Elizabeth Strout
El Alpeh
Editores, Barcelona 2013, Págs. 367, TO. The Burgess Boys, Trad. Rosa Pérez
El título de la novela sugiere que estamos ante una temática muy querida
por la novelística americana: la familia y las relaciones familiares. Los
Hermanos Burgess, en efecto, es una descripción de la vida adulta de tres
hermanos, marcada por su infancia, pero también la ocasión de tratar de algunos
aspectos de la psicología y sociología americana.
Los hermanos son originarios de una pequeña ciudad ficticia, Shirley Falls, Maine, escenario
ya conocido en la obra de la autora, donde como en muchos otros sitios, los
tiempos han evolucionado y las empresas que mantenían al pueblo han
desaparecido y con ellas una parte de la población, sobre todo jóvenes. El
pueblo se ha llenado de emigrantes somalíes, muchos de ellos muy poco
integrados pero que pacíficamente desean vivir allí, olvidándose de los
horrores y la pobreza de su país, aunque con una gran nostalgia. Son musulmanes
y tienen su propia mezquita.
En
el pueblo solo ha quedado uno de los hermanos, Susan. Separada, vive con su
hijo Zachary, mientras que el padre ha emigrado a Suecia. Zachary es un chico
extraño, introvertido y desadaptado, muy protegido y consentido por su madre, a
pesar de sus 19 años. Bob y Jim, viven en New York. Bob está divorciado de Pam,
también de Shirley Falls, que se considera como una más de la familia, ya que
siempre ha estado con los tres hermanos y que no está muy equilibrada. Bob
lleva sobre sus hombros el dolor de la culpa de haber sido el causante de la
muerte de su padre manipulando el coche donde estaban los tres hermanos cuando
eran pequeños, y haciendo que se deslizara hasta que lo atropelló. Es abogado
pero solo trabaja de oficio, bonachón y alcohólico. Jim es el triunfador de la
familia, también abogado, casado con una mujer rica y con dos hijos que acaban
de comenzar la universidad. Mantiene una actitud arrogante frente a los otros
dos que son gemelos y siempre es requerido ante los asuntos importantes o no se
manifiestan hasta que él no ha dado su opinión. Toda su fama le viene por un
juicio muy mediático que ganó.
La
novela está bien construida con unos planteamientos muy reales y verosímiles,
los personajes son sólidos y los ambientes están bien descritos. Su ritmo,
aunque lento, se va imponiendo y conduciendo un buena novela e interesante.
Elizabeth Strout (Portland, Maine, 1956),
ganó el Putlizer en 2009.
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