domingo, 30 de noviembre de 2014

Mi abuela rusa y su aspiradora americana

Meir Shalev
Ático de los libros, Barcelona, 2014, TO: Ha´davar Haya Kakha, Trad: Silvia Villalobos Beltrán

Estamos ante una novela singular, más cercana al género de las memorias que a un relato de ficción, y que cuenta la infancia del autor y la historia de su familia, arrancando de los primeros colonos que llegaron en la segunda oleada de emigrante, en los años veinte del siglo pasado, a Palestina. Toda la historia gira alrededor de la abuela Tonia, emigrada con el abuelo y su familia desde Ucrania y que viven en la naciente aldea de Nahaal en Galilea. El narrador es su nieto Meir Shalev, un escritor de la primera línea de la literatura israelí actual y por lo tanto con garantías para hacer un relato de calidad. 
La descripción de la dura vida de los comienzos en una zona agrícola, con medios que son pocos y malos, pero que existe una unión grande ente los colonos, que viven en paz con su ambiente y que todavía no se ha llegado a los malos momentos que varios años más tarde se viviría con la población árabe. Los relatos de la vida cotidiana, de las costumbres judías que no se han perdido sino todo lo contrario, que les ha ayudado a permanecer unidos como pueblo; y los retratos de los miembros tan diversos de la familia son deliciosos y además están llenos de detalles agradables y risibles, de forma que la lectura es de lo más cómoda y sencilla y las hojas van pasando casi sin darnos cuenta.

La abuela Tonia es el gran personaje, bien descrita, y aunque todo gire alrededor de su pasión por la limpieza en un lugar donde es prácticamente imposible vivir sin el polvo, hay múltiples detalles pequeños que nos la van retratando como alma de todo el clan. Como el autor ha incluido en el texto fotografías de los personajes y de la época es todavía mucho más fácil seguir los relatos.
Aunque todo gira referencialmente sobre la aspiradora gigante que manda el tío americano, del que no se quiere saber nada, porque ni es sionista ni comunista, hay otras muchas historias que son alma de la narración.

A todos los interesados en el tema les satisfará profundamente, pero también su lectura es muy interesante para hacernos comprender como fueron los comienzos de los primeros colonos del futuro Estado de Israel, tan alejados de los que ahora podemos ver: son personas que huyen de la persecución, de la humillación, de ser señalados como indeseables y que acaban de encontrar un hogar tranquilo donde nadie les molesta y pueden vivir en paz manteniendo sus tradiciones seculares. Por supuesto que literariamente, sin ser una obra mayor de Shalev tiene toda su maestría.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Los Hermanos Burgess

Elizabeth Strout
El Alpeh Editores, Barcelona 2013, Págs. 367, TO. The Burgess Boys, Trad. Rosa Pérez

El título de la novela sugiere que estamos ante una temática muy querida por la novelística americana: la familia y las relaciones familiares. Los Hermanos Burgess, en efecto, es una descripción de la vida adulta de tres hermanos, marcada por su infancia, pero también la ocasión de tratar de algunos aspectos de la psicología y sociología americana.
            Los hermanos son originarios de una pequeña ciudad ficticia, Shirley Falls, Maine, escenario ya conocido en la obra de la autora, donde como en muchos otros sitios, los tiempos han evolucionado y las empresas que mantenían al pueblo han desaparecido y con ellas una parte de la población, sobre todo jóvenes. El pueblo se ha llenado de emigrantes somalíes, muchos de ellos muy poco integrados pero que pacíficamente desean vivir allí, olvidándose de los horrores y la pobreza de su país, aunque con una gran nostalgia. Son musulmanes y tienen su propia mezquita.
            En el pueblo solo ha quedado uno de los hermanos, Susan. Separada, vive con su hijo Zachary, mientras que el padre ha emigrado a Suecia. Zachary es un chico extraño, introvertido y desadaptado, muy protegido y consentido por su madre, a pesar de sus 19 años. Bob y Jim, viven en New York. Bob está divorciado de Pam, también de Shirley Falls, que se considera como una más de la familia, ya que siempre ha estado con los tres hermanos y que no está muy equilibrada. Bob lleva sobre sus hombros el dolor de la culpa de haber sido el causante de la muerte de su padre manipulando el coche donde estaban los tres hermanos cuando eran pequeños, y haciendo que se deslizara hasta que lo atropelló. Es abogado pero solo trabaja de oficio, bonachón y alcohólico. Jim es el triunfador de la familia, también abogado, casado con una mujer rica y con dos hijos que acaban de comenzar la universidad. Mantiene una actitud arrogante frente a los otros dos que son gemelos y siempre es requerido ante los asuntos importantes o no se manifiestan hasta que él no ha dado su opinión. Toda su fama le viene por un juicio muy mediático que ganó.
       
     Un desagradable incidente provocado por Zach en la comunidad somalí, que es aprovechado por un cierto sector de la población, hará que los tres hermanos vuelvan a relacionarse con más intensidad y frecuencia, abriendo el baúl de los sentimientos, de los rencores, de unos caracteres poco domados y junto con eso, las mentiras y los secretos. A la vez es la ocasión para observar la actual mentalidad americana sobre la inmigración y los derechos humanos y el funcionamiento de una justicia siempre alterada por la vida política y lo políticamente correcto.
            La novela está bien construida con unos planteamientos muy reales y verosímiles, los personajes son sólidos y los ambientes están bien descritos. Su ritmo, aunque lento, se va imponiendo y conduciendo un buena novela e interesante.
Elizabeth Strout (Portland, Maine, 1956), ganó el Putlizer en 2009.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Qué fue de Sophie Wilder

Libros del Asteroide, Barcelona, 2014, págs.. 304 TO: What Happened to Sophie Wilder, Trad: Damià Alou.



Una vez más, Libros del Asteroide sorprende con una novela de una autor desconocido, el norteamericano Christopher R. Beha (Nueva York, 1979), que además es su primera publicación y tremendamente novedosa, más que por el estilo, por los temas de fondo que trata.

Está ambientada en Nueva Yok y Connecticut en los primeros años de nuestro siglo, y cuenta la vida de varios jóvenes universitarios de familias pudientes que la única preocupación que tienen en la vida es la de ser escritores. Pero este deseo, aparte de una pose intelectual y de una concepción, digamos “literaria” de la existencia, no les lleva a vivir una vida distinta de sus compañeros, con constantes fiestas, alcohol y sexo. Con este fondo, típico de muchas novelas que se han venido a llamar de campus, aparece Sophie Wilder que en las clases de un taller literario conoce a Charlie Blakeman y, se convertirán en novios una temporada, aunque al final Sophie se casará años después con Tom, un joven que quiere ser abogado.

La novela comienza con el reencuentro diez años después de Charlie con Sophie. Charlie sigue viviendo más o menos como en su época de universitario, siempre en fiestas literarias, preparando su segunda novela. Sophie parecea disfrutar del éxito vital, de su matrimonio y de su dedicación a la escritura.
Pero Sophie, con La lectura de La montaña de los siete círculos, de Thomas Merton, experimenta una profunda conversión religiosa que le descubre una realidad sobrenatural totalmente desconocida para ella y que la transforma de manera radical. Su conversión influye en su relación con Tom, también católico, pero que vive la fe como una mera e intermitente costumbre social y familiar.

La conversión de Sophie se adueña, en parte, de la novela y condiciona tanto la evolución del argumento como la densidad de los temas a partir de ese momento. Su conversión es auténtica, decisión que no entienden ni sus compañeros, ni su marido, ni Crane, padre de Tom y profesor de filosofía en la Universidad: “Es curioso [le dice a Sophie]. Después de tanto tiempo, la gente sigue sin poder pasar sin Dios. Jamás imaginé que sobreviviría a vuestra generación. Incluso los ateos son militantes. No consiguen superar esa idea”.

Hay otro suceso que influye profundamente en Sophie es la grave enfermedad de Crane, casi en proceso terminal. La experiencia que vive con él es traumática, pues le lleva a cuestionarse su todavía incipiente fe y su relación con Dios. Todas estas dudas y situaciones aparecen bien descritas en la novela, que no muestra ni vidas ni soluciones modélicas pero que sí abre la puerta a planteamientos, preguntas y experiencias existenciales distintas a las que suelen aparecer en la literatura contemporánea, donde el ingrediente espiritual es escamoteado, ridiculizado o disfrazado con las habituales connotaciones new age.

Al interés de estos conflictos, nada convencionales, hay que sumar la contaminada mirada literaria que tienen los protagonistas sobre la realidad, que determina su desenlace.

viernes, 7 de noviembre de 2014

De un país sin amor

Guilles Rozier
Alianza Literaria, Madrid, 2014, Págs. 427. TO: D´un pays sans amour, Trad. Alicia Martorell

La novela escrita por Guilles Rozier (Grenoble 1963), es muy original, tratando un tema muy poco conocido. No se la puede clasificar dentro del género de memorias, pero sí de la memoria de la literatura yidish de entreguerras y de retrato cultural de una época. Los personajes, al ser todos judíos de Europa del Este y que sufrieron por su condición, contribuyen a que también podamos introducirla dentro de la historia de los judíos de la Diáspora.

La novela tiene dos narradores con sus propias historias, Pierre, uno de ellos reside en París, trabajando en un banco; la otra, Sulamita, en Roma oculta en la parte alta de un palacio, heredado de su marido y rodeada de una enorme y única biblioteca de literatura yidish y de historia reciente de los judíos europeos.

Pierre, abogado, huérfano de padre y madre, sólo en su existencia, tiene una rica cultura y un excelente arsenal de idiomas, ha heredado una buena casa y tiene un buen puesto en la sociedad, es joven. Descubre que su abuela materna a la que no conoció era polaca y además se tropieza con un libro de un escritor judío: Khaliastra, que le sorprende y con el que se identifica. Se decide a buscar unas clases de yidish para comprender mejor y meterse en un mundo nuevo que desconoce y con el que siente identificado y relacionado, y ahí le llegan noticias de la persona que sabe más sobre este tema y sobre esos escritores que va descubriendo y así entra en contacto con Sulamita, sosteniendo con ella un interesante diálogo, una vez que logra romper la reticencia de la dama. Sulamita se resiste y protesta, pero acaba colaborando y le va guiando por un panorama literario y cultural floreciente, absolutamente nuevo y que tuvo su importancia en Europa, pero que la segunda guerra borró.

La foto de portada es la base del libro. En ella se ve a un grupo de literatos, poetas, escritores en general que son representativos del momento. Son personajes reales y el autor procura no novelar mucho en este sentido. Se van a elegir tres y a través de sus vidas y relaciones es como se monta todo el relato. Estos poetas son Uri Zvi Grinberg, Peretz Markish y Melej Rawicz. Estos tres poetas eran amigos inseparables, pero primero la Revolución Bolchevique y luego la Segunda Guerra Mundial los separó y a cada uno le llevó a un sitio diferente. Grinberg se trasladó a Palestina y fue testigo del nacimiento del Estado de Israel. Markish, comunista convencido, se fue a la URSS, y vivió las purgas estalinistas y el desmoronamiento de unos ideales que se demostraron utópicos. Y Melej Rewicz viajó por todo el mundo hasta que se estableció en Estados Unidos.

A la vez también se van conociendo pormenores de la vida de Sulamita y Pierre.
Pierre tiene una vida socialmente pobre: su único e íntimo amigo al que ha invitado a vivir en su casa, del que en parte está enamorado y que lleva una vida muy desajustada muere trágicamente y esta es una nueva contrariedad que le lleva a sentirse muy solo y a refugiarse más en su investigación.


Una buena novela, culta, interesante, bien escrita, grata de leer y que sobre todo penetra en un mundo muy desconocido a través de unos personajes singulares. Aunque el tema no interesará a todos, es una buena aportación para conocer más la historia de de la cultura europea y judía.

jueves, 30 de octubre de 2014

Colegiala

Osamu Dazai
Impedimenta, Madrid, 2013, Pags. 260, Trad. Ryoko Shiba y Juan Fandiño

Se reúnen en este volumen 14 relatos de Osamu Dazai (Kanagi, Japón 1909-1948), escritos a lo largo de 10 años. En todos ellos la mujer, la adolescente, es el protagonista, pero con un deje de amargura como consecuencia de la turbulenta vida y del su intento de suicidio del autor. Una vez más la tobiografía es clave para entender la producción de un autor.

El centrarse en el mundo interior, en los sentimientos y todo narrado en primera persona da a la literatura de este autor un carácter muy especial, de intimismo, pero un intimismo desasosegado que se adueña del lector. Son historias de mujeres que sufren con su inseguridad, con unos pequeños problemas que a base de dar vueltas sobre ellos se convierten en algo angustioso y que les hacen la vida compleja, imposible. Son las mujeres de ese momento, del Japón todavía tradicional, que poco contaban y que vivían en un mundo aparte, cultivando su feminismo y su interioridad, que era lo único que tenían propio, por eso hay pocas referencias al exterior, a la sociedad; sólo datos muy leves, necesarios para sustentar la acción, y muy poca descripción. Son críticas con ellas mismas y las referencias a los hombres dejan entrever que se sienten incomprendidas por ellos, ignoradas, aunque no así en sentido contrario.

El amor es el centro de muchas de las historias y personajes, aunque esta presente en todas ellas. Es especialmente emotiva El árbol del cerezo y el silbido mágico,  un relato brillante sobre el amor fraterno, delicado, sorprendente y que mantiene en tensión al lector. En Un grillo se rememoran los periodos por los que pasa el amor desde el enamoramiento a la frustración y el desengaño después del matrimonio: se hace desde una óptica muy femenina en la que cuentan más los detalles y los pequeños sentimientos que otros elementos. No voy a reseñar todos los relatos, pero tengo que referirme a Colegiala, que da nombre a todo el conjunto, en él, la mirada que la protagonista pone en sí misma es tremenda por su dureza delicada, pero que va dibujando su personalidad acercándonos a un personaje complejo pero muy creíble de lo que es una adolescente.

Todo el conjunto es una muestra exquisita de una literatura de sentimientos, de intimidad, de frescura. Es cierto, como ya he apuntado que destila una cierta tristeza, pero es que el adolescente es triste, porque está en un mundo, que todavía se le presenta como desconocido y cruel y con una intimidad desbordante que no es fácil de controlar.


Sin duda merece la pena leer estos delicados relatos que aunque son de otra época, demuestran una vez más que el hombre no cambia, que sus sentimientos permanecen invariables a través del tiempo.

jueves, 23 de octubre de 2014

Butcher's Crossing.

John Williams
Lumen. Barcelona, 2013; Págs. 360 páginas, € 18,90; TO: Butcher's Crossing; Trad: Luis Murillo Fort.

Estamos en 1873, Will Andrews, hijo de un predicador y estudiante de Harvard, decide trasladarse desde Boston, donde vive plácidamente, a Butcher's Crossing (Kansas), en pleno Oeste, un poblado de mala muerte, formado por cuatro casas y lugar de reunión de cazadores que comercian con pieles. Una vez que se ha puesto en contacto con McDonald, que es el que centraliza todo el negocio de pieles, dejándole claro que no quiere dedicarse a los negocios, sino buscar una experiencia nueva, distinta, conoce a través de él, a Miller, un mítico cazador de búfalos, que busca a alguien dispuesto a financiar un proyecto que es el sueño de su vida: dirigirse a un valle de las Montañas Rocosas, en Colorado, donde abundan los bisontes y que sólo él conoce. Will se queda fascinado con el personaje y con la ocasión de una aventura sorprendente y accede gustoso a poner el dinero necesario. Después de los preparativos se pone el marcha el grupo: además de Will y Miller, está Charley Hoge, manco, y amigo y protegido de Miller, alcohólico y timorato de Dios al que acude con frecuencia y que no deja de leer una gastada Biblia; el grupo se completa con Fred Schneider, despellejador de reses, que desde el primer momento se muestra distante y crítico con la empresa y sus componentes.
            El viaje a través de espacios abiertos teniendo que transportar una tartana tirada por bueyes y pasando por ríos y zonas muy agrestes se hace interminable, pero al fin llegan al mítico valle lleno de grande manadas de búfalos. Ahora comienza la aventura de Miller que poco a poco se ve poseído por la pasión y va alargando el tiempo de la vuelta con la obsesión de matar a todos los animales, sin calcular que se les echa encima el invierno y las nieves. Cuando decide volver ya es tarde y se ven empujados a pasar el durísimo invierno allí, encerrados en una tienda improvisada hecha con pieles de búfalos. Al fin llega el tiempo apacible y pueden volver, pero además de que el viaje de vuelta con la carreta de bueyes llena de pieles es durísimo y está lleno de dificultades y de tristes imprevistos, se encontrarán a la vuelta un pueblo en el que las cosas han cambiado sustancialmente.
            Pero lo grandioso de la novela no es tanto la historia, sino la estética de los paisajes, la descripción de los caracteres de los personajes, su transformación, su auténtico fondo en circunstancias muy adversas. En este sentido estamos ante una gran novela, en la que el oeste es solo fondo, aunque excepto los indios, tenga todos los ingredientes de las llamadas novelas del oeste.
            Su estilo narrativo es directo, esencial, preciso, ni sobre, ni falta y con frecuencia apetece volver a deleitarse con la relectura de párrafos; bien es verdad que hay mucha descripción: es un cuadro realista de gran detalle en el que no falta nada, pero si solo buscamos acción, puede resultar pesada, si buscamos algo más, nos entusiasmará.

Su autor, John Williams (Texas1922-1994), es conocido por otra gran novela, «Stoner». Y entre las dos hay un cierto paralelismo; aquí un estudiante deja la universidad para meterse en una aventura al aire libre, en Stoner, es el hijo del granjero el que deja el campo para internarse en las aulas. Las dos son novelas aparentemente de iniciación, pero que superan esos límites. En ambas nos encontramos con unas excelentes novelas.


jueves, 16 de octubre de 2014

El asesinato del sábado por la mañana. Un caso psicoanalítico.

Batya Gur
Siruela, Madrid, 3ª ed, 2014, págs. 359. TO: The Saturday Morning Case. A Psychoanalytic Case. Trad Maria Corniero

Primera de las ocho novelas que la autora comenzó a publicar en 1998, la mayor parte de ellas escritas en inglés, pero algunas en hebreo. Es una serie de novelas policiacas con un protagonista único: Michael Ohayon, un policia culto, ha estudiado Historia, educado, intuitivo, trabajador sin descanso y paciente para resolver los casos más diversos, todos ellos centrados en un ambiente más o menos cerrado y que da una imagen de un Israel distinto al que es habitual en las noticias.

En este caso, se trata del asesinato de una célebre psicoanalista ocurrida un sábado por la mañana pocas horas antes de dar una importante conferencia en una academia psicoanalítica muy reservada y elitista de Jerusalem.

Es evidente que es una novela policíaca, pues hay un caso y hay que resolverlo, pero dado el peculiar ambiente en el que se desarrolla, es toda una explicación detallada, aunuqe asequible, de los métodos psicoanalíticos, de su fundamento y de su práctica. Y esta es una tarea que la autora realiza a la perfección porque no se trata de dar grandes explicaciones sino de ir introduciéndolas poco a poco a través de los personajes según va avanzando la novela. Queda muy claro desde el principio que se trata de un ambiente muy opaco, donde no hay información, donde todo se recubre de un tremendo secreto profesional que hace muy difícil penetrar en el mundo de los psicoanalistas y de sus enfermos, independientemente de que ellos mismos sean por naturaleza herméticos. Y en este sentido, me parece magistral la forma en que Batya Gur a través del inspector Ohayon va penetrando, sin violencia, en ese mundo.

El desarrollo de la investigación es lento, pero no exento de tensión y de intriga y aunque la novela es larga no cansa ni aburre al lector que, como en toda buena novela policíaca, se siente desconcertado en varios momentos. Solo hasta las ultimísimas páginas el misterio no queda desvelado, aunque ha habido pistas suficientes para que el lector no se sienta defraudado ni escamoteado.

Pero no podemos olvidar que estamos hablando de una escritora israelí y por lo tanto no va a dejar de tocar algún tema que tenga una relevancia en ese país, en este caso es la situación interior de los militares para cumplir las órdenes que les vienen desde arriba y que, con frecuencia, son percibidas en contra de la conciencia. Este tema, aunque sea tratado brevemente en relación con el número total de páginas es muy interesante.

Libro sorprendente y que anima a seguir leyendo el resto de las novelas de la malograda autora. Los personajes están tratados con profundidad y con buena capacidad de penetración en su personalidad. En todas ellas se ve una fina manera de escribir, reflejo del origen académico de Batya Gur y que eleva la valoración del género policiaco.


Batya Gur nació en Tel Aviv en 1947, y es descendiente de supervivientes del Holocausto. Doctora en literatura comparada en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y durante más de veinte años, profesora de la misma Universidad. Escribió crítica literaria y cortos ensayos  en el periódico Haaretz. Murió en Jersulem en 2005.

viernes, 10 de octubre de 2014

El amante

A.B. Yehoshua
Duomo Nefelibata, Barcelona, 213, Págs. 419 (incluyendo el glosario), TO: Ha-Me´ahev. Trad: María Teresa Sáiz

Poco a poco van apareciendo en España las novelas de Abraham B. Yehoshua (Jerusalem 1936) y desde la primera, Una mujer en Jerusalem, que ya sorprendió al descubrir su grandeza literaria, se va comprobando como este autor tiene gran capacidad de penetrar en sus personajes, haciendo unos retratos interiores y de la tipología humana que representan, excepcionales.

Situado entre los grandes de la literatura israelí contemporánea, con David Grossman y Amos Oz, ha abandonado las temáticas propias del Holocausto o la Fundación para abrir un abanico amplio de temáticas diversas, aunque muy ligadas a Israel, y siempre con un fondo pacifista, acentuado desde el tremendo impacto que sufrió al perder a su hijo muy joven en la guerra.

“El amante” es la primera novela de Abraham B. Yehoshua y en ella ya aparecen expuestos los principales temas de sus obras. El tema de fondo son las relaciones interpersonales y concretamente la dificultad de establecer unos vínculos auténticos y claros, hasta con las personas muy próximas o ligadas a nosotros. Tal como lo plantea, es un problema estrechamente relacionado con el tipo de sociedad y de cultura israelí, pero es extrapolable a otros lugares y personas.

Ambientada en 1973, durante la guerra del Yom Kipur, la novela, se abre con un comienzo difícil y hasta desconcertante, hasta que el lector perezosamente se adentra en la vida de un matrimonio de clase media, pero bien acomodado. Son personajes dispares, ya que Adam, dueño de un próspero taller mecánico en el que casi todos los obreros son árabes, ahora en guerra con los judíos, está casado con Asya, profesora de instituto, de Historia. A pesar de estas diferencias, que se han ido acentuando a lo largo de los años y no haber entre ellos, ni atracción, ni deseo, han conseguido mantenerse unidos durante veinte años, desde que se reencontraron en la época de la Segunda Guerra Mundial y el mandato británico en Palestina, después de años de haber coincidido en el colegio.

Dafi, es la hija adolescente conflictiva, que mantiene una reserva y una distancia con los dos: es crítica, curiosa, todo lo observa, lo analiza y saca sus conclusiones. En medio de esta situación muy equilibrada, aparece un cuarto personaje, Gabriel, un desnortado joven judío parisino, que lleva a reparar su viejo Morris al taller de Adam. Aunque ha nacido en Israel, no ha regresado por razones patrióticas, para alistarse en la guerra o quedarse a vivir en su patria natural, sino para hacerse cargo de la herencia de una abuela moribunda. Es un desarraigado sin documentos, sin casi identidad, pero al ser acogido en el seno de la familia momentáneamente, actuará de revulsivo en sus adormecidas vidas, casi sonámbulas, haciendo salir a la superficie sentimientos nuevos y olvidados y emergiendo las cuestiones de fondo de sus vidas que hasta ese momento no se habían atrevido a plantearse. Y todo esto va a ir apareciendo alternando las conversaciones normales de la vida diaria con unos constantes monólogos. Habría también que hablar de Naím, un árabe del taller, verdaderamente singular que tendrá su espacio claro en la novela.
Pero hay más: una profunda exploración al Estado de Israel desde diversos puntos de vista, de edades y de culturas, las relaciones entre árabes y judíos (él es un defensor de los dos Estados) y la cuestión siempre presente en aquella sociedad de la religión y la laicidad y de la identidad de ser judío cuando se proviene de tantos países y culturas.

La novela no es fácil; el mismo sistema narrativo no facilita el seguimiento, pero curiosamente capta la atención y poco a poco, casi sin esperar un desenlace, que el lector ya atisba que no va a ser claro, se va haciendo muy agradable. Y está claro que es una narrativa que aunque tenga moldes occidentales, es muy oriental y por lo tanto siempre singular a la hora de leerla, pero, es imprescindible para conocer a los novelistas israelíes actuales.