miércoles, 6 de febrero de 2013

Una familia venida a menos



Crónica familiar de los príncipes Protozánov (Redacción de la princesa V.D.P.)
Nikolái Leskov
El Aleph Editores. Taller de Mario Muchnik. Barcelona (2010) 299 págs. T.o: Zajudalli rod. Traducción: Jorge Ferrer.

            Cuando hablamos de escritores rusos del XIX tendemos a dejar de nombrar junto a los grandes a Nikolài Leskov (1831-1895), y sin embargo es un ruso genuino de una indudable talla literaria y al que Dostoievsky apreció y dio a conocer. Se le podría calificar como el gran narrador, porque eso son sus novelas, narraciones que fluyen mansamente y van entusiasmando según se avanza en su lectura.
            “Una familia venida a menos” fue publicada en 1874, en la época más brillante del autor y constituye la crónica familiar de los Protozánov, concretamente del período en que la princesa Varvara es la cabeza de la familia. Todo el relato lo hace una nieta suya, pero valiéndose del testimonio de una de las siervas y consejeras más íntimas de la princesa.
            Al inicio se incluye una presentación verdaderamente sugestiva y que predispone al lector a descubrir lo que podría ser una epopeya: «Nuestra familia es una de las más antiguas de toda Rusia. Todos los Protozánov somos descendientes por línea directa de los primeros príncipes que gozaron de poder en estas tierras y en nuestro escudo familiar consta que nuestros títulos de nobleza nos pertenecen por herencia y no «por acta notarial». No hay narración sobre la historia de la antigua Rusia donde no aflore aquí o allá el nombre de alguno de nuestros antepasados».
            Y a partir de ahí comienza un desfile de personajes singulares en el que destaca la princesa, ejemplo de dama con carácter, clarividente, leal, respetuosa y con un amor a sus semejantes que le lleva a estar pendiente constantemente de sus siervos, abomina del engaño, de la simulación y defiende, por encima de todo, la nobleza de casta que debe de manifestarse principalmente en las acciones. Ella, con su luz, va dando entrada al resto de los personajes, sencillamente muy rusos y cada uno de ellos peculiar.
No es sin embargo un relato atemporal, los sucesos del momento impregnan toda la narración y dan una visión amplia y exacta de la situación histórica por los que pasa Rusia: una nobleza de la sangre decadente y afrancesada junto a otra advenediza proveniente de la burguesía, una monarquía zarista sin prestigio y un pueblo que aunque está acostumbrado a soportar todas las humillaciones empieza a revelarse. La educación de los nobles es otro de los capítulos donde el autor se esmera con una crítica ácida. La iglesia tradicional ortodoxa también tiene su espacio y tampoco están exentos de la crítica sus ministros al no estar a la altura de lo que representan.
El estilo es ágil y la ironía y el humor van acompañando el relato que el autor califica como crónica. Si leer a los clásicos siempre aprovecha, cuando el lector descubre a uno menos conocido siente una satisfacción mayor y esto es lo que pasa con Leskov.
La cuidada edición de El Aleph favorece la lectura.

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