jueves, 31 de enero de 2013

Concierto de música de Bach



Hortensia Papadat-Bengescu
Gadir. Madrid (2010) 277 págs.T.o: Concert din muzica de Bach. Traducción: Joaquín Garrigós

Hortensia Papadat-Bengescu (Ivesti 1876-Bucarest 1955) es considerada, por muchos, como la autora que conduce la novela rumana a niveles europeos desde una narrativa estrictamente nacional en la que discurría hasta esos momentos. La influencia de Proust y de Virginia Wolf es evidente para los críticos.
Nace en una familia burguesa y culta y recibe una buena formación literaria y musical. Casada con un magistrado y madre de cuatro hijos, tiene que trasladarse de una ciudad provinciana a otra sin poder centrarse literariamente y sin acabar de ser comprendida por su marido. Al llegar, definitivamente, a Bucarest se une al círculo literario de Eugen Lovinescu y comienza su carrera literaria propiamente dicha en 1919.
Concierto de música de Bach forma parte de un ciclo de novelas centrada en el tema de la familia, es, sin lugar a dudas, una gran novela, calificada por muchos como obra maestra. El lenguaje es culto, pero asequible y la traducción buena en su conjunto, aunque haya momentos más incompresibles, favorece la lectura.
Trascurre la novela en el periodo entre guerras y en la sociedad noble y burguesa de esos momentos, refinada, culta y afrancesada. A través de una serie de capítulos entrelazados van apareciendo los personajes que poco a poco, van convergiendo hacia el acontecimiento de la preparación y ejecución de un gran concierto de Bach. Aunque el concierto no se llega a dar, la novela en sí, es un gran concierto con una apoteosis en el momento del ensayo general, cuando Elena –la anfitriona que reúne a todos los personajes- describe sus sentimientos y la realidad a través de la música que se está interpretando. Un segundo momento majestuoso se vuelve a dar cuando la Coral espontáneamente comienza a cantar. Estos dos pasajes al final de la novela tienen una gran fuerza lírica y son arrolladores.
Todo el relato discurre a través de la narración de los hechos y del mundo interior de las mujeres; con una introspección dura y ácida se va descubriendo que todos los personajes tienen en su pasado alguna falta, algún error que de alguna manera los está persiguiendo y condicionando; el lector lo va descubriendo poco a poco y de esa manera va entendiendo a cada uno de ellos, a caballo entre el presente y el pasado.
Lo sorprendente de la narración es que da la sensación de que no ocurre nada, de que más que acción estamos parados, quietos, observando la inacción, cuando realmente van ocurriendo pequeñas cosas que determinan cambios profundos en los personajes y en sus vidas.
Se va mostrando una sociedad cínica, perversa, vanidosa, frívola, en las que las mujeres son las mueven todo y los hombres están bajo su dirección. Hay, sin embargo, un hombre –Lica- que es como el eje de todos los personajes y todo acaba convergiendo en él. Curiosamente se apoda “el trovador”, como para no desentonar con el fondo musical de todo el relato. Los tipos humanos son variados, característicos, complejos, pero no complicados, tienen defectos y quizá hay uno que sobresale pero no acaban de ser personajes anormales o patológicos. Frente a la impureza y maldad de ellos se levanta la música limpia y perfecta de Bach.
            Hortensia Papadat-Bengescu (1876-1955) está considerada como la autora que conduce a la novela rumana, en la primera mitad del siglo XX, al mejor nivel europeo. Nace en una familia burguesa y culta y recibe una esmerada formación literaria y musical. Casada con un magistrado y madre de cuatro hijos, tiene que trasladarse de una ciudad a otra sin poder dedicarse con intensidad a la literatura y sin acabar de ser comprendida por su marido. Cuando se instala definitivamente en Bucarest en 1919, se une al círculo literario de Eugen Lovinescu y comienza su carrera literaria propiamente dicha.
Concierto de música de Bach forma parte de un ciclo de novelas centrada en el tema de la familia. Trascurre la novela en el periodo entre guerras y está ambientada en la sociedad noble y burguesa, refinada, culta y afrancesada de aquellos años. A través de una serie de capítulos entrelazados aparecen los personajes que poco a poco convergen hacia el principal acontecimiento de esta novela: la preparación y ejecución de un gran concierto de Bach.
La autora parte de la descripción de los menudos hechos, los preparativos del concierto, para llegar a lo que le interesa de verdad: mostrar el mundo interior de las mujeres que se reúnen alrededor de Elena, la anfitriona. Con una introspección dura y a ratos ácida, la autora desvela cómo todos los personajes tienen en su pasado alguna falta, algún error que de alguna manera los sigue persiguiendo. Lo sorprendente de la narración es que da la sensación de que no sucede nada, de que más que acción estamos quietos, observando la inacción de los personajes, cuando realmente ocurren pequeñas cosas que determinarán cambios profundos en estas mujeres y en sus vidas.
Con este fresco aparentemente intrascendente, Papadat-Bengescu, manejando un lenguaje culto pero asequible para todo tipo de lectores, muestra el lado sombrío de una sociedad cínica, vanidosa, frívola, en la que las mujeres son las que mueven todo, sin que los hombres tengan mucho que decir.  Hay, sin embargo, un hombre, Lica, a quien llaman El Trovador, que funciona como el eje del resto de los personajes.
Y frente a este superficial y mezquino mundo que la autora describe con maestría se levanta la música limpia y perfecta de Bach, también protagonista de esta novela. Hay dos excelentes momentos en los que la música y la poesía lo llenan todo: durante el ensayo general y cuando de manera espontánea la Coral comienza a cantar.  
Sin lugar a dudas, Concierto de música de Bach es una gran novela que describe con acierto las sombras de una clase social que, en el periodo de entreguerras, vivía su momento de esplendor. 

miércoles, 30 de enero de 2013

El pájaro espectador



Wallace Stegner
Libros del Asteroide (2010) 308 págs, T.o: The Spectator Bird.
Traducción: Fernando Gónzalez Fernández-Corugedo

Muchos han abordado el tema de la senectud, como el momento en que el hombre mira atrás, observa su vida con ojos críticos, Wallace Stegner ya lo había hecho con En lugar seguro y anteriormente con El pájaro espectador, que ganó en 1977 el National Book Award, y que ahora se presenta ya traducida al castellano.
            Con lenguaje sencillo pero erudito Stegner ofrece un relato rico en sus citas y recuerdos literarios, la descripción minuciosa de paisajes rurales o urbanos y con una profunda mirada sobre los personajes que integran la narración. El protagonista ya no sólo el pájaro espectador de su propia vida, sino un pájaro profundamente escrutador de todo lo que le rodea, o con palabras suyas un pájaro compañero.
            A sus 69 años, Joe Allston, -“un hombre de gracia infinita, pero ahora extrañamente abatido”-, conocido agente literario vive retirado con Ruth, su mujer desde hace 45 años, y un simpático gato, Catarro, un viejo siamés. Su visión de la vejez y de las personas mayores es dura crítica, despreciativa; él mismo se ve lleno de achaques y dolores que soporta malamente pero que intenta llevar con un sano estoicismo, además ni tiene familia, ni deja descendencia. Su visión de la juventud es también despreciativa. Frente a él, Ruth, que dedica parte de su tiempo a atender y hacer agradable la vida a los habitantes de una residencia geriátrica, es una mujer vitalista, positiva, atenta, esperanzadora.
            Entre el correo basura, un día recibe una postal inesperada de una vieja amiga danesa, la marquesa Astrid Wredel-Kraup que despierta viejos recuerdos y le lleva a recuperar 3 viejos diarios del viaje que hizo a Dinamarca con su mujer, ya que su madre fue una inmigrante de aquel país. A partir de este momento, cada noche y a petición de Ruth van leyendo los diarios. Curiosamente va a aparecer la búsqueda de lo que será el tema de una de sus grandes novelas, el lugar seguro, que aquí lo define como el hogar, el lugar que cuando uno llega es acogido.
            Con la lectura se van recordando acontecimientos casi olvidados, pero también salen a la superficie los sentimientos cuidadosamente ocultados y vuelven a formularse preguntas que no se habían atrevido formular. Se va construyendo así una novela en la que los capítulos van discurriendo pacíficamente pero manteniendo con maestría la atención del lector. Joe se descubre así mismo como el molesto adolescente sepultado en mi interior junto con Ruth, la niña que siempre fue. Poco a poco se van desvelando todos los fantasmas, se van cerrando heridas, cobra sentido su existencia.
            Las escenas de la vida cotidiana se van intercalando con el remover y reajustar la vida pasada por la noche y van apareciendo otros personajes que le permiten a Stegner hacer una crítica dura de una cierta literatura fácil aprovechando la visita inesperada de un autor europeo de moda o hablar de la generosidad de amigos y vecinos.
            En conjunto, aunque haya algunos pasajes desiguales y la trama danesa sea demasiado rebuscada, la novela es sólida, contundente y ayuda a plantearse cuestiones vitales para todos. Sin duda era merecedora del premio que recibió en su momento.

sábado, 26 de enero de 2013

El centinela



Robert Crais
Roca editorial, Barcelona 2012, págs. 313. TO: The Sentry, Trad: Ana Herrera

Una auténtica novela negra, de las que no es fácil encontrar muchas ahora. Sorprende que en la portada se haya incluido un elogio de uno de los grandes de la novela policiaca actual, David Baldacci, diciendo que es “uno de los mejores escritores de novela negra que jamás haya leído”. Para seguir centrando al autor, hay que añadir que es amigo de otro de los grandes del género, Michael Connelly y que en novelas de ambos aparecen, aunque fugazmente, personajes del otro. Con esto ya queda demostrado que la novela tiene buenos credenciales.

Crais tiene dos series de novelas, cada una con un personaje: Joe Pike, es policía y ex militar y Elvis Cole, investigador privado. Ambos personajes son amigos y en esta nueva novela trabajan los dos, aunque la mayor parte corra a cargo de Pike.

La acción transcurre en California, aunque sus antecedentes están en Nueva Orleans. Pike detecta a unos individuos sospechosos, va tras ellos e impide que den una paliza al dueño de una tienda de bocadillos. Todo es extraño, pero Pike, se queda prendado de la sobrina y se acaba implicando a fondo en la defensa y ayuda de los dos.
Los sucesos se van complicando, poco a poco, de una manera lógica y aparecen las bandas de latinos y como es natural la policía y también el FBI. Y poco a poco se va pasando de bandas a mafias, la mejicana y la boliviana y la novela va transcurriendo con una fuerza e intriga, paralela a la creciente violencia. En un cierto momento Pike pide ayuda a Cole y a partir de ese momento se reparten la novela a partes iguales y son tan definitivos el uno como el otro.

Pero aquí, muy pocos son lo que aparentan o dicen ser y el lector pasa de un asombro a otro, pero al final, aunque muy trágicamente porque ésta si es una novela negra, se lleva a un desenlace no predecible de ninguna manera.

Los dos personajes principales están tan bien estudiados por el autor, que fluyen con una gran naturalidad. No es solo una descripción física sino un profundizar en su personalidad, sus sentimientos, sus reacciones. El resto, aunque el nivel sea menor están bien estudiados y no son nada artificiales. La distinción entre el bien y el mal, tan difuso ahora en algunas novelas policíacas queda perfectamente definida.

Estamos ante una de esas novelas que elevan de categoría el género y que sin caer en las estridencias y patologías a las que nos querían acostumbrar los escritores nórdicos, construye una trama excelente y muy bien desarrollada y un final lleno de sentido.

Robert Crais  nació en Baton Rouge, Luisiana, EEUU en 1953. A los 15 años compró un libro de segunda mano: "La hermana pequeña" de Chandler que  despertó en él, su amor a la escritura, a Los Ángeles y la literatura policíaca. Estudió ingeniería mecánica y tras varios años de director de cine aficionado y escribiendo relatos cortos, se trasladó a Hollywood en 1976 donde escribió los guiones para series como Canción triste de Hill Street, Corrupción en Miami y La ley de Los Ángeles.
Web del autor: http://www.robertcrais.com/ (en inglés)

miércoles, 23 de enero de 2013

LAS RUINAS DEL AMOR




Tsruyá Shalev
Las ruinas del amor
Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores. Barcelona 2010
596 págs. 24 € T.o.: Late family
Traducción: Ana Mª Bejarano

Truyá Shalev (Kinneret 1959), pertenece a un grupo de escritores israelitas que se han desmarcado de la línea sionista y política común de la literatura judía, aunque sin abandonar sus raíces. Sus obras se aprovechan de la geografía, la historia y la literatura bíblica, salpicándolas de referencias a las fiestas, los lugares y a la Biblia, pero dándoles un sabor propio. Por los temas sobre los que escriben y sus planteamientos están más próximos a la literatura europea que a la literatura sionista.
T. Shalev (no confundir con Meir Shalev, Mahalal 1948) tiene una formación literaria profunda que proviene de su mismo ambiente familiar. Es esencialmente poetisa y se refleja en los pasajes de gran lirismo que se encuentran en todas sus novelas hay. Su mirada es siempre profunda y aguda, penetrando en las cosas, las situaciones y sobre todo en la persona y sus sentimientos.
Las Ruinas del Amor es la tercera novela de lo que podríamos considerar un ciclo sobre el amor en la pareja, comenzado en 1997 con Vida amorosa, continuado con Marido y Mujer en 2002 y ahora finalizado con Las ruinas del amor (2010). La primera es la historia del matrimonio entre un sexagenario déspota y cínico y la joven hija de un amigo suyo, en la que los sentimientos de dominio y sumisión son examinados en detalle. El segundo –Marido y Mujer- describe la convivencia de una pareja en situación psicológica extrema, ya que el miedo a que desaparezca el amor entre ellos les lleva a situaciones patológicas. Estas dos novelas ya comienzan a plantear el fondo de la tercera, la extinción del sentimiento amoroso: si el amor desaparece, si lo que se creía una gozosa vida fundamentada en la atracción ya no es tan evidente, si supuestamente la libertad personal se ve limitada, ¿por qué seguir unidos?
Así se entra en el tema de Las Ruinas del Amor. El título es sugestivo y se puede entender desde muchos enfoques: son las ruinas de lo que parecía un amor eterno, pero viciado desde el principio porque no había auténtica entrega y se iba desmoronando poco a poco; son ruinas humanas ya que los personajes pierden la alegría, la fuerza que tenían en la vida familiar y personal, el complemento que les permitía vivir con seguridad. Son ruinas del amor, en el caso de los hijos que sufren la separación y que son los más profundamente heridos.
Los pasajes describiendo las conductas alteradas de los niños, sus temores, sus sufrimientos y sus reacciones ante el divorcio de los padres, frecuentes a lo largo de la novela, están muy bien elaborados. Abundan frases contundentes alertando de lo terrible del divorcio: “separarse es uno de los peores traumas por los que se puede pasar, es tan grave como un duelo pero sin legitimación (pág. 196) y señalando insistentemente que no hay marcha atrás, agudizándose la angustia de la situación.
Toda la historia está contada desde el mundo interior de la protagonista, Ela, y desde ella hablan los diversos personajes, conviviendo monólogos, con descripción de sentimientos y con diálogos bien montados. No se sabe bien qué da origen al divorcio; los dos protagonistas son arqueólogos, comparten trabajos y la admiración de ella por él fue el inicio del idilio; sí quiere la autora recalcar la existencia de un padre exigente, que tiene a la madre casi esclavizada y que no supo nada más que engendrar miedos en la familia, como posible causa de la situación afectiva de Ela.
Después de la separación y el ansia de iniciar una nueva vida se va pasando por los diversos estados interiores de los protagonistas, los intentos de retomar la relación, la confrontación con otros matrimonios y por último el establecimiento de una nueva relación que a los pocos días es tan insatisfactoria como la primera. El final queda totalmente abierto.
Se ha escrito una buena novela, tremendamente densa y larga, pero muy escrita y que sabe retener al lector hasta el final. Solo pondría una pega: hay una ausencia total de valores trascendentes.