Michael Connelly
Alianza
Editorial, Madrid 2017, TO. The Wrong Side of Goodbye. Trad. Javier Guerrero Gimeno.
De nuevo
Harry Bosch y, además, no se jubila, sino que trabaja de detective privado y se
asocia a una comisaria de una zona de Los Ángeles.
En la
novela se van a desarrollar dos casos independientes: uno privado que es el más
importante y otro de un violador en serie, de carácter oficial. Como es lógico,
los dos se van a resolver, esto ya lo sabemos, pero lo importante es cómo se
resuelven. En el caso del violador se sigue el esquema policial, que Harry
conoce muy bien: comienza por establecer nexos, examinar casos similares, pedir
la colaboración ciudadana y acaba resolviéndose siempre en el límite, que es lo
esperado en estas situaciones: se va acorralando al asesino, aunque no se sepa
quién es, y cuando éste llega a su límite, se descubre y se precipitan los
acontecimientos. En esta situación Harry se muestra cómo es: resolutivo y
buscando siempre lo mejor, aunque eso le pueda traer problemas y salvando una
situación que ha llegado al límite.
El caso
principal, que da nombre a la novela, es el de un magnate de tercera
generación, heredero de una gran industria aeronáutica que ya, muy enfermo,
quiere resolver un interrogante que le ha ido persiguiendo toda la vida: ¿Tiene
un heredero? Cuando era estudiante en el primer año de universidad, tuvo un lío
amoroso con una chica mexicana y aunque estaba embarazada la abandonó por las
exigencias de su padre: ¿qué paso con ese niño?
Harry
tendrá que hacer gala de todo un arte de la investigación para remontarse a un
pasado muy lejano y resolver a base de registros y de entrevistas lo que
parecía imposible. Todo se mezcla con su propia vida ya que coincidió en algún
momento con el presunto hijo. Desde el principio el magnate no da señales de
vida, de forma que Harry va actuando por la inercia y por el generoso dinero
que le dio al principio solo por ir a visitarle. La investigación es difícil
porque a la corporación que heredaría las empresas no le interesa nada que se
resuelva el caso.
Como
todos los episodios anteriores la novela está escrita con lógica, sin saltos
incomprensibles y siguiendo un esquema muy bien estudiado; el resultado es un
relato ameno, que distrae y que no deja de enseñar a hacer un trabajo bien
hecho, con conciencia, sin egoísmos y con deseos de hacer el bien
fundamentalmente.