miércoles, 30 de enero de 2013

El pájaro espectador



Wallace Stegner
Libros del Asteroide (2010) 308 págs, T.o: The Spectator Bird.
Traducción: Fernando Gónzalez Fernández-Corugedo

Muchos han abordado el tema de la senectud, como el momento en que el hombre mira atrás, observa su vida con ojos críticos, Wallace Stegner ya lo había hecho con En lugar seguro y anteriormente con El pájaro espectador, que ganó en 1977 el National Book Award, y que ahora se presenta ya traducida al castellano.
            Con lenguaje sencillo pero erudito Stegner ofrece un relato rico en sus citas y recuerdos literarios, la descripción minuciosa de paisajes rurales o urbanos y con una profunda mirada sobre los personajes que integran la narración. El protagonista ya no sólo el pájaro espectador de su propia vida, sino un pájaro profundamente escrutador de todo lo que le rodea, o con palabras suyas un pájaro compañero.
            A sus 69 años, Joe Allston, -“un hombre de gracia infinita, pero ahora extrañamente abatido”-, conocido agente literario vive retirado con Ruth, su mujer desde hace 45 años, y un simpático gato, Catarro, un viejo siamés. Su visión de la vejez y de las personas mayores es dura crítica, despreciativa; él mismo se ve lleno de achaques y dolores que soporta malamente pero que intenta llevar con un sano estoicismo, además ni tiene familia, ni deja descendencia. Su visión de la juventud es también despreciativa. Frente a él, Ruth, que dedica parte de su tiempo a atender y hacer agradable la vida a los habitantes de una residencia geriátrica, es una mujer vitalista, positiva, atenta, esperanzadora.
            Entre el correo basura, un día recibe una postal inesperada de una vieja amiga danesa, la marquesa Astrid Wredel-Kraup que despierta viejos recuerdos y le lleva a recuperar 3 viejos diarios del viaje que hizo a Dinamarca con su mujer, ya que su madre fue una inmigrante de aquel país. A partir de este momento, cada noche y a petición de Ruth van leyendo los diarios. Curiosamente va a aparecer la búsqueda de lo que será el tema de una de sus grandes novelas, el lugar seguro, que aquí lo define como el hogar, el lugar que cuando uno llega es acogido.
            Con la lectura se van recordando acontecimientos casi olvidados, pero también salen a la superficie los sentimientos cuidadosamente ocultados y vuelven a formularse preguntas que no se habían atrevido formular. Se va construyendo así una novela en la que los capítulos van discurriendo pacíficamente pero manteniendo con maestría la atención del lector. Joe se descubre así mismo como el molesto adolescente sepultado en mi interior junto con Ruth, la niña que siempre fue. Poco a poco se van desvelando todos los fantasmas, se van cerrando heridas, cobra sentido su existencia.
            Las escenas de la vida cotidiana se van intercalando con el remover y reajustar la vida pasada por la noche y van apareciendo otros personajes que le permiten a Stegner hacer una crítica dura de una cierta literatura fácil aprovechando la visita inesperada de un autor europeo de moda o hablar de la generosidad de amigos y vecinos.
            En conjunto, aunque haya algunos pasajes desiguales y la trama danesa sea demasiado rebuscada, la novela es sólida, contundente y ayuda a plantearse cuestiones vitales para todos. Sin duda era merecedora del premio que recibió en su momento.

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