viernes, 13 de noviembre de 2015

El expreso de Tokio

Seicho Matsumoto
Libros del Asteroide, Barcelona, 2014, 2ª ed. Págs. 214. TO. Ten to Sen. Trad.Marina Bornas.

Excelente novela policiaca pura de un escritor japonés, quizá poco conocido en occidente, sin embargo Seicho Matsumoto (1909-1992) es autor de una amplísima obra. Reconocido como gran escritor de novela negra, publicó El expreso de Tokio primero por entregas entre 1957 y 1958 y más tarde, dado su éxito salió en forma de libro, que es como nos ha llegado a nosotros.

Como toda novela de otras culturas tiene una dificultad qu es la de los nombres, pero pronto nos hacemos con el personaje principal y casi descartamos a la comparsa, sin que sea un inconveniente para disfrutar de una novela tremendamente ingeniosa y única

Jutaro Torigai, es un detective de la comisaría de Fukoaka y el personaje principal. Le toca reconocer un caso aparentemente de suicidio doble, pero aunque todo apunta a calificarlo así, como buen investigador que es, descubren un detalle mínimo que le hace pensar en otra posibilidad y comienza la investigación aunque no haya ningún elemento firma. El caso interesa también en Tokio porque el miento es un alto funcionario de un ministerio donde se ha detectado un caso importante de corrupcion y era el testigo principal. Curiosamente ahora que tanto nos lamentamos de la corrupcion y luchamos contra ella, la historia nos recuerda que es un gene eso universl que corresponde el crimen, descubre algún detalle sospechoso y comienza a investigar.
Como el caso es de corrupcion también se interesa en el caso la policia de Tokio y el inspector Mibara. Son dos personajes muy distintos, Torigai es mayor y Mibara es joven, cada uno va a aportar vida y consistencia a la investigación.
La trama es sumamente atrayente porque desde la ausencia de datos se investiga en un empresario que tiene todos los Cabos amarrados y todas las coartadas posibles del mundo. ¿tIene que ver algo con el suceso? ¿Estamos ante un suicio o ha habido asesinato? Y así comienza a desarrollarse una trama en la que los horarios de los trenes son absolutamente fundamentales. Se trata de ver el trabajo lento y concienzudo de los investigadores, de cómo se llenan de alegría al descubrir una pista que desagradecida mente no les lleva a ningún sitio, de cómo tienen que emplear un tiempo grande para no descubrir a la postre nada. Es una visión policial fuera de los esquemas que las novelas del genero nos aportan. Estos policías son gente muy normal que hace un trabajo también muy normal. Se salen de la visión actual de los policías, de los investigadores, que son personas complejas, especiales, singulares, con con frecuencia con muchos vicios. aQui no, son personas que piensan, pasean, se equivocan sencillamente y sobre todo trabajan con tenacidad y no con golpes de suerte o casualidades como suelen resolverse muchas tramas. Y al final es sorprendente, porque no hay nada más sorprendente que la realidad cotidiana.

Y con esto está dicho todo sobre el valor de esta novela.

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