Manuel
Chaves Nogales
Renacimiento.
Sevilla (2011) 360 págs. 24 €. Edición y prólogo de María Isabel Cintas
Ya había abordado Chaves Nogales (1897-1944) el tema de
la revolución rusa en “El maestro
Juan Martínez que estaba allí”, ahora se trata de relatar la vida y la situación de
aquellos rusos, protagonistas directos o no de la política zarista, que
vivieron aquellos momentos y que se vieron obligados, en muchos casos para
salvar la vida, a huir del poder bolchevique y exiliarse a diversos países,
pero principalmente Francia.
Es
un relato periodístico de gran alcance ya que el libro está constituido por
unas magistrales entrevistas a los grandes protagonistas que abandonaron Rusia con
la Revolución: son los perdedores, los nostálgicos, los que fueron mucho y
ahora no son nada y viven abandonados, olvidados, sin protagonismo y en
ocasiones en la miseria. En este sentido el libro es un gran reportaje que
responde a la pregunta: ¿qué fue de…?
Después de un breve resumen de los últimos años
de la corte imperial y de la matanza magnicida, se va dando entrada a una
variedad de personajes, desde
el gran Duque Cirilo que se autoproclama zar o todos los familiares próximos
(grandes duques) de la familia imperial junto con otros nobles en estrecha
relación con el emperador. Pero aquí hay sitio para todos, no falta nadie,
desde la amante del zar, Matilde Kchesinska, a la supuesta anónima que se
presentó como la gran duquesa Anastasia, los políticos que tuvieron alguna
importancia en aquellos momentos, los auténticos aristócratas, muchos de ellos
en la pobreza más absoluta, los artistas, los escritores, los sacerdotes y
miembros de la iglesia ortodoxa, los estudiantes, etc. El tema de las
nacionalidades cierra el conjunto de entrevistas y análisis del libro.
Dos grupos de personajes merecen un tratamiento
especial, los jefes del ejército blanco, con sus funestos errores y la crueldad
que emplearon con el pueblo, que les llevó a ser despreciados y abandonados por
todos y el menchevique y socialista Kerenski, personaje clave en el derrocamiento
de Nicolás II, que con 38 años fue el jefe de Gobierno y que fue defenestrado por
los bolcheviques en la Revolución de Octubre. Chaves intenta dar una visión
objetiva y equilibrada de este sujeto que vivía pobremente dirigiendo un
periódico ruso en París. Este es, probablemente, uno de los capítulos más
logrados del relato.
Los artículos se publicaron diariamente en 24
entregas en el periódico Ahora en
1931.
En su conjunto cabe destacar la maestría literaria
y periodística de Chaves: la lectura de sus artículos es para el lector
pacífica y apasionada; sus introducciones al personaje, al ambiente en el que
vivió y vivía en esos momentos son exquisitas. A la vez, aunque el tema de la
revolución rusa se ha tratado abundantemente, es esta una visión novedosa, un
ángulo distinto y una recuperación de unos personajes y de un pueblo que no son
conocidos, a menudo, con profundidad. Como en todos sus escritos el deseo de
objetividad, de narrar los hechos tal como son y no dar interpretaciones
personales subjetivas y partidistas lo convierte en un valioso documento.
El libro está introducido por un completo estudio
de María Isabel Cintas, que se ha especializado en la obra del autor y que
facilita mucho la posterior lectura.
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