domingo, 16 de noviembre de 2014

Qué fue de Sophie Wilder

Libros del Asteroide, Barcelona, 2014, págs.. 304 TO: What Happened to Sophie Wilder, Trad: Damià Alou.



Una vez más, Libros del Asteroide sorprende con una novela de una autor desconocido, el norteamericano Christopher R. Beha (Nueva York, 1979), que además es su primera publicación y tremendamente novedosa, más que por el estilo, por los temas de fondo que trata.

Está ambientada en Nueva Yok y Connecticut en los primeros años de nuestro siglo, y cuenta la vida de varios jóvenes universitarios de familias pudientes que la única preocupación que tienen en la vida es la de ser escritores. Pero este deseo, aparte de una pose intelectual y de una concepción, digamos “literaria” de la existencia, no les lleva a vivir una vida distinta de sus compañeros, con constantes fiestas, alcohol y sexo. Con este fondo, típico de muchas novelas que se han venido a llamar de campus, aparece Sophie Wilder que en las clases de un taller literario conoce a Charlie Blakeman y, se convertirán en novios una temporada, aunque al final Sophie se casará años después con Tom, un joven que quiere ser abogado.

La novela comienza con el reencuentro diez años después de Charlie con Sophie. Charlie sigue viviendo más o menos como en su época de universitario, siempre en fiestas literarias, preparando su segunda novela. Sophie parecea disfrutar del éxito vital, de su matrimonio y de su dedicación a la escritura.
Pero Sophie, con La lectura de La montaña de los siete círculos, de Thomas Merton, experimenta una profunda conversión religiosa que le descubre una realidad sobrenatural totalmente desconocida para ella y que la transforma de manera radical. Su conversión influye en su relación con Tom, también católico, pero que vive la fe como una mera e intermitente costumbre social y familiar.

La conversión de Sophie se adueña, en parte, de la novela y condiciona tanto la evolución del argumento como la densidad de los temas a partir de ese momento. Su conversión es auténtica, decisión que no entienden ni sus compañeros, ni su marido, ni Crane, padre de Tom y profesor de filosofía en la Universidad: “Es curioso [le dice a Sophie]. Después de tanto tiempo, la gente sigue sin poder pasar sin Dios. Jamás imaginé que sobreviviría a vuestra generación. Incluso los ateos son militantes. No consiguen superar esa idea”.

Hay otro suceso que influye profundamente en Sophie es la grave enfermedad de Crane, casi en proceso terminal. La experiencia que vive con él es traumática, pues le lleva a cuestionarse su todavía incipiente fe y su relación con Dios. Todas estas dudas y situaciones aparecen bien descritas en la novela, que no muestra ni vidas ni soluciones modélicas pero que sí abre la puerta a planteamientos, preguntas y experiencias existenciales distintas a las que suelen aparecer en la literatura contemporánea, donde el ingrediente espiritual es escamoteado, ridiculizado o disfrazado con las habituales connotaciones new age.

Al interés de estos conflictos, nada convencionales, hay que sumar la contaminada mirada literaria que tienen los protagonistas sobre la realidad, que determina su desenlace.

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