Marco Vichi
Duomo Nefelibata, Barcelona 2017, Págs. 292. TO. Una brutta
faccenda, Trad. Cristina Zelich González.
La
novela transcurre en Florencia en abril de 1964. El protagonista es el
comisario Bordelli, al que acompaña Piras, un policía sardo, joven y que llegó
el año pasado a la comisaría, y que da la casualidad que en la Segunda Guerra
Bordelli coincidió íntimamente con su padre y le tiene una gran estima. El
resto de los personajes son el jefe de policía Inzipone que, como es habitual,
quiere quedar bien ante sus superiores y aprieta al comisario para que resuelva
los casos cuanto antes y el forense Diotivede, un médico mayor, humano y muy
entregado a su trabajo.
El
comisario es un hombre normal, viudo, solitario y que acude con frecuencia a
ver a Rosa, una buena mujer, con un pasado duro y que es una especie de madre
que le masajea los doloridos huesos y músculos, le da de comer y de beber y le
escucha todo lo que precisa. Como buen policía italiano, frecuenta la trattoria
Da Cesare, pero directamente se dirige a la cocina donde Totò, un excelente
cocinero, le prepara unos opíparos manjares, le escucha, le alienta y le
aconseja. Solo queda decir que bebe muchísima grappa y cognac, pero tiene mucho
aguante, y no para de fumar haciendo sufrir a Piras, que le molesta mucho el
humo.
En
la novela Bordelli tiene dos casos a resolver, uno el del enano Casimiro que
aparece asesinado al
intentar averiguar unos hechos raros que suceden alrededor
de una Villa y que es amigo suyo y otra el caso de un asesino múltiple. A la
vez aparece una sociedad con la que el Comisario estuvo comprometido y que
tiene como finalidad capturar a nazis que han cometido crímenes y hasta han
sido condenados, pero se ha perdido su pista.
El
ambiente de Florencia con el duro clima de un abril lluvioso y ventoso da
fuerza a la novela. Aunque la ambientación urbana es importante (de hecho, al
final de la novela el autor ha incluido unas fotografías de los lugares donde
transcurre la vida ordinaria y los asesinatos) Marco
Vichi no se recrea en
ella y casi pasa desapercibida a no ser que se conozcan bien los lugares.
La
acción es lenta, pero con un ritmo que mantiene alerta al lector, quizá
esperando que haya más movimiento de los actores porque no parece que se avance,
a la vez se van recreando momentos de la vida bélica del Comisario durante el
armisticio y su relación con los alemanes, que casi siempre quedan muy mal
parados.
En
conjunto, aunque se ha rodeado la publicación de muy buenas críticas, no es la
gran novela policiaca italiana, aunque esté bien escrita y de una visión de la
ocupación nazi y sus consecuencias bastante original. Como género policiaco es
singular ya que la investigación propiamente policial es muy escasa y solo en
las últimas páginas se revela la solución bastante alambicada de los
asesinatos.
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