jueves, 27 de junio de 2013

Un soplo de aire fresco

Don Winslow
Mondadori, Barcelona, 2013, Págs. 378. TO: A Cool Breeze on the Underground, Trad: Óscar Palmer Yañez

Desde Estados Unidos llega una nueva serie policiaca y nuevo investigador. El autor es muy leído en USA y su personaje es simpático y original, distanciándose mucho de otros investigadores o policías a los que estamos acostumbrados. Dado el auge de las novelas de este tipo, la mayor parte de las veces, una gran parte del reclamo lo constituye el protagonista y su singularidad. Winslow ha dado en el clavo con Neal Carey.

La novela originalmente es de 1991 y es el inicio de una serie de cinco, acabadas de publicar en 1996.

Un soplo de aire fresco comienza con la presentación del personaje. Neal Carey es un chiquillo de 11 años, que malvive con una mala madre en un mal barrio neoyorquino y que al intentar robarle la cartera a Joe Graham, se encuentra con el hombre que le va a ayudar a ser todo en la vida y al que pasará a llamar papá. Graham le instruye para convertirse en investigador privado, aunque un tanto especial. Toda la primera parte de la novela, divertida y agradable, es el proceso de instrucción al que se ve sometido Neal para convertirse en detective. Pero esto no es todo, va a hacer una carrera universitaria y se va a convertir en un espíritu exquisito, amante de la buena literatura y conocedor a fondo de ella, ahora bien, esto lleva consigo el ponerse al servicio de una pequeña empresa de resolución de casos especiales de la que también forma parte Graham.


La segunda parte de la novela transcurre en Londres a donde ha sido enviado Neal para recuperar a Alison Chase, la hija de un político que se ha echado a perder desde muy pequeña y que ahora ha escapado de casa y devolverla al hogar antes de las elecciones. Entramos en un submundo, el de la droga y el delito: el relato es sórdido, como no puede ser menos y da una idea muy exacta de la realidad. El protagonista haciendo gala de toda su profesionalidad consigue introducirse en el mundillo, engañar a todos y sobre todo lograr que no le engañen y no le borren del mapa y acabar el encargo con perfección. Hay todavía una tercera parte, remate de todo, que el lector tendrá que descubrirla y que es un buen cierre.


Estamos ante una buena novela y principalmente un personaje con el que le lector se identifica, porque es agradable, educado, y sabe comportarse y además resuelve bien el caso, sin estridencias o saltos de escritor que no sabe como acabar.

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