A. B. Yehoshua
Duomo Nefelibata, Barcelona, 2107. Págs. 343. TO. Nitzevet. Trad.
Isabel Marín
Abraham B. Yehoshua (Jerusalén
10136) es uno de los grandes escritores de la literatura israelí actual, sus
planteamientos pacifistas amplios y su deseo de convivencia con los palestinos
y el establecimiento de dos Estados le han hecho cosechar grandes éxitos fuera
de su país. Junto a esto hay que destacar su prosa agradable, pulcra y su
capacidad para recrear situaciones y personajes del Israel actual que le hacen
distinguirse de otros autores más centrados en el tema de la Independencia y la
Fundación del Estado y de las consecuencias del Holocausto. Su producción literaria
es extensa y títulos como Una mujer en Jerusalén, Un divorcio tardío, o la más
reciente de El Señor Mani ya son conocidos en muchos lugares por sus numerosas
traducciones.
La figurante tiene un
argumento original. Es la historia de Noga (Venus) que toca el arpa en una
orquesta holandesa, pero que es reclamada por su hermano Honi para que se
traslade a Jerusalén a la casa de su madre viuda, mientras ésta pasa un periodo
de prueba de tres meses en una residencia para ancianos en Tel Aviv y así no
perder la casa. El hermano lo hace con toda la buena voluntad del mundo ya que
él vive en Tel Aviv y podrá cuidar mejor de su madre. Noga accede, pero está
convencida de que su madre no va a trasladarse definitivamente fuera de
Jerusalén.
El título de la
novela viene dado porque su hermano le proporciona un trabajo de extra
(figurante) para poder sacarse algún dinero y tener el tiempo ocupado. Y ese
trabajo le va a servir, entre otras cosas para conocerse mejor.
Noga es una mujer
profundamente egoísta, que se divorció por su negativa a tener hijos y que
desprecia a las personas, sobre todo a sus vecinos que son judíos ortodoxos y
viven extremadamente su religión. Esto plantea una de las temáticas laterales
del relato, pero que también es interesante y nos permite conocer algo más de
la estructura social de Israel, donde se enfrenta un sector muy numeroso,
llamado laico (más bien ateo) con otro religioso extremo. En la novela
contrasta la actitud beligerante de Noga (laica) con sus vecinos (religiosos) y
la de su madre de aceptación y de convivencia perfecta.
Para Noga volver a
su infancia y años jóvenes (su ciudad, su barrio, su casa), sin tener ninguna
obligación, es un momento de replanteamientos vitales y de enfrentarse de una
forma adulta a la vida, sus rencores, sus miedos y las heridas en los
sentimientos que se van abriendo en todos los hombres a través de la vida y que
hay que aprender a cerrar. Las acusaciones llenas de cariño, que se le van
haciendo a través de la madre le llevan a verse de otra manera.
Y aquí está otra de
las grandes virtudes del libro las relaciones madre-hija donde se quiere entrar
en el alma femenina que Noga desconoce y que su madre le irá descubriendo.
Como todas las
novelas de Yehoshua trascurre con calma, sin sobresaltos. La acción no es nunca
predecible y siempre conduce al lector que la sigue dócilmente.
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