quién es en realidad su padre biológico, porque solo conoce a su padrastro. Eso exige obtener muestras de ADN y examinarlas. Don se presta a ayudarla... El personaje de Don es hilarante y entrañable a la vez. Las peripecias, divertidas. El estilo chispeante y agudo. Es de esas novelas que se leen con gusto página tras página, porque el autor no pone nada que sobre y todo lo que escribe es jugoso. (Salamandra. 320 págs. 17 €.).

Alexander Lernet-Holenia, El estandarte. La novela más destacada de este importante escritor austriaco (1897-1976) aborda un tema muy sugestivo en la literatura centroeuropea: la caída del Imperio austro-húngaro. El autor centra toda la acción en plena primera guerra mundial, con un protagonista que se debate entre las obligaciones y tradiciones de su cargo militar y el amor romántico por una joven dama de la corte. La novela tiene intensos pasajes románticos y hasta góticos que se desarrollan en medio del fragor de la batalla, en un momento delicado para los intereses del Imperio, cuando las tropas empiezan a desintegrarse y los ideales imperiales sucumben por todos los lados. El joven Herbert Menis debe elegir entre su responsabilidad militar y un amor irracional. El trágico final de la guerra, sin embargo, transforma su mente y hasta sus ideales. (Libros del Asteroide. 334 págs. 19,95 €.).

Franz Kain, El camino al lago desierto. El autor (1922-1997) publicó este relato en 1974, para el que se inspiró en un personaje real, el nazi austriaco Ernst Kaltenbrunner, mano derecha de Himmler y condenado a muerte en los juicios de Núremberg. Kain se centra en un momento de la vida de Kaltenbrunner, cuando ya es inminente la derrota del Tercer Reich y como otros líderes nacionalsocialistas, decide huir a la región alpina de Salzkammergut para esperar que acabe la guerra y se olviden de él. El relato se centra en el mundo interior del protagonista. La disección que realiza de Kaltenbrunner resulta intensa, verosímil y muy lograda, pues refleja el nulo arrepentimiento de personajes que, como el protagonista, intentaron reincorporarse a su vida cotidiana como si la experiencia del nazismo no hubiese existido nunca.(Periférica. 104 págs. 15 €.).

John Fante, El vino de la juventud. Guionista en Hollywood y escritor con un tardío reconocimiento, John Fante (1909-1983) es el autor de Llenos de vida, una magnífica novela con muchos rasgos de la biografía de Fante. En ella hablaba con mucho sentido común y del humor de su matrimonio, la religión, el trabajo, su familia, sus orígenes italianos. En esta colección de relatos aparece una ambientación parecida. Transcurren en la década de los años 20 en Estados Unidos y están protagonizados por una familia muy humilde de emigrantes italianos. Los relatos están contados desde la perspectiva ingenua y entretenida del hijo mayor. En ellos, habla de sus padres, del colegio de monjas donde estudia, de sus vivencias como monaguillo, de su afición al béisbol, de trastadas infantiles... (Anagrama. 320 págs. 18,90 €.).

Mario Vargas Llosa, El héroe discreto. Un pequeño empresario de Piura sufre la extorsión por parte de una sociedad mafiosa; a mil kilómetros de allí, un multimillonario limeño planea una venganza contra sus dos hijos, un par de sinvergüenzas que amenazan con destruir la fortuna familiar. Estas dos historias discurren en paralelo y terminan por confluir de forma sorprendente. Vargas Llosa las maneja con la desenvoltura profesional que le caracteriza y consigue una novela con héroes en clave menor, menos sórdida y más luminosa que en otras ocasiones. El color local de Piura, ciudad amada por Vargas Llosa, y de los barrios elegantes de Lima son otros de los puntos fuertes de esta novela que se deja leer con agrado. (Alfaguara. 383 págs. 19,50 €.).

Louis Bromfield, La señora Parkington. Esta novela apareció en 1942. La narración alterna episodios del pasado que reconstruyen la historia de Susie —una camarera de quien se enamorará un potentado, Gus Parkington, y de las vicisitudes familiares y financieras y los altibajos de la ambición— con el presente, que se desarrolla en Manhattan, en la víspera de Navidad, no mucho después de la crisis de Wall Street de 1929, cuando Susie es la señora Parkington, matriarca de una dinastía millonaria que recibe y cura las heridas del deshonor, del desamor, la traición, la corrupción y la indignidad. La entereza de la anciana salvará de las crisis y sembrará la esperanza en una de sus descendientes, en la más joven. (Lumen. 432 págs. 19,90 €.).

Louis Auchincloss, Historias de Manhattan. Prolífico autor norteamericano, Historias de Manhattan es la tercera obra que se publica en los últimos años, tras las novelas La educación de Oscar Fairfax y El rector de Justin. Insiste Auchincloss (1917-2010) en el mundo narrativo que aparece una y otra vez en sus escritos: los claroscuros costumbristas de la alta sociedad neoyorquina, a la que el propio autor pertenecía. Gran observador, retrata ese microcosmos con verosimilitud e ironía. Por los diez relatos de este volumen desfilan abogados, financieros, herederos, decoradoras, ricos amateurs que dan forma a una historia coral de “un mundo compacto y propio, una ambientación de encanto antiguo”, como escribe Ignacio Peyró en el prólogo. (Elba. 296 págs. 22 €.).

Santiago Posteguillo, Circo Máximo. Segundo capítulo de la recuperación de la figura del emperador Trajano, iniciada con Los asesinos del emperador. Se vuelve a repetir la fórmula de novela coral, esta vez en torno a tres ejes principales: las guerras dacias (principios del siglo II, punto de máxima extensión imperial hacia Oriente), el juicio del auriga y la vestal que mantienen relaciones inapropiadas y las carreras de cuadrigas. Lo primero sirve para mostrar al Trajano gran gobernante; lo segundo, para zambullir al lector en la compleja red social del imperio, donde la religión tenía un papel muy diferente al que entendemos ahora; y lo tercero, para dar el toque de emoción y espectacularidad que atrae lectores. Posteguillo vuelve a mostrarse buen conocedor de la época y eficaz narrador, y consigue ser entretenido sin renunciar a una novela histórica de calidad. (Planeta. 1.200 págs. 22,90 €.).

Ruta Sepetys, Entre tonos de gris. Lina es una joven lituana  con grandes dotes para el dibujo. Cuando detienen a su padre por orden de Stalin, también arrestan a ella, a su madre y a su hermano pequeño. Hacinados en un tren de mercancías, son trasladados a un campo de trabajo en Siberia. La obsesión de Lina es hacer dibujos para hacerlos llegar donde piensa que se encuentra su padre. Una de las personas en las que puede apoyarse es Andrius, quien junto con su madre comparte su mismo destino. No se ahorran escenas duras de crueldad por parte de los soldados, ni momentos crudos de comportamientos zafios o egoístas, pero tampoco faltan muchos detalles de humanidad que sostienen la esperanza. (Maeva. 296 págs. 16,90 €.).

Joël Dicker, La verdad sobre el caso Harry Quebert. En 1975, Harry Quebert se desplaza a Aurora para escribir una novela y allí se enamora de Nola, una adorable adolescente. Pocos meses después ella desaparece. En 2008, Marcus Goldman, discípulo de Quebert, comienza a escribir un libro sobre la historia de amor de Quebert y Nola con el propósito de demostrar la inocencia de su maestro, pues en su jardín, muchos años después, han aparecido los restos de la chica. Aunque Quebert es el principal sospechoso, Goldman saca a la luz otras incómodas verdades que pueden alterar el resultado de la investigación. Buen ritmo, buena arquitectura y el socorrido ingrediente metaficcional son sus elementos más destacados. Como novela de misterio es corriente y falta de garra y como novela romántica es en ocasiones de mal gusto. El planteamiento inicial es bueno y en el final se multiplican las novedades, pero en el desarrollo Dicker divaga, repite y cansa. (Alfaguara. 660 págs. 22 €.).

Maggie O’Farrell, Instrucciones para una ola de calor. En el verano de 1976 una ola de calor se abate sobre Londres. Robert Riordan, ya jubilado, sale de casa para comprar el periódico. Pero esta vez no vuelve. Su mujer, Gretta, convoca a sus tres hijos, Michael, Monica, y Aoife, para que le ayuden en la búsqueda de su padre. La novela contiene cuatro tramas: las pesquisas para averiguar el paradero de Robert; la de Michael y sus intentos por salvar su matrimonio; la de Monica, que se siente rechazada por las hijas de su segundo marido; y la de Aoife, que duda sobre la conveniencia de irse a vivir con su novio... O´Farrell disecciona las actitudes de distintas generaciones sobre los mismos temas: el matrimonio, la maternidad, las relaciones prematrimoniales y la religión. (Salamandra. 313 págs. 18 €.).

Josep Pla, Viaje a pie. Recupera Ediciones 98 una obra menos conocida de Pla dedicada, como tantas otras, a contar algunos de sus viajes. En esta ocasión, está escrita al finalizar la Guerra Civil y cuenta en ella sus viajes a pie por su tierra, la comarca del Bajo Ampurdán. El texto está repleto de excelentes reflexiones sobre la vida, los viajes, la actualidad... desplegando esa filosofía del sentido común que es marca de la casa.”Mi finalidad –escribe Pla- es modesta: describir el país tal como es –tal como yo veo que es-, tratando siempre de hacerme lo menos pesado posible”. No transmite Pla una visión idílica de la vida en el campo. Aunque destaca muchos valores positivos, no oculta que la vida en los pueblos pequeños de aquellos años también podía resultar asfixiante. (Ediciones 98. 248 págs. 18,50 €.).

Jean Echenoz, 14. Como otras novelas recientes de Echenoz (Ravel, Correr y Relámpagos). 14 es una breve narración que quizá se pueda denominar novela. Se trata de una crónica incisiva, minimalista y literariamente eficaz sobre la Gran Guerra de 1914 al 1919, localizada en Francia y Bélgica, con una ficción añadida tan sencilla y escueta como la relación escrita de la historia real. La ficción del relato lo protagonizan cuatro jóvenes personajes de la misma quinta, amigos en una localidad de la Vandée, movilizados contra la invasión alemana. Una mujer a la que pretenden dos de ellos sirve también para estructurar la historia de amor, apenas insinuada. Echenoz es capaz de decir mucho en pocas líneas, y lo dice de manera clara, un poco irónica, dramática y tremenda, pero sin atrocidades, con elegancia. (Anagrama. 104 págs. 12,90 €.).

Henning Mankell, Huesos en el jardín. Novela que cierra la colección protagonizada por el inspector Kurt Wallander. Su origen fue una publicación sólo para Holanda, que con posterioridad la BBC eligió para filmarla y ahora Mankell ha decidido sumar como punto final a la serie. En realidad es una novela que ocupa menos de la mitad de páginas que las anteriores y quizá su contenido también se pueda considerar más simple, aunque bien desarrollado e interesante, como los demás. Aborda un asunto criminal sobre la aparición de un cadáver enterrado hace más de cincuenta años en el jardín de una casa que Wallander visita para valorar su compra, pues está pensando en cambiar de piso. La novela tiene un interesante posfacio cuyo contenido responde claramente a su título: “Cómo empezó, cómo acabó y lo que ocurrió entre tanto”, referido a Wallander. (Tusquets. 178 págs. 17 €.).

E. M. Delafield, Diario de una dama de provincias. “La vida de una esposa y madre es a veces agotadora”, escribe irónicamente la protagonista, una dama de provincias, madre de dos hijos, que vive en una casa de campo con un esposo que apenas hace caso a sus graves preocupaciones, una cocinera díscola y una refinada institutriz francesa. El libro es el diario de una sufrida ama de casa de la clase alta a inicios de la década de los treinta en Inglaterra. En su diario, la protagonista anota las vicisitudes del día, intentando así meter algo de distancia con esos hechos y juzgarlos de una manera más fría y desapasionada. El tono del diario es leve y ligero, sin grandes disquisiciones y escrito con un estilo directo y deliberadamente superficial. (Libros del Asteroide. 216 págs. 18,95 €.).

Pearl S. Buck, La buena tierra. La autora (1892-1973), premio Nobel de Literatura en 1938, vivió en China hasta los cuarenta años. La novela trata uno de sus temas más queridos: la vida de la gente del campo. Wang Lung es un campesino pobre que consigue irse abriendo paso en la vida hasta llegar a vivir como un nuevo rico. Sin embargo, su enriquecimiento conlleva un empobrecimiento personal que sufre en primer lugar su mujer. Buck conoce el ambiente rural en el que se desarrolla la acción y deja constancia de las motivaciones primarias, casi primitivas que mueven a sus habitantes. De la mano de Buck conocemos la estructura familiar milenaria china, donde el respeto a los mayores es norma. (Alianza. 416 págs. 10,90 €.).

Eugene Field, Los amores de un bibliómano. El coleccionista William, a sus setenta y dos años, soltero y aún enamorado de su biblioteca como el primer día, va esbozando en diecinueve estampas los deleites, aventuras y desventuras de un cazador y lector de libros. William disfruta de la “reconfortante desgracia” de una enfermedad incurable, cuyos únicos malos momentos vienen por las dificultades y la falta de dinero, ampliamente compensados por las inagotables felicidades de la persecución, la posesión y la lectura. Libro simpático y sencillo, apasionado y de humor blanco, liviano ensayismo sin grandes pretensiones literarias ni didácticas. Todo aderezado con curiosidades, rarezas, recuento de errores tipográficos, citas y poesías. (Periférica. 205 págs. 17,50 págs.).

Mircea Cartarescu, Las Bellas Extranjeras. Reúne este volumen tres relatos concebidos como reportajes que tienen al propio autor rumano como protagonista. Abandona Cartarescu aquí la prosa onírica y surrealista del resto de su obra para contar tres episodios de su accidentada vida como escritor. En el relato que lleva el mismo título que el libro, el mejor y más largo, revive el autor un viaje que hizo a Francia con otros escritores rumanos para participar en unas jornadas literarias. Cartarescu no sólo cuenta la kafkiana y a veces surrealista experiencia de esos días, sino que frecuentemente se remonta al pasado para explicar más cosas de su vida y de su relación con el resto de escritores rumanos invitados. El autor tiene una habilidad especial para sacar partido cómico a las situaciones que vive. (Impedimenta. 254 págs. 19,95 €.).

Paul Auster, Informe del interior. En Diario de invierno, abordaba Auster diferentes recuerdos de su vida, aunque anunciaba para un posterior libro la narración de su proceso de formación como escritor. De alguna manera, Informe del interior, responde a esta cuestión, aunque también vuelve otra vez sobre su vida y sobre su infancia. Habla de sus juegos infantiles, de los dibujos animados, de la relación con la naturaleza, del cine, de sus primeras lecturas, de la escuela, amigos, ilusiones, temores, miedos, de su entusiasta afición por el béisbol... También, de sus padres, del posterior divorcio y de su tangencial vinculación con el judaísmo. En la última parte, revive con las cartas que escribió a su prmer mujer sus años universitarios y su obsesiva y atormentada relación con la escritura. (Anagrama. 336 págs. 18,90 €.).

Rosemary Sutcliff, Una espada al atardecer. La autora explica que, de acuerdo con los datos de los historiadores, detrás de la leyenda artúrica no hay un caballero de armadura reluciente, ni Mesa Redonda, ni un Camelot, sino un jefe de guerra romano-britano del siglo V al que le pareció que valía la pena luchar por “los últimos destellos de la luz de la civilización cuando las tinieblas de la barbarie llegaron como una gran inundación”. Es él mismo quien la cuenta cuando, después de su última batalla, recuerda su pasado. Con poco más de veinte años, Artos, un joven muy alto y diestro, forma una Compañía de trescientos hombres para combatir a los Lobos del Mar, los invasores sajones. Su éxito creciente contrasta con las insatisfacciones personales. La narración es pausada y las descripciones magníficas. (Plataforma. 640 págs. 30 €.).

Petros Márkaris, Pan, Educación, Libertad. Esta obra cierra la trilogía de la crisis de este autor griego, de la que también forman parte Con el agua al cuello y Liquidación final. La acción transcurre en enero de 2014 y describe a ras de suelo la situación social, económica y política griega, con las bajadas de sueldo, manifestaciones continuas y unos indignados ciudadanos que ya no saben qué inventar para sobrevivir dignamente. En este ambiente aparecen tres asesinatos desconcertantes tanto para el comisario Jaritos como para el lector. Sin embargo, a medida que se avanza en la lectura se descubren los hilos ocultos y las coincidencias entre ellos. Y como telón de fondo, la caótica Atenas, con sus calles, sus avenidas y sus plazas que recorreremos bien en el coche patrulla o en el Seat del Comisario Jaritos. (Tusquets. 253 págs. 18 €.).

John Lanchester, Capital. La historia de varias personas que viven en Pepys Road, una calle londinense prestigiosa, sirve a Lanchester para ofrecer una ambiciosa omnivisión del moderno primer mundo. La capital británica personifica una sociedad materializada, hiperactiva y muy preocupada por el dinero. Pero en ese clima los hombres siguen teniendo que relacionarse entre ellos, y también están la enfermedad y la muerte, los sentimientos y los sueños y está el mestizaje de culturas con todos los problemas que conlleva. La novela cubre un año, 2008, y lo más interesante es el estudio social que lleva a cabo Lanchester, su aguda y perspicaz inteligencia, la comicidad de muchas situaciones, la facilidad con que lleva al lector a sacar conclusiones. (Anagrama. 597 págs. 24,90 €.).

James Herriot, Todas las criaturas grandes y pequeñas. Ambientado en los años 40, este entretenido libro cuenta las peripecias autobiográficas del propio autor durante sus inicios como veterinario rural en 1939, tras concluir en Glasgow sus estudios. El tono es sencillo y altamente positivo, y las anécdotas relacionadas con los diferentes animales a los que tiene que atender se unen a las consideraciones del autor sobre la vida rural en North Yorkshire, incluyendo siempre sentido del humor en sus valoraciones. La fórmula narrativa dio buen resultado y Herriot siguió contando en otros libros sus peripecias como veterinario rural que posteriormente, con mucho éxito, fueron llevadas al cine y la televisión. En la misma editorial se ha publicado la continuación, Todas las criaturas brillantes y hermosas. (Ediciones del Viento. 512 págs. 18,95 €.).

Eduardo Gallarza, El soviet de los vagos. El título responde al nombre del grupo juvenil de izquierdas de Henri Fevre, hoy respetable ingeniero que vuelve a Francia a recoger el legado de David Babbitt, científico con un alter ego de novelista. Esa es su tapadera, pues la verdadera misión es la encomendada por Tesla, el famoso científico rumano afincado en Estados Unidos: averiguar si Babitt había desarrollado un arma mortífera. La novela se desarrolla en Francia en 1934, aunque toda la investigación se fraguó en la década anterior, al final del armisticio. El periodo de entreguerras, la desconfianza hacia los comunistas, el poder del periodismo, los chantajes, la utilización de la administración pública en asuntos personales son algunos de los temas de esta novela sencilla y compleja a un tiempo. (Funambulista. 592 págs. 21 €.).

Gay Talese, El silencio del héroe. Alfaguara ha reeditado varios títulos del norteamericano Gay Talese, junto con Tom Wolfe, los máximos representantes del Nuevo Periodismo, género en el que se dan la mano los mecanismos de la ficción y la no ficción. El silencio del héroe recoge las colaboraciones periodísticas de Talese dedicadas al deporte. No se trata de las habituales y tópicas crónicas sino de unos reportajes que se basan en el lado humano de los deportistas. Talese escribe sobre boxeadores, jugadores de fútbol, baloncesto y béisbol y sobre muchos personajes secundarios de otros deportes, aproximándose a ellos desde una perspectiva insólita y muy poco convencional. En ocasiones, se detiene en sus vidas cuando ya han perdido el esplendor del triunfo o cuando transitan por ese territorio tan literario –pero no deportivo- como es el fracaso. (Alfaguara. 350 págs. 19,50 €.).

Marco Vivaldi, El caso del mayordomo asesinado. Pellegrino Artusi (1820-1911) fue un famoso cocinero italiano, enamorado de lo científico hasta en la elaboración de sus recetas gastronómicas. El italiano Malvaldi (Pisa, 1974) lo convierte en el protagonista de esta novela policiaca, escrita a imitación de los relatos de Sherlock Holmes y que tiene como personajes principales a eminentes representantes de la nobleza italiana empobrecida de finales del siglo XIX. Artusi, como Holmes, es un observador nato y sabe que hay siempre una explicación científica para lo que ha sucedido. Con los ingredientes clásicos del género policiaco, más un exquisito sentido del humor y una sobresaliente presencia de la gastronomía italiana, el resultado es esta novela a ratos costumbrista, con una agradable ironía y muy amena. (Destino. 206 págs. 17,90 €.).

El Caso Collini

Ferdinand Von Schirach
Salamandra, Barcelona 2013, Págs. 160, TO: Der Fall Collini, Trad: María José Diéz Pérez

Ferdinand Von Schirach (Munich 1964) ha conseguido en Alemania, en poco tiempo, con esta novela, un tremendo éxito de ventas y gran popularidad. Abogado penalista con mucha experiencia en la defensa de todo tipo de delincuentes (exceptuando pederastas y extremistas de derechas) ha aprovechado su saber profesional para trasladarlo a una novela magnífica. Ya antes había ensayado en dos libros de relatos cortos, Crímenes y Culpa, la temática penalista con gran éxito y preparando el camino para esta novela.

En la superficie es la historia del primer caso de un abogado, Caspar Leinen, que le ha tocado en suerte por el turno de oficio. El caso es de asesinato y la víctima un anciano indefenso de ochenta cinco años, magnate de las finanzas y empresario muy conocido. Aparentemente la defensa tiene poco que decir ya que el acusado, Fabrizio Collini, se ha declarado culpable y todas las pruebas están suficientemente claras, son evidencias.
Sin embargo las cosas van a complicarse cuando Leinen descubre que el anciano es el abuelo de su gran amigo de la infancia y de su gran amor y que el mismo le tenía un enorme afecto. Lógicamente se plantea no seguir con el caso, pero el abogado de la acusación particular, Mattinger, un sujeto famoso, prestigioso y muy honrado, le hace ver que debe seguir con el caso, ya que esa es su profesión y que no puede dejarse influir por las circunstancias ni sentimentalismos.

Cuando Leinen cree que el caso está ya perdido, repasando unas fotografías, descubre una perspectiva nueva para descubrir el móvil del asesino, que es la gran incógnita ya que Collini no quiere hablar de ello, es más, tampoco quiere que se le defienda, aunque valora el esfuerzo de Leinen. Y después de estos primeros momentos, en los que también intercala recuerdos de juventud, que, no solo son de compás, sino que son la ocasión para desarrollar su teoría sobre los abogados y los grandes bufetes y mostrar la importancia de un trabajo bien hecho y concienzudo, comienza una segunda parte de la novela ocupada en la investigación del pasado de la víctima y el asesino y del planteamiento de la defensa. Tenemos que introducirnos en el pasado histórico de Alemania y de la ocupación alemana de Génova: son páginas, muy duras, aunque estemos ya acostumbrados a relatos de la barbarie nazi. Sin embargo, lo más interesante es el descubrimiento de la fisura de la justicia alemana en estos casos, a partir de un determinado momento. De aquí va a nacer toda una reflexión implícita sobre la culpa y la venganza y en consecuencia sobre el mal. La política interviene en la justicia, desembocando en la injusticia, como sigue ocurriendo en los países donde la separación no está clara. Tuvo tanto fuerza el libro (parece ser un caso real) que poco tiempo después, en enero de 2012, se abrió una comisión de investigación del pasado nacionalsocialista en el Ministerio de Justicia de la República Federal.

Como he dicho al principio, es una magnífica novela, tiene un buen argumento y el desarrollo literariamente es impecable: frases cortas y muy expresivas, capacidad de describir y transmitir estados emocionales y una narración limpia y muy fácil de seguir con pasión. No hay saltos ilógicos ni preguntas en el aire: redonda. Es una lástima que haya algunas escenas sueltas muy sensuales que no son necesarias para el desarrollo de la novela, y que pueden resultar desagradables a muchos lectores.