John
Connolly
Tusquets,
Barcelona, 2018. Págs. 476. TO. A Time of Torment. Trad. Vicente Campos
John
Connolly (Dublin, 1968) ha sabido con la serie de Charlie Parker, de la que
Tiempos oscuros es el número 15, crear un mundo a caballo entre el realismo más
duro de la novela negra con un mundo sobrenatural con el que se entra en
contacto.
Aunque
pueda parecer extraño y pensar que estamos hablando de una novela fantástica,
no es así, se integran perfectamente y el conjunto tiene una coherencia total.
El mismo Charlie es ya un personaje real y sobrenatural que, en esta novela,
aunque sigue siendo audaz y temerario, es mucho más reflexivo y más humano. No
así sus inseparables acompañantes, Ángel y Louis, que siguen siendo los mismos:
uno silencioso y otro más locuaz, pero ambos muy eficaces, sanguinarios e
imprescindibles. En esta novela el resto de personajes habituales, como los
hermanos Fulci y el agente especial Edgar Ross, aparecen poco
El tema
de fondo es el habitual: las formas en las que se encarna el mal y sus
manifestaciones en los hombres y a través de los hombres. Después de una
primera parte, que es ambiental y se nos presenta con ese modo tan peculiar que
tiene Connolly de denominar a los personajes (el hombre gris, el coleccionista,
el cazador) se entra en materia en la segunda y tercera parte para concluir
explosivamente en la cuarta. Todas ellas se podrían titular el Rey Muerto, que
es el personaje dominante. Pero todavía queda una quinta, muy breve, lo inesperado,
donde va a dejar su firma inconfundible.
En esta
novela el mal se manifiesta en forma de secta no religiosa: una comunidad con
un leader visible y otro invisible, cerrada en todos los sentidos, hasta geográficamente,
que vive de la perversión. Sus habitantes no cuentan, solo cuenta el conjunto,
la secta y ellos están a su servicio, muchos de ellos sometidos, anulada su
voluntad. En este sentido, todo está permitido y el mal llevado hasta el
extremo crece día a día.
Parker
va a entrar en contacto con ella a través de un hombre que pasó de ser un héroe
a ser una persona maldita y le contrata para arreglar su situación. Cuando
Parker da su palabra, la cumple y sobre todo si descubre que hay una maldad
profunda que él puede arreglar. En principio actúa dentro de lo legal, pero
aquí se apunta, que estaría dispuesto a saltarse la legalidad si hiciera falta,
y de hecho sus ayudantes siempre están o en el límite o saltándola. Hasta que
llega a el Tajo –nombre del lugar de la secta- tiene que dar muchas vueltas y
seguir pistas que le van llevando a ella, trabajosamente.
La
acción se ve salpicada de mini relatos cuando se introduce algún personaje o
circunstancia nueva, explicando los hechos, que son interesantes, eruditos, y aunque
parece que distraen, es donde se encuentra el fondo y los datos necesarios para
entender lo más profundo de la novela. Si el lector incauto, se los salta, no
será capaz de llegar a entender bien todo el desarrollo y los hechos.
El relato
es culto, cuidado, esmerado, propio del filólogo que es su autor y en su
conjunto es atrayente. Sin duda es algo más que una novela negra
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