jueves, 23 de octubre de 2014

Butcher's Crossing.

John Williams
Lumen. Barcelona, 2013; Págs. 360 páginas, € 18,90; TO: Butcher's Crossing; Trad: Luis Murillo Fort.

Estamos en 1873, Will Andrews, hijo de un predicador y estudiante de Harvard, decide trasladarse desde Boston, donde vive plácidamente, a Butcher's Crossing (Kansas), en pleno Oeste, un poblado de mala muerte, formado por cuatro casas y lugar de reunión de cazadores que comercian con pieles. Una vez que se ha puesto en contacto con McDonald, que es el que centraliza todo el negocio de pieles, dejándole claro que no quiere dedicarse a los negocios, sino buscar una experiencia nueva, distinta, conoce a través de él, a Miller, un mítico cazador de búfalos, que busca a alguien dispuesto a financiar un proyecto que es el sueño de su vida: dirigirse a un valle de las Montañas Rocosas, en Colorado, donde abundan los bisontes y que sólo él conoce. Will se queda fascinado con el personaje y con la ocasión de una aventura sorprendente y accede gustoso a poner el dinero necesario. Después de los preparativos se pone el marcha el grupo: además de Will y Miller, está Charley Hoge, manco, y amigo y protegido de Miller, alcohólico y timorato de Dios al que acude con frecuencia y que no deja de leer una gastada Biblia; el grupo se completa con Fred Schneider, despellejador de reses, que desde el primer momento se muestra distante y crítico con la empresa y sus componentes.
            El viaje a través de espacios abiertos teniendo que transportar una tartana tirada por bueyes y pasando por ríos y zonas muy agrestes se hace interminable, pero al fin llegan al mítico valle lleno de grande manadas de búfalos. Ahora comienza la aventura de Miller que poco a poco se ve poseído por la pasión y va alargando el tiempo de la vuelta con la obsesión de matar a todos los animales, sin calcular que se les echa encima el invierno y las nieves. Cuando decide volver ya es tarde y se ven empujados a pasar el durísimo invierno allí, encerrados en una tienda improvisada hecha con pieles de búfalos. Al fin llega el tiempo apacible y pueden volver, pero además de que el viaje de vuelta con la carreta de bueyes llena de pieles es durísimo y está lleno de dificultades y de tristes imprevistos, se encontrarán a la vuelta un pueblo en el que las cosas han cambiado sustancialmente.
            Pero lo grandioso de la novela no es tanto la historia, sino la estética de los paisajes, la descripción de los caracteres de los personajes, su transformación, su auténtico fondo en circunstancias muy adversas. En este sentido estamos ante una gran novela, en la que el oeste es solo fondo, aunque excepto los indios, tenga todos los ingredientes de las llamadas novelas del oeste.
            Su estilo narrativo es directo, esencial, preciso, ni sobre, ni falta y con frecuencia apetece volver a deleitarse con la relectura de párrafos; bien es verdad que hay mucha descripción: es un cuadro realista de gran detalle en el que no falta nada, pero si solo buscamos acción, puede resultar pesada, si buscamos algo más, nos entusiasmará.

Su autor, John Williams (Texas1922-1994), es conocido por otra gran novela, «Stoner». Y entre las dos hay un cierto paralelismo; aquí un estudiante deja la universidad para meterse en una aventura al aire libre, en Stoner, es el hijo del granjero el que deja el campo para internarse en las aulas. Las dos son novelas aparentemente de iniciación, pero que superan esos límites. En ambas nos encontramos con unas excelentes novelas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario