Pablo d´Ors
Galaxia Gutenberg, Barcelona 2017, Págs. 434
Cuarta trilogía de Pablo d’Ors: Trilogía del Entusiasmo. Después
de las tres anteriores: Trilogía del Fracaso, Trilogía de la Ilusión y Trilogía
del Silencio. Comienza con esta primera novela, contándonos el nacimiento de su
vocación, su entrada en el seminario y sus primeros pasos como sacerdote.
Escrita con la fuerza y la frescura propia del autor y su fluidez narrativa. No
obstante, quiere insistir en que es un libro de ficción, aunque tiene
credibilidad, ya que según d´Ors “lo que pasa por nuestra cabeza y nuestros
corazones es tan verdad como lo que pasa ante nuestros ojos o por nuestras
manos” (pág. 34). Pero, avanzado el relato, manifiesta que es un relato
autobiográfico, novelado: “este libro, que cuenta qué mediaciones me hicieron
clérigo y qué ministerios eclesiales me hicieron hombre…” (Pág. 300)
No es fácil encontrar un relato de esta índole, ya que está lleno
de demasiada sinceridad y no se sabe bien si, en algunos momentos, es un
descargo emocional, una necesidad de notoriedad o una defensa de la humanidad
de una iglesia y de una fe que, en ocasiones, se sabe bien cuál es, ya que las
contradicciones son frecuentes. Pero siempre será el trabajo de un buen
escritor. Es indudable su fuerza literaria y como relato de fe, pero puede, a
veces, parecer puro ejercicio literario, sin que el autor pretenda más.
Comienza con su viaje a Estados Unidos al finalizar el
bachillerato, allá por los años 80 del siglo pasado y su encuentro decisivo con
Salmerón, un español de su edad, también estdudiando alli, pero lleno de fervor
religioso que, en medio del desajuste sensible de Pablo, encauza sus pulsiones
espirituales hacia una religiosidad, que aunque muy juvenil, es también muy
auténtica. Su encuentro con dos sacerdotes, absolutamente estereotipados y de
una extremosidad inconcebible, le llevan a descubrir su vocación y a ingresar
en el seminario de los misioneros claretianos, donde pasara unos años de
formación específica muy peculiar. Al final de ese periodo será ordenado
sacerdote. Durante el seminario destaca sobre todo sus primeras experiencias
misioneras con los más necesitados y marginados, experiencias que se repetirán
en su paso por la selva de Honduras, una vez ya siendo sacerdote.
A lo largo de estas páginas va haciendo muchas aportaciones
interesantes sobre la fe, la importancia de los sacramentos, la eucaristía, las
virtudes cristianas, la oración …, que muestran su profundidad, pero a la vez
hay otros elementos que contrastan mucho, sobre todo su insistencia por el sexo
que es como un trasversal de toda la novela.
Los años del seminario y de su formación para el sacerdocio son
caóticos y no se corta al señalar todas las deficiencias, pero también resaltando
el valor importante que tuvieron para él. La filosofía sin orden que estudia,
la teología, más marxismo que otra cosa, la poca vida cristiana del seminario, las
relaciones con los demás, los profesores que más que orientar, en muchos casos,
desorientan a los alumnos, y que son un reflejo de aquellos años por los que
pasó la Iglesia, sumidos en la crisis, de la que no se ha salido todavía.
Quiere ser objetivo, desmitificador, señalar los aspectos humanos
de la Iglesia y de los sacerdotes, pero le falta equilibrio y casi todos los
sacerdotes que presenta son anormales en una dirección o en otra. Es una pena,
una visión tan plana y tan poco real del momento, aunque se ciña casi exclusivamente
a una única institución eclesial, aunque tampoco le faltan las críticas a otras.
Con
todo esto, no se a quien le puede interesar de verdad el libro, a no ser que
sea un seguidor del autor, no obstante tiene un valor testimonial y ayudará a
entender a un sacerdote que, junto con la polémica que levanta a su paso, tiene
no pocos valores humanos y una fe viva.
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