sábado, 24 de febrero de 2018

Tiempos oscuros


John Connolly
Tusquets, Barcelona, 2018. Págs. 476. TO. A Time of Torment. Trad. Vicente Campos

John Connolly (Dublin, 1968) ha sabido con la serie de Charlie Parker, de la que Tiempos oscuros es el número 15, crear un mundo a caballo entre el realismo más duro de la novela negra con un mundo sobrenatural con el que se entra en contacto.


Aunque pueda parecer extraño y pensar que estamos hablando de una novela fantástica, no es así, se integran perfectamente y el conjunto tiene una coherencia total. El mismo Charlie es ya un personaje real y sobrenatural que, en esta novela, aunque sigue siendo audaz y temerario, es mucho más reflexivo y más humano. No así sus inseparables acompañantes, Ángel y Louis, que siguen siendo los mismos: uno silencioso y otro más locuaz, pero ambos muy eficaces, sanguinarios e imprescindibles. En esta novela el resto de personajes habituales, como los hermanos Fulci y el agente especial Edgar Ross, aparecen poco

El tema de fondo es el habitual: las formas en las que se encarna el mal y sus manifestaciones en los hombres y a través de los hombres. Después de una primera parte, que es ambiental y se nos presenta con ese modo tan peculiar que tiene Connolly de denominar a los personajes (el hombre gris, el coleccionista, el cazador) se entra en materia en la segunda y tercera parte para concluir explosivamente en la cuarta. Todas ellas se podrían titular el Rey Muerto, que es el personaje dominante. Pero todavía queda una quinta, muy breve, lo inesperado, donde va a dejar su firma inconfundible.

En esta novela el mal se manifiesta en forma de secta no religiosa: una comunidad con un leader visible y otro invisible, cerrada en todos los sentidos, hasta geográficamente, que vive de la perversión. Sus habitantes no cuentan, solo cuenta el conjunto, la secta y ellos están a su servicio, muchos de ellos sometidos, anulada su voluntad. En este sentido, todo está permitido y el mal llevado hasta el extremo crece día a día.

Parker va a entrar en contacto con ella a través de un hombre que pasó de ser un héroe a ser una persona maldita y le contrata para arreglar su situación. Cuando Parker da su palabra, la cumple y sobre todo si descubre que hay una maldad profunda que él puede arreglar. En principio actúa dentro de lo legal, pero aquí se apunta, que estaría dispuesto a saltarse la legalidad si hiciera falta, y de hecho sus ayudantes siempre están o en el límite o saltándola. Hasta que llega a el Tajo –nombre del lugar de la secta- tiene que dar muchas vueltas y seguir pistas que le van llevando a ella, trabajosamente.

La acción se ve salpicada de mini relatos cuando se introduce algún personaje o circunstancia nueva, explicando los hechos, que son interesantes, eruditos, y aunque parece que distraen, es donde se encuentra el fondo y los datos necesarios para entender lo más profundo de la novela. Si el lector incauto, se los salta, no será capaz de llegar a entender bien todo el desarrollo y los hechos.

El relato es culto, cuidado, esmerado, propio del filólogo que es su autor y en su conjunto es atrayente. Sin duda es algo más que una novela negra

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