martes, 26 de febrero de 2013

La muerte del corazón



Elizabeth Bowen
Impedimenta, Madrid, 2012, Págs. 402. TO: The death of the heart, Trad: Eduardo Berti

La muerte del corazón fue publicada en 1938, y es la novela más conocida de Elizabeth Bowen (Dublín 1899-Hythe, Kent, 1973). Se trasladó a Inglaterra y formó parte del Círculo de Bloomsbury, en el que militaba Virginia Woolf y su marido, Katherine Mansfield, Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, entre otros.,
La acción transcurre en Londres, en el periodo de entreguerras y es ocasión para el estudio profundo de la naturaleza humana y de una sociedad que está próxima a su agonía. La protagonista es Portia Quayne, que en la novela tiene dieciséis años y es considerada por todos todavía como una niña, sin experiencia de la vida, ni del amor. Tras la muerte de su madre, su hermanastro Thomas se ve obligado a acogerla en su casa para cumplir los deseos de su difunto padre. Se encontrará con Anna, la mujer de Thomas, prototipo de mujer, vacía, egoísta, escasa de sentimientos, vanidosa, superficial e incapaz de entender a nadie y no ver a las personas excepto desde la utilidad que le reportan vanidosamente. El choque emocional de Portia, acostumbrada al cariño de su madre, es grande y pronto se da cuenta de la falsedad de Anna y de la poca fuerza moral de Thomas. Portia se encuentra sola y en esta situación se une a la criada de la casa en la que encuentra el cariño y la comprensión que busca y más tarde con Eddie, curioso personaje, joven y extraño amigo de Anna, del que se enamora.
Esta dividida en tres partes, “El Mundo”, “La Carne” y “El Diablo”, marcando el itinerario porque el que pasa Portia. Es una novela en la que el mundo interior de los personajes cobra una importancia muy grande y aquí radica la maestría de Bowen, porque realiza unos retratos coherentes de sus reacciones, de sus puntos de inflexión, de sus defectos, del egoísmo tan arraigado cuando no se le pone freno… Tanta importancia tienen los personajes principales, como los secundarios, todos son una miniatura interior perfectamente dibujada. La novela, aunque sea lenta y se recree en muchas escenas y descripciones, no se hace pesada ni farragosa, todo lo contrario, es amena, agradable y empuja con suavidad a seguir leyendo y llegar hasta el final. Además, como en todo relato profundamente humano hay una cierta intriga que mantiene una sana y tranquila tensión.
            Merece la pena resaltar la forma de comenzar la novela: es la conversación confidencial, casi de cotilleo, con que Ana se desahoga con St. Quentin, novelista y amigo, a la orilla del lago de un parque londinense. Aquí queda ya perfectamente retratada: atractiva y egoísta, se lamenta de los comentarios que ha leído inmoralmente en el diario de cuñada Portia, y de como han de soportarla durante todo un año. Y una de las frases finales de Ana, al constatar el sufrimiento de Portia y el desentenderse de ella: “si uno tuviese que preocuparse por los demás, se volvería loco. No sirve de nada pensar en lo que pueden sentir otros.”
No es extraño que para muchos haya sido considerada como una de las mejores novelas del siglo XX.

domingo, 17 de febrero de 2013

La amiga estupenda


Elena Ferrante
Lumen, Barcelona, 2012, Págs. 386. TO: L´amica geniale. Trad:Celia Filipetto

Hay muchas novelas que narran historias de la infancia y de la adolescencia. Esta es una de ellas. El Nápoles pobre, casi miserable, del final de los años 50 del siglo pasado sirve de contexto para narrar la historia de dos amigas peculiares, Lina y Lenuccia. Será esta última la narradora.
            Se puede preguntar: ¿qué tiene de peculiar esta novela? A mi entender, una fina visión de la psicología femenina, de la manera de comprensión de las cosas y de los asuntos de la mujer, el modo en que se va formando su personalidad, evolucionando desde la infancia a la adolescencia. Pero hay que tener en cuenta, que las protagonistas, a las que se sigue casi día a día, son peculiares. Me parece que es un tratado de la femineidad, no acto para feministas.
            Vayamos a la trama, que es muy sencilla: estamos como ya he dicho en el Nápoles de la segunda mitad del siglo pasado. Un barrio pobre de la periferia (esto es muy italiano), donde se habla habitualmente dialecto y casi no se entiende y menos se habla el italiano. Se vive con lo puesto; algunos tienen más, pero la generalidad es la pobreza. Hay dos protagonistas, pero rodeados de unos grupos familiares definidos, donde anidan los rencores, las envidias, los comentarios hirientes y la violencia, la vida se vive en el barrio, únicamente y allí ocurre de todo…, de todos modos esto le interesa poco al autor/a, sobre todo son las dos protagonistas las que van a ocupar plenamente todo el relato.
            Lina es una niña muy singular, cruel con frecuencia, fría, sumamente inteligente, competitiva, emprendedora, sin miedo y hasta temeraria. Lena es una niña valiosa, pero oscurecida por la personalidad de su amiga, con la que está constantemente comparándose, trabajadora infatigable, modosa y débil y con una dependencia emocional de Lena (Lenù), total. Son precisamente estas personalidades con sus mecanismos psicológicos los que están dibujados con perfección, dotando de singularidad al relato.
            Esta novela es el primer volumen de una trilogía, similar, quizá a la ya publicada Crónicas de Desamor (El amor molesto, Los días del abandono, y La Hija oscura.

De la autora poco o casi nada se sabe, excepto que nació en Nápoles.

jueves, 14 de febrero de 2013

La Señal y otros relatos

Vsèvolod Garshin
Contraseña Editorial, Zaragoza (2010), 250 págs. Traducción: Sara Gutiérrez. Prólogo de José Carlos Mainer

Vsèvolod Garshin es un gran maestro y muy poco conocido del relato breve. Nacido en Ucrania, con una corta vida y un fin trágico ya que se suicidó a los 33 años.
Su intervención en la guerra ruso turca dejó en él profundas huellas que se reflejaron en muchos de sus relatos. En esta selección se incluyen algunos como “Cuatro días” que es la sobrecogedora historia de un soldado que después de matar a un turco, es herido y abandonado y tiene que pasar cuatro días sin moverse junto al cadáver de su enemigo. Su visión de la guerra, de la persona, del mundo y de la existencia se depura en el monólogo que desarrolla en esos días hasta que es encontrado.
El cuento que cierra la recopilación, La Señal, y que da título al libro es una historia, también con fondo de guerra, ya que el protagonista es un antiguo soldado, de la honradez y conciencia de un hombre de bien, frente a un compañero resentido, egoísta, cruel y despiadado. Un escrito colosal y conmovedor.
La Flor roja es el tercer cuento que se puede resaltar. Fue dedicada por el autor a Turgeniev y se centra en un enfermo psiquiátrico y sus alucinaciones producidas por tres flores rojas plantadas en el centro del hospital donde es recluido. Es un relato magistral en que el autor refleja sus propias experiencias ya que él mismo estuvo internado en un centro de estas características y donde lleva el relato fantástico a un nivel superior.
El resto de los cuentos (en total, nueve) son representativos de la breve obra de Garshin (una veintena de relatos) y muy característicos del alma rusa: el amor, la indecisión, la muerte y el suicidio, la impasibilidad, etc, que están extraordinariamente escritos, reflejando la compasión, la piedad, la comprensión de un espíritu abierto, pero atormentado. Todos ellos son duros, solo mitigados por la excelente pluma de su autor; él mismo confesó en una carta a un amigo: “He escrito sinceramente, sin disfrazar nada, y he puesto sobre el papel las cosas que realmente han angustiado mi alma”.
La introducción del libro es muy valiosa, sobre todo para quien conozca poco a Grashin y la época dorada de la literatura rusa del XIX. Es una selección culta y excelente.

domingo, 10 de febrero de 2013

¡Llama a la comadrona! Una historia verdadera en el Londres de los años cincuenta



Jennifer Worth
Lumen, Barcelona, Págs. 458, TO:Call the Midwife. Trad: Rita da Costa

La BBC ha realizado una serie basada en este libro de memorias, de la que ha emitido la primera temporada y que ha constituido un auténtico éxito. Esto significa que todavía hay sensibilidad y que los relatos con valores siempre son bien acogidos y, más, si son reales.

Las historias, recuerdos, están narrados en primera persona por Jenny Lee, de casada Jennifer Worth, y se limita a escribir algunos relatos sobre su propia experiencia como comadrona en los años 50 del siglo XX, en un Est End londinense asolado después de la Segunda Guerra Mundial. Es el primero de cuatro libros; los siguientes, Shadows of the Workhouse, Farewell to the East End y In the Midst of Life, todavía no han sido publicados en España, pero si son como éste, merecen publicarse.

Jenney Lee, para completar su formación de enfermera y especializarse para ejercer de comadrona, llega con gran desconocimiento del lugar y de la institución al convento de san Ramón Nonato. Su desconcierto es grande porque no sabía que era una casa religiosa, pero allí se encuentra con unas monjas experimentadas, llenas de humanidad y auténticas especialistas en su trabajo y que la acogen con cariño y atención. Junto con Cynthia, Trixie y Chummy, con un gran amor abnegado a la profesión y al trabajo, una dosis elevada de humildad y una eficiencia notable, atienden en sus hogares los partos de unas madres, sumidas en la pobreza, que viven a veces en condiciones terribles, pero que son la fuerza de la familia. Hay heroicidad en la mayoría de las madres y en el trabajo de las comadronas.

No todo son historias felices, hay muchas tristes y los personajes no están idealizados; la galería es muy amplia, desde padres indeseables y maltratadores, hasta esposos llenos de ternura. Merece la pena de modo especial la historia de Conchita Warren y su esposo, con 24 hijos, donde la ternura, la humanidad, la alegría, el orden familiar y la ayuda entre los hijos es asombroso. Por si fuera poco, ella no habla inglés y el no habla español, solo los niños hablan los dos idiomas, pero las escenas de amor entre los esposos son emocionantes. La historia de la vejez de una de las monjas está llena de fuerza y es excelente. Y muchas otras: algunas parecen inverosímiles, otras están llenas de humor y algunas te llenan de lágrimas los ojos.

Unas memorias que merecen tenerse en cuenta y no dejar de leer. No tienen una gran calidad literaria, pero si una sencilla calidad humana no fácil de encontrar.

Jennifer Lee nació el 25 de septiembre de 1935 en Clacton-on-Sea, Essex. Estudió taquigrafía y mecanografía y trabajó como secretaría, pero no se encontraba satisfecha y estudió enfermería. Más tarde comenzó la especialización como comadrona. Con 22 años, Jennifer empezó a colaborar con una comunidad de monjas anglicanas de la congregación de Saint John the Divine en el East End. Con ellas ayudaba a las personas más necesitadas del distrito de Poplar, uno de los más castigados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1973, ya casada, decidió retirarse y dedicarse a su otra gran pasión, la música. Un año después se licenciaba en el London College of Music y se dedicó a dar clases de piano y canto.
En el año 2002 publicó Call the Midwife El libro fue un éxito de ventas. En 2005 se publicaba Shadows of the Workhouse y cuatro años después, Farewell to the East End. Un año antes de morir acabó In the Midst of Life, sobre su última experiencia con la enfermedad terminal que terminaría con su vida el 31 de mayo de 2011.

viernes, 8 de febrero de 2013

Lo que ha quedado del imperio de los Zares



Manuel Chaves Nogales
Renacimiento. Sevilla (2011) 360 págs. 24 €. Edición y prólogo de María Isabel Cintas

Ya había abordado Chaves Nogales (1897-1944) el tema de la revolución rusa en “El maestro Juan Martínez que estaba allí”, ahora se trata de relatar la vida y la situación de aquellos rusos, protagonistas directos o no de la política zarista, que vivieron aquellos momentos y que se vieron obligados, en muchos casos para salvar la vida, a huir del poder bolchevique y exiliarse a diversos países, pero principalmente Francia.
Es un relato periodístico de gran alcance ya que el libro está constituido por unas magistrales entrevistas a los grandes protagonistas que abandonaron Rusia con la Revolución: son los perdedores, los nostálgicos, los que fueron mucho y ahora no son nada y viven abandonados, olvidados, sin protagonismo y en ocasiones en la miseria. En este sentido el libro es un gran reportaje que responde a la pregunta: ¿qué fue de…?
Después de un breve resumen de los últimos años de la corte imperial y de la matanza magnicida, se va dando entrada a una variedad de personajes, desde el gran Duque Cirilo que se autoproclama zar o todos los familiares próximos (grandes duques) de la familia imperial junto con otros nobles en estrecha relación con el emperador. Pero aquí hay sitio para todos, no falta nadie, desde la amante del zar, Matilde Kchesinska, a la supuesta anónima que se presentó como la gran duquesa Anastasia, los políticos que tuvieron alguna importancia en aquellos momentos, los auténticos aristócratas, muchos de ellos en la pobreza más absoluta, los artistas, los escritores, los sacerdotes y miembros de la iglesia ortodoxa, los estudiantes, etc. El tema de las nacionalidades cierra el conjunto de entrevistas y análisis del libro.
Dos grupos de personajes merecen un tratamiento especial, los jefes del ejército blanco, con sus funestos errores y la crueldad que emplearon con el pueblo, que les llevó a ser despreciados y abandonados por todos y el menchevique y socialista Kerenski, personaje clave en el derrocamiento de Nicolás II, que con 38 años fue el jefe de Gobierno y que fue defenestrado por los bolcheviques en la Revolución de Octubre. Chaves intenta dar una visión objetiva y equilibrada de este sujeto que vivía pobremente dirigiendo un periódico ruso en París. Este es, probablemente, uno de los capítulos más logrados del relato.
Los artículos se publicaron diariamente en 24 entregas en el periódico Ahora en 1931.
En su conjunto cabe destacar la maestría literaria y periodística de Chaves: la lectura de sus artículos es para el lector pacífica y apasionada; sus introducciones al personaje, al ambiente en el que vivió y vivía en esos momentos son exquisitas. A la vez, aunque el tema de la revolución rusa se ha tratado abundantemente, es esta una visión novedosa, un ángulo distinto y una recuperación de unos personajes y de un pueblo que no son conocidos, a menudo, con profundidad. Como en todos sus escritos el deseo de objetividad, de narrar los hechos tal como son y no dar interpretaciones personales subjetivas y partidistas lo convierte en un valioso documento.
El libro está introducido por un completo estudio de María Isabel Cintas, que se ha especializado en la obra del autor y que facilita mucho la posterior lectura. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

Una familia venida a menos



Crónica familiar de los príncipes Protozánov (Redacción de la princesa V.D.P.)
Nikolái Leskov
El Aleph Editores. Taller de Mario Muchnik. Barcelona (2010) 299 págs. T.o: Zajudalli rod. Traducción: Jorge Ferrer.

            Cuando hablamos de escritores rusos del XIX tendemos a dejar de nombrar junto a los grandes a Nikolài Leskov (1831-1895), y sin embargo es un ruso genuino de una indudable talla literaria y al que Dostoievsky apreció y dio a conocer. Se le podría calificar como el gran narrador, porque eso son sus novelas, narraciones que fluyen mansamente y van entusiasmando según se avanza en su lectura.
            “Una familia venida a menos” fue publicada en 1874, en la época más brillante del autor y constituye la crónica familiar de los Protozánov, concretamente del período en que la princesa Varvara es la cabeza de la familia. Todo el relato lo hace una nieta suya, pero valiéndose del testimonio de una de las siervas y consejeras más íntimas de la princesa.
            Al inicio se incluye una presentación verdaderamente sugestiva y que predispone al lector a descubrir lo que podría ser una epopeya: «Nuestra familia es una de las más antiguas de toda Rusia. Todos los Protozánov somos descendientes por línea directa de los primeros príncipes que gozaron de poder en estas tierras y en nuestro escudo familiar consta que nuestros títulos de nobleza nos pertenecen por herencia y no «por acta notarial». No hay narración sobre la historia de la antigua Rusia donde no aflore aquí o allá el nombre de alguno de nuestros antepasados».
            Y a partir de ahí comienza un desfile de personajes singulares en el que destaca la princesa, ejemplo de dama con carácter, clarividente, leal, respetuosa y con un amor a sus semejantes que le lleva a estar pendiente constantemente de sus siervos, abomina del engaño, de la simulación y defiende, por encima de todo, la nobleza de casta que debe de manifestarse principalmente en las acciones. Ella, con su luz, va dando entrada al resto de los personajes, sencillamente muy rusos y cada uno de ellos peculiar.
No es sin embargo un relato atemporal, los sucesos del momento impregnan toda la narración y dan una visión amplia y exacta de la situación histórica por los que pasa Rusia: una nobleza de la sangre decadente y afrancesada junto a otra advenediza proveniente de la burguesía, una monarquía zarista sin prestigio y un pueblo que aunque está acostumbrado a soportar todas las humillaciones empieza a revelarse. La educación de los nobles es otro de los capítulos donde el autor se esmera con una crítica ácida. La iglesia tradicional ortodoxa también tiene su espacio y tampoco están exentos de la crítica sus ministros al no estar a la altura de lo que representan.
El estilo es ágil y la ironía y el humor van acompañando el relato que el autor califica como crónica. Si leer a los clásicos siempre aprovecha, cuando el lector descubre a uno menos conocido siente una satisfacción mayor y esto es lo que pasa con Leskov.
La cuidada edición de El Aleph favorece la lectura.

sábado, 2 de febrero de 2013

El rostro de Gógol



Kjell Johansson
Nórdicalibros. Madrid (2010) 374 págs. 21,95 €. T.o: Gogols Ansikte. Traducción: Carmen Montes Cano.

Kjell Johansson (Estocolmo 1941) rompe con la reciente moda de escritores suecos de novela negra y nos entrega una “autobiografía” del genio de la literatura rusa Gógol.
El primer valor de esta biografía novelada es que realmente parece escrita por el mismo biografiado; Johansson se ha introducido tan a fondo en la literatura rusa y se ha identificado con el personaje de tal modo, que al escribir ha logrado un mimetismo literario a lo largo de todo el relato. Ha sabido reflejar esmeradamente todo el rico, inquieto y atormentado mundo interior de Gógol: la constante duda que lleva pareja la indecisión agobiante, la lucha por la verdad siempre acechada por la mentira, la lealtad y amor hacia los amigos y las traiciones y olvidos, las inquietudes sociales y políticas en la Rusia zarista y el silencio prudente que hay que mantener, el saberse buen escritor y el dolor ante la incomprensión, la hipocondria angustiosa y ridícula que le acompaña toda la vida y la inquietud que genera y todo acompañado de un místicismo y amor mal entendido y temeroso a Dios, inculcado por su madre y que se va agravando con el paso de los años hasta su muerte acompañada de locura. El lector percibe que está ante una narración genuinamente rusa y se ve obligado a comprobar, en más de una ocasión, que es una obra de creación reciente.
            Pero  no se queda ahí la novela, también nos ofrece la historia de la gestación de la mayoría de las obras de Gógol, su motivación y la reacción a ellas en la sociedad de entonces. Todos los escritores importantes de la época van desfilando, principalmente su admirado Pushkin, que le sugiere el argumento de Las almas muertas y que tuvo tanta importancia para su vida literaria. En la última parte de su vida ya dominado por la locura dominará la amistad con Tolstoi. También aparecen, pero sin entrar en detalles Dostoiesky y Turgenief.
            Johansson en el postfacio, aclara que esta novela es la última de su trilogía sobre seres asustados y solos y esta indicación es una clave para poder entender los pasajes en los que los sueños, la imaginación y la realidad se funden en momentos terroríficos y desconcertantes, donde queda al descubierto el alma sufriente de Gógol. Son momentos magistrales enlazados simbólicamente a través del personaje del herrero y su obra pictórica que recorre toda la novela desde la infancia hasta la muerte del protagonista.
            Por último, a lo largo del texto se intercalan algunos cuentos, muy rusos, que adoban el relato y ayudan a darle soltura. Esta llena de consideraciones profundas sobre la vida, el amor, la libertad, la familia que le dan profundidad.
            La novela es densa, la narración se va abigarrando según se avanza y los últimos capítulos donde predomina el mundo interior del escritor y donde es difícil distinguir la realidad del sueño pueden hacerse un poco tediosos, pero sin duda es una novela que merece leerse para tener un conocimiento más exacto de Gógol.

Marianela



Benito Pérez Galdós
Bruño. Madrid, 2012, Edición de Adolfo Torrecilla, 320 págs


Dicen que Marianela era la novela preferida de Galdós, no lo sé a ciencia cierta, pero si que es una de las más populares. Seguro que está en muchas bibliotecas familiares españolas. Si traigo hoy una reseña de ella, se debe a la reciente edición de Bruño y más concretamente al completo estudio preliminar de Adolfo Torrecilla, profesor de literatura y un excelente crítico literario, que me parece que es una ayuda excepcional para sacarle partido a uno de los mejores escritores españoles del siglo XIX. El estudio se complementa con unos ejercicios y unas notas para esta inmejorable edición escolar que, sin embargo, será útil para todos y supondrá un redescubrimiento de la literatura de Galdós.

Marianela se publicó en 1878 y previamente habían aparecido La Fontana de Oro (1870), La sombra (1870) y El audaz (1871), que realmente no tuvieron mucho éxito, pero para Galdós supusieron pasar de una época de periodismo errático a introducirse en el panorama literario del momento.

Más tarde, entre 1873 y 1879, publicó diez narraciones de la primera serie de los Episodios nacionales y los primeros de la segunda serie. En 1876, abandona esta línea por la caldeada situación política y social de España, y escribe dos novelas de tesis, Doña Perfecta (1876) y Gloria (1877), en las que aborda temas sociales y religiosos con un extremado tinte anticlerical, provocando las primeras polémicas por las que Galdós será muy conocido.

Y éste es el momento de Marianela. Galdós, abandona las novelas de tesis y busca un enfoque más realista y, a la vez, simbólico. Sin embargo, también hay tesis en Marianela, aunque en menor proporción e intensidad que en las novelas anteriores.

El personaje de Marianela es tierno, poético y trágico, destaca con diferencia por encima de todos los demás de la novela. Su manera de ver la vida, su generosidad, entrega y su drama interior elevan la calidad del relato y ponen en su sitio el tono didáctico, la intenciones sociales, la enseñanza moral y la escasa profundidad de algunos personajes, como Pablo, el joven ciego, y Florentina, una mujer ingenua y pueril que no encaja en lo que se está contando. Sin embargo, Marianela, con su fuerza y su idealismo, se apodera de la novela por entero, dejando en un segundo plano otras cuestiones menos estéticas y más ideológicas.

La introducción de Adolfo Torrecilla está divida en cuatro partes: el autor y su época, la cronología, el análisis de la obra y la correspondiente bibliografía –muy bien escogida- y los criterios de esta edición.

Una nueva oportunidad para volver a nuestros clásicos que no habría que desaprovechar.