Alianza
Literaria, Madrid, 2014, Págs. 427. TO: D´un pays sans amour, Trad. Alicia
Martorell
La novela escrita por Guilles Rozier (Grenoble 1963),
es muy original, tratando un tema muy poco conocido. No se la puede clasificar
dentro del género de memorias, pero sí de la memoria de la literatura yidish de
entreguerras y de retrato cultural de una época. Los personajes, al ser todos
judíos de Europa del Este y que sufrieron por su condición, contribuyen a que
también podamos introducirla dentro de la historia de los judíos de la
Diáspora.
La novela tiene dos narradores con sus propias
historias, Pierre, uno de ellos reside en París, trabajando en un banco; la
otra, Sulamita, en Roma oculta en la parte alta de un palacio, heredado de su
marido y rodeada de una enorme y única biblioteca de literatura yidish y de
historia reciente de los judíos europeos.
Pierre, abogado, huérfano de padre y madre, sólo en su
existencia, tiene una rica cultura y un excelente arsenal de idiomas, ha
heredado una buena casa y tiene un buen puesto en la sociedad, es joven.
Descubre que su abuela materna a la que no conoció era polaca y además se tropieza
con un libro de un escritor judío: Khaliastra, que le sorprende y con el que se
identifica. Se decide a buscar unas clases de yidish para comprender mejor y
meterse en un mundo nuevo que desconoce y con el que siente identificado y
relacionado, y ahí le llegan noticias de la persona que sabe más sobre este
tema y sobre esos escritores que va descubriendo y así entra en contacto con Sulamita,
sosteniendo con ella un interesante diálogo, una vez que logra romper la
reticencia de la dama. Sulamita se resiste y protesta, pero acaba colaborando y
le va guiando por un panorama literario y cultural floreciente, absolutamente
nuevo y que tuvo su importancia en Europa, pero que la segunda guerra borró.
La foto de portada es
la base del libro. En ella se ve a un grupo de literatos, poetas, escritores en
general que son representativos del momento. Son personajes reales y el autor
procura no novelar mucho en este sentido. Se van a elegir tres y a través de
sus vidas y relaciones es como se monta todo el relato. Estos poetas son Uri Zvi Grinberg, Peretz
Markish y Melej Rawicz. Estos
tres poetas eran amigos inseparables, pero primero la Revolución Bolchevique y
luego la Segunda Guerra Mundial los separó y a cada uno le llevó a un sitio
diferente. Grinberg se trasladó a Palestina y fue testigo del nacimiento del
Estado de Israel. Markish, comunista convencido, se fue a la URSS, y vivió las
purgas estalinistas y el desmoronamiento de unos ideales que se demostraron
utópicos. Y Melej Rewicz viajó por todo el mundo hasta que se estableció en
Estados Unidos.
A la vez
también se van conociendo pormenores de la vida de Sulamita y Pierre.
Pierre
tiene una vida socialmente pobre: su único e íntimo amigo al que ha invitado a
vivir en su casa, del que en parte está enamorado y que lleva una vida muy
desajustada muere trágicamente y esta es una nueva contrariedad que le lleva a
sentirse muy solo y a refugiarse más en su investigación.
Una buena
novela, culta, interesante, bien escrita, grata de leer y que sobre todo
penetra en un mundo muy desconocido a través de unos personajes singulares. Aunque
el tema no interesará a todos, es una buena aportación para conocer más la
historia de de la cultura europea y judía.
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