Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas
eminentes
Estamos ante una recopilación antológica de 20
relatos breves de escritoras del periodo victoriano, todas ellas conocidas, y
con un tema común: fantasmas y terror.
La época victoriana, que va de 1837 a 1901,
fue un periodo fructífero en literatura y algunos géneros destacaron, como las
narraciones de misterio y terror y cultivado principalmente por mujeres, que
fueron publicando sus relatos breves en revistas.
Estas autoras fueron capaces de escribir con
maestría sobre un género fantástico, creando verdaderos ambientes a base de
descripciones muy frescas y realistas. Paisajes tenebrosos, casas enormes,
palaciegas, con habitaciones cerradas o secretas, caserones abandonados, personajes
misteriosos o muertos que se hacen presentes a través de sus espíritus, seres
vivos atemorizados que viven su drama silenciosamente, niños extraños
portadores de un secreto…, todo un sistema de claves que mantenían al lector en
tensión, gozando y sufriendo con cada capítulo o cuento.
Y fueron mujeres las que escribieron
frecuentemente con un gran dominio de los argumentos y una imaginación
desbordante. Tienen una enorme capacidad para retratar a un personaje con
exactitud, destacando lo que les interesa, fijándose en sus rasgos, en sus estados
emocionales, captando la atención del lector que se ve dominado por esa
personalidad. Aquí vamos a ir leyendo relatos de autoras muy conocidas y que
han triunfado en otros géneros, como Willa Cather, Mary E. Braddon o
Charlotte Bronte, y otras muy poco conocidas para el lector español
Pero el relato, se convierte también en
testigo histórico de una sociedad muy especial, y sin casi pretenderlo, da una
imagen de la consideración que se tenía de la mujer en aquellos momentos.
Escritos por mujeres, las mujeres también pasan a ser protagonistas: son o bien
víctimas, o la hechicera o la médium del cuento, o la provocadora de la
tragedia
Literariamente
son una muestra del estilo que gusta en la época, alambicado, con minuciosas
descripciones, adjetivos frecuentes que calientan el ánimo, monólogos, o
discursos interiores del narrador y un ritmo lento que va subiendo la tensión y
que acaba en el desenlace sin producir violencia, pero si desahogo.
Un conjunto de
relatos que descansan, divierten, y hacen gozar con su escritura elegante y
rica.