Heda Margolius Kovály
Una vida en Praga (1941-1968)
Libros del Asteroide, Barcelona 2013, TO: Under a Cruel
Star. A Life in Prague
1941-1968. Trad. Luis Álvarez Mayo.
Memorias de Heda Bloch (Praga
1919-2010), escritas en 1973 y que comprenden un período de 27 años en los que
sufre primero el terror nazi y luego el terror estalinista, en su ciudad de
Praga la mayor parte del tiempo y además, soportando una terrible enfermedad.
De origen judío y de familia
culta y acomodada, en la gran deportación judía de Praga de 1941 es llevada al
gueto de Lodz, en Polonia y separada de su familia, a la que ya nunca más
volverá a ver. Como ya estamos muy acostumbrados a relatos sobre el holocausto,
estas primeras páginas pueden afectarnos menos, aunque están escritas con mucha
fuerza y rebelan algunos datos menos conocidos, como la ignorancia de algunos
de los que empleaban mano de obra de los campos, sin saber que es lo que estaba
pasando realmente allí. Son páginas sobrias, escritas sin odio, pero muy
realistas.
Logra escapar con otras amigas
checas y llegar a Praga. Se abre ahora un relato intermedio, pero muy valioso,
porque se describe con precisión la vuelta a una ciudad y a unas antiguas
amistades, que le cierran todas las puertas por el miedo a los invasores nazis:
“ahora buscaba un ser humano cuya humanidad fuera mayor que su miedo” y es que
en estas situaciones tremendas sale lo mejor y también lo peor de cada uno:
miedos, mentiras, promesas incumplidas, etc.
Se acaba la guerra, hay un golpe
de estado en 1948 y llegamos al estalinismo. Esta es la parte más tremenda de
la novela y la que ocupa una mayor parte. Heda se casa con Rudolf Margolius,
que también es judío y ha estado en los campos, y con él tendrá un hijo, Iván
que acabará siendo lo único que le quede en la vida.
Margolius es un idealista, que ve
en el comunismo el remedio de todos los males y la forma de vivir
en libertad y
prosperidad, Heda es más escéptica, pero acaba también afiliándose al partido.
En 1952 ocupó el cargo de Secretario de Estado de Comercio Exterior, pero cayó
en una de las primeras purgas, acusado de alta traición y ajusticiado. Heda e
Iván sufrieron todo tipo de vejaciones injustas. En esta parte, la autora
aprovecha para relatar los hechos, pero también para explayarse en
consideraciones sobre el comunismo, la condición humana, los mismos checos, y
es excelente. Narrada con claridad va pasando revista a los extremos a los qué
puede llegar la condición humana, degradada, ignorada, en aras de un partido
que es absoluto, omnipotente y que aplasta todo atisbo de libertad, de
autonomía, de desviación. Las personas que viven en esas condiciones acaban de
olvidar qué es la verdad, viven aterrorizadas y no son capaces de crecer en
ninguna dirección.
Heda se casó con Pavel Kovály, y
en 1963 obtuvo la rehabilitación de su marido. Acaban las memorias con la
Primavera de Praga de 1968.
Al margen del horror de la
narración se puede leer un canto de amor a Chequia, sus gentes y sus paisajes.
Aunque es estremecedora, está
escrita con tanta delicadeza, pero sin huir del realismo, que se lee con mucho
gusto y ayuda a esclarecer esta parte de la historia moderna europea que quizá
ha quedado oscurecida por la locura nazi, pero que es tan tremenda como
aquella.
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