Zeruya
Shalev
Siruela,
Madrid, 2016, Págs. 340, TO. The Remains of Love, Trad del hebreo. Gerardo Lewin.
Zeruya Shalev
(Galilea 1959) deja con esta novela una muestra de su categoría como escritora.
Es la cuarta, precedida por Vida Amorosa (1997), Marido y Mujer (2000) y Théra
(2007); todas ellas alrededor de temáticas muy similares: la familia, las
relaciones hombre mujer, el sentimiento amoroso y, sobre todo, el alma de la personalidad
femenina. En muchos momentos roza el género ensayístico, ya que avanza
hipótesis, explora terrenos difíciles de la interioridad e intenta entrar en sentimientos,
estados de ánimo y emociones, complicados para ser descritos con precisión y
profundidad. La mayor parte de las veces, sale airosa, haciendo reflexionar al
que se atreve a leerla, sin buscar un argumento complejo o atractivo. Es
explicable que haya recibido el prestigioso premio francés, Fémina Etranger de
2014, otorgado por un jurado de 20 mujeres.
En la novela trata
de comprender y explicar los mecanismos que funcionan y cómo funcionan de una
familia normal en Israel, por lo tanto, siempre están condicionados por la
historia que han vivido cada una de las tres generaciones que se barajan en el
libro. Todo gira alrededor de Hemda Horowitz, enferma terminal internada en un
hospital de Jerusalén. Desde ese mirador pasa a examinar su vida. Nada más
comenzar se descubre la desesperanza que la ha acompañado siempre y que ahora
se ha agudizado, revistiendo de amargura su relato.
Nacida en un Kibutz
(igual que la autora), no conoce a su madre y su padre es un hombre
extremadamente severo que no sabe inculcarle el más mínimo aprecio ni a él ni a
las personas. Desde este primer peldaño se pasa al segundo: un matrimonio con
ausencia de amor con un superviviente del holocausto, tan severo y rígido como
su padre. Y el tercer peldaño: sus dos hijos, uno, Abner, muy querido y
valorado, y otra, Dina, a la que quiso y quiere a duras penas.
La historia discurre
a saltos: relatos de la infancia y de la madurez que van saliendo y las
historias de los hijos y de los nietos, aparte de una variedad de personajes
secundarios. Y como toda historia humana familiar, aparecen el amor y los
celos, las rivalidades, los momentos malos y los buenos, pero aquí todo está
sazonado por la falta de horizontes, por el egoísmo de los personajes, pero no
se juzga, ni se valora desde una perspectiva trascendente, sino que es todo muy
plano.
Aunque la situación
está relatada en Israel, podría también transcurrir en muchos otros países
occidentales, donde se han perdido las raíces y con ellas los valores, y sus
componentes están abandonados a la suerte de sus sentimientos y sus frágiles
valores humanos. Y todo esto visto y narrado desde una visión femenina, nada
sentimental, que permite atisbar un poco más del alma humana.
La novela no siempre
es agradable, pero si interesante y exige un cierto esfuerzo, pero su lectura
es gratificante ya que no deja al lector indiferente.
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